Hoy, 16 de mayo de 2025, se cumplen 23 años desde que Final Fantasy XI se lanzó en Japón para PlayStation 2. Un hito silencioso, pero importante, no solo para Square Enix, sino también para el mundo de los videojuegos. Porque FFXI no fue un JRPG más. Fue el salto al multijugador masivo online de una saga legendaria, y el inicio de una aventura compartida como nunca antes.
Aquel día de 2002, en pleno apogeo de la sexta generación de consolas, Final Fantasy XI abría las puertas de Vana’diel, un mundo donde jugadores de todo el planeta acabarían encontrándose, luchando juntos y forjando historias irrepetibles.

Un Final Fantasy diferente
Hasta entonces, Final Fantasy había sido sinónimo de aventuras épicas, pero siempre desde un punto de vista individual. XI rompía con eso. Aquí el protagonista eras tú. Elegías tu raza, tu oficio, tu camino. Y lo hacías rodeado de otros jugadores reales, compartiendo batallas, descubrimientos, derrotas… y victorias inolvidables.
Fue una apuesta valiente por parte de Square (que aún no era Square Enix cuando se lanzó el juego). Apostar por un MMO en consola en 2002, en un mercado todavía reacio al online, no era poca cosa. Y sin embargo, FFXI funcionó. Tanto, que sigue activo a día de hoy.
Vana’diel: un mundo con alma
El mayor logro de Final Fantasy XI fue crear un mundo persistente y profundo, con una identidad fuerte. Vana’diel tenía historia, cultura, conflictos, y un diseño que mezclaba lo clásico y lo nuevo. Desde las vastas llanuras de Ronfaure hasta las mazmorras más oscuras, cada rincón estaba lleno de posibilidades… y de peligros.
Su sistema de combate por turnos adaptado al online, las misiones de historia (con escenas cinemáticas al estilo Final Fantasy), el sistema de oficios con sub-jobs, invocaciones, crafting, raids, clanes… todo estaba diseñado con ambición y paciencia. Era un juego exigente, sí, pero también enormemente satisfactorio.
La comunidad: el corazón de la experiencia
Uno no jugaba FFXI solo. Al menos, no por mucho tiempo. Las alianzas, los grupos de leveo, las guilds, las horas planeando cómo derrotar a un jefe o completando una misión difícil… todo se hacía en equipo. Muchos de los que jugaron en sus primeros años todavía recuerdan amistades forjadas en Vana’diel que traspasaron la pantalla.
Y ahí radicaba su magia: Final Fantasy XI no solo era un juego de rol. Era un segundo hogar digital, un sitio al que volver cada noche para vivir aventuras con los tuyos.
Veintitrés años después… sigue vivo
En 2025, Final Fantasy XI sigue en pie. Su versión de PS2 quedó atrás hace años, pero el juego continúa activo en PC, con contenido nuevo, eventos y una base de jugadores fiel. Es uno de los MMO más longevos de la historia, y todo un ejemplo de cómo un título bien construido y con comunidad sólida puede perdurar décadas.
Puede que Final Fantasy XIV se haya llevado ahora todos los focos, pero XI sigue siendo el pionero, el valiente, el que lo hizo primero.