Hoy se cumplen nueve años desde que Fire Emblem Fates: Estirpe y Conquista llegaron a Europa para Nintendo 3DS. Fue el 20 de mayo de 2016 cuando los jugadores europeos nos enfrentamos a una de las decisiones más duras que ha planteado la saga: ¿a qué familia ser fiel en medio de una guerra que lo divide todo?
Fates no era una entrega cualquiera. Venía con la ambición de innovar tanto en narrativa como en estructura, y lo consiguió. Por primera vez en la historia de Fire Emblem, la historia se dividía en rutas distintas, vendidas como juegos separados, que cambiaban por completo la perspectiva del conflicto. Y no solo la historia: también la dificultad, las mecánicas y el tono eran distintos.
Dos reinos, dos experiencias completamente diferentes
Todo gira en torno a Corrin, un joven de sangre Hoshido criado por la familia real de Nohr. Cuando estalla el conflicto entre ambos reinos, Corrin debe tomar una decisión desgarradora: ¿apoyar a la familia de sangre, Hoshido, o quedarse con los que le criaron, Nohr?
- En Estirpe (Birthright), te unes a Hoshido. Esta versión está pensada como la más accesible, con mapas más sencillos y una progresión parecida a anteriores entregas como Awakening. La historia sigue una línea más heroica, ideal para quienes se inician en la saga.
- En Conquista (Conquest), eliges a Nohr. Aquí la dificultad sube de nivel: los mapas son más complejos, no puedes grindear entre misiones, y la historia adopta un tono mucho más oscuro y dramático. Es una ruta para los veteranos, donde el sacrificio y la estrategia pura están siempre a la orden del día.
Ambas comparten un núcleo de personajes y mecánicas, pero cada una te ofrece un ángulo diferente del conflicto, haciendo que ninguna decisión sea del todo correcta… ni del todo equivocada.
Un sistema táctico que sigue brillando
Más allá de la historia, Fates refinó muchas de las mecánicas ya vistas en Fire Emblem: Awakening. El sistema de parejas en combate, la gestión de relaciones, las habilidades personalizables, el castillo que podíamos construir y decorar… Todo sumaba a una jugabilidad profunda y muy rejugable.
Además, el apartado artístico, con una estética anime cuidada al detalle, y una banda sonora envolvente, ayudaban a darle a cada versión su propia personalidad.
Una apuesta arriesgada, pero memorable
La decisión de lanzar la historia en dos juegos separados (más una tercera ruta, Revelación, solo disponible como contenido adicional) fue muy comentada en su momento. Algunos lo vieron como una maniobra comercial, pero otros supieron apreciar lo valiente que era dividir una narrativa en tres enfoques opuestos.
Y es que Fates te obligaba a comprometerte con una causa, a aceptar sus consecuencias y a vivir con la duda de si hiciste lo correcto. No había elección fácil. Y ese conflicto interno, esa carga emocional, se sintió como algo muy potente en su momento.
Nueve años después, siguen siendo únicos
Con el paso del tiempo, Fire Emblem Fates: Estirpe y Conquista se han ganado su sitio como entregas muy especiales dentro de la saga. Pueden no tener la unanimidad crítica de Three Houses o el impacto renovador de Awakening, pero su enfoque narrativo y su ambición estructural las hacen inolvidables.
Nueve años después, todavía hay jugadores que recuerdan con cariño —y con dolor— aquella primera elección. Esa pantalla que te preguntaba a quién querías llamar tu familia.ersario puede ser una excusa estupenda para sumergirte en una historia de familia, guerra y destino.