Hoy, en Historias del pasado, exploraremos la historia de Criterion Games y la evolución de la saga Burnout, destacando su impacto y legado. Fundada en 1996 en Guildford, Inglaterra, este estudio se ha consolidado como uno de los más influyentes en la creación de experiencias de carreras intensas y adrenalínicas. Su serie más icónica, Burnout, ha dejado una huella imborrable en la industria del entretenimiento interactivo.
Los inicios de Criterion Games
Criterion Games comenzó como una subsidiaria de Criterion Software, una empresa conocida por su motor de gráficos, RenderWare. Este motor se convirtió en una herramienta esencial para muchos desarrolladores de juegos durante los años 2000, permitiendo la creación de gráficos avanzados y experiencias de juego envolventes. Sin embargo, Criterion Games decidió utilizar su propia tecnología para crear algo verdaderamente especial: un juego de carreras que no solo se centrara en la velocidad, sino también en la destrucción y el caos.
El nacimiento de Burnout
El primer juego de la saga, Burnout, fue lanzado en noviembre de 2001 para PlayStation 2, Xbox y GameCube. Criterion Games, el estudio detrás del juego, ya era conocido por su motor gráfico RenderWare, que fue utilizado en muchos juegos de la época. Sin embargo, con Burnout, Criterion buscaba crear un título que destacara no solo por sus gráficos, sino por su jugabilidad innovadora y adrenalínica.
A diferencia de otros juegos de carreras de la época, como Gran Turismo o Need for Speed, Burnout se centró en un aspecto menos explorado: la conducción agresiva y las colisiones espectaculares. El juego introdujo una mecánica única donde los jugadores eran recompensados por tomar riesgos. Este enfoque novedoso no solo capturó la atención de los jugadores, sino que también sentó las bases para el éxito futuro de la serie.
Conducción en sentido contrario
Los jugadores podían acumular puntos y llenar su medidor de turbo al conducir en el tráfico en sentido contrario. Esta mecánica no solo añadía un elemento de riesgo, sino que también aumentaba la emoción y la tensión en cada carrera. Al obligar a los jugadores a tomar decisiones arriesgadas para obtener ventajas, Burnout lograba mantener a los jugadores al borde de sus asientos en todo momento.
Maniobras peligrosas
Realizar maniobras peligrosas como derrapes extremos, esquivar tráfico en el último segundo y tomar curvas cerradas a alta velocidad también contribuía a llenar el medidor de turbo. Esta característica incentivaba a los jugadores a adoptar un estilo de conducción más audaz y agresivo. La adrenalina de realizar estas maniobras y ser recompensado por ellas añadía una capa adicional de emoción y estrategia al juego.
Medidor de turbo
El medidor de turbo era una parte fundamental de la jugabilidad. Al llenarlo, los jugadores podían activar un impulso de velocidad extrema, lo que les daba una ventaja significativa en las carreras. Este sistema de recompensa fomentaba un equilibrio entre riesgo y recompensa, haciendo que cada decisión en la pista fuera crucial. Los jugadores debían decidir cuándo era el mejor momento para arriesgarse y usar el turbo, añadiendo un elemento táctico a la alta velocidad y la destrucción caótica del juego.
Estos elementos innovadores de la jugabilidad no solo diferenciaron a Burnout de otros juegos de carreras de su tiempo, sino que también establecieron un nuevo estándar en el género. Criterion Games logró crear una experiencia de conducción que combinaba velocidad, riesgo y espectáculo en una fórmula que se volvería icónica en el mundo de los videojuegos.
Burnout 2: Point of Impact
Lanzado en 2002, Burnout 2: Point of Impact mejoró en casi todos los aspectos a su predecesor. Introdujo nuevos modos de juego, como el popular modo Crash, donde los jugadores debían causar la mayor cantidad de daño posible en un solo choque. Este modo se convirtió en un favorito instantáneo, destacando la capacidad del juego para combinar la emoción de las carreras con la diversión de la destrucción masiva.
La consagración con Burnout 3: Takedown
En 2004, Criterion Games lanzó Burnout 3: Takedown, un título que no solo definió la serie, sino que también estableció un nuevo estándar para los juegos de carreras arcade. El juego introdujo la mecánica de Takedowns, donde los jugadores podían sacar de la pista a sus oponentes de manera espectacular. La combinación de gráficos impresionantes, una banda sonora energética y un diseño de juego adictivo hizo que Burnout 3: Takedown fuera aclamado por la crítica y los jugadores por igual.
Burnout Revenge y Burnout Dominator
Siguiendo el éxito de Burnout 3, Criterion lanzó Burnout Revenge en 2005, que añadió nuevas características, como los Traffic Checks, permitiendo a los jugadores chocar contra vehículos en movimiento sin perder velocidad. Burnout Dominator, lanzado en 2007, fue un título intermedio que mantuvo la esencia de la serie mientras se esperaba la próxima gran entrega.
Burnout Paradise: Un nuevo horizonte
Lanzado en 2008, marcó un punto de inflexión para la serie. Criterion Games adoptó un enfoque de mundo abierto, permitiendo a los jugadores explorar libremente la ciudad de Paradise City. Esta libertad añadida, junto con las características en línea que permitían desafíos y carreras contra otros jugadores en tiempo real, llevó la serie a nuevas alturas. Burnout Paradise recibió elogios por su innovador diseño de mundo abierto y su jugabilidad fluida, convirtiéndose en un clásico instantáneo.
El legado de Burnout
Aunque no se han lanzado nuevas entregas principales desde Burnout Paradise, la serie ha dejado un impacto duradero en el género de carreras arcade. Criterion Games ha continuado su trayectoria en la industria, trabajando en otros títulos destacados como la serie Need for Speed. Sin embargo, los fans de Burnout siguen esperando con ansias un nuevo capítulo que capture la magia de los juegos originales.