El 25 de junio de 2009, Europa recibía un título que llegaba casi en silencio, sin hacer demasiado ruido… pero que con el tiempo acabaría marcando un antes y un después en la historia del videojuego moderno. Hoy se cumplen 15 años desde la llegada de Demon’s Souls a PlayStation 3 en nuestro continente, y es imposible no mirar atrás con cierta emoción (y un poco de escalofrío).
Desarrollado por FromSoftware y dirigido por Hidetaka Miyazaki, Demon’s Souls no solo dio origen a la saga Souls, sino que también redefinió lo que muchos esperaban de un juego de acción y rol. En un momento en el que el mercado empezaba a apostar cada vez más por lo accesible y guiado, este título se atrevió a ir a contracorriente: oscuro, exigente, opaco y absolutamente implacable. Y eso fue precisamente lo que lo hizo tan especial.
El inicio de una nueva forma de jugar
Cuando llegó a Europa, muchos jugadores no sabían muy bien a qué se enfrentaban. Desde los primeros compases en el mundo de Boletaria, quedaba claro que este no era un RPG cualquiera. La muerte era parte del viaje. No era un castigo, sino una enseñanza. Demon’s Souls te obligaba a observar, a probar, a fracasar y a volver a intentarlo. Cada paso era una pequeña victoria, cada enemigo derrotado, un triunfo ganado a pulso.
La atmósfera pesadillesca, la música minimalista pero inquietante, el diseño de niveles interconectados y esa narrativa fragmentada que pedía atención e interpretación, todo contribuyó a crear algo completamente distinto. Algo que no gustó a todos… pero que conquistó para siempre a quienes estaban dispuestos a dejarse llevar por su propuesta.
Una joya que no fue inmediata
En su momento, Demon’s Souls no tuvo una campaña publicitaria potente en Europa. De hecho, fue la comunidad la que lo elevó al estatus de culto. Jugadores compartiendo consejos, grabando vídeos con estrategias, creando foros dedicados… Fue una experiencia colectiva en la que descubrir cómo superar un jefe era tan importante como derrotarlo.
Poco a poco, el boca a boca hizo su trabajo. Lo que parecía un juego de nicho se convirtió en el punto de partida de un fenómeno. Sin Demon’s Souls, probablemente no existirían Dark Souls, Bloodborne, Sekiro, ni Elden Ring.
Una nueva vida años después
El paso del tiempo no ha hecho más que reforzar su legado. En 2020, Bluepoint Games trajo de vuelta esta aventura con un espectacular remake para PlayStation 5. Visualmente renovado, pero fiel en alma, volvió a demostrar la fuerza que sigue teniendo aquel primer experimento de FromSoftware. Fue una oportunidad perfecta para que nuevas generaciones descubrieran dónde empezó todo.
Pero para muchos, la versión de PlayStation 3 sigue teniendo una magia especial. Es ruda, tosca en algunos aspectos, pero también genuina, inquietante y atmosférica de una forma que resulta difícil de replicar. Volver a Boletaria hoy, con todo lo que ha venido después, es como visitar las ruinas de un templo sagrado: no está todo como lo recordabas, pero aún se respira la esencia.
Un clásico que marcó historia
15 años después, Demon’s Souls ya no necesita presentaciones. Ha pasado de ser un título enigmático a ser el punto de partida de una de las filosofías de diseño más influyentes del videojuego. Lo que empezó como una apuesta arriesgada se convirtió en escuela, en referencia, en mito.
Y todo comenzó aquí, con ese disco en la PS3, una niebla espesa y la promesa de que nada te iba a resultar fácil… pero todo merecería la pena.
Feliz aniversario, Demon’s Souls. Seguimos muriendo, seguimos aprendiendo.