God of War II cumple nada menos que 18 años desde su lanzamiento en Europa para PlayStation 2. Es increíble pensar que casi dos décadas han pasado desde aquella épica aventura que llevó a Kratos aún más lejos en su sangrienta cruzada contra los dioses del Olimpo.
Aunque el primer God of War ya había sido un éxito rotundo, fue esta secuela la que consolidó a Kratos como un icono absoluto de los videojuegos, y a Santa Monica Studio como uno de los estudios más admirados de la industria.
El dios de la guerra caído
God of War II comenzaba con Kratos sentado en su trono como nuevo Dios de la Guerra, tras derrotar a Ares en el primer juego. Pero su reinado no duraría mucho. Traicionado por Zeus, que lo despoja de sus poderes y lo condena a morir, Kratos inicia un nuevo viaje de venganza que lo lleva a enfrentarse a héroes, monstruos y dioses de la mitología griega, con un único objetivo: cambiar su destino.
La historia no solo expandía el universo del juego, sino que hacía a Kratos un personaje aún más complejo, atrapado entre la rabia y la tragedia. Su lucha no era solo contra los dioses, sino contra su propio pasado, su propia culpa y su insaciable sed de venganza.
Más grande, más épico, más brutal
Si el primer juego ya nos dejó con la boca abierta, God of War II lo llevó todo un paso más allá. Los escenarios eran más variados y espectaculares, los enemigos más numerosos y desafiantes, y las batallas contra jefes eran auténticos espectáculos visuales. ¿Quién puede olvidar el combate inicial contra el Coloso de Rodas? Empezar el juego enfrentándote a una estatua gigante que cobra vida fue una declaración de intenciones: esto iba a ser grande, MUY grande.
El juego también amplió las mecánicas: nuevas armas, más habilidades mágicas, minijuegos de resolución de puzles y una estructura de niveles más ambiciosa, con zonas interconectadas y secretos por descubrir. Y todo esto en una PlayStation 2 que ya estaba al final de su ciclo, pero que aquí parecía exprimir hasta su última gota de potencia.
Un canto de cisne para PS2
God of War II fue, para muchos, el último gran bombazo de la PlayStation 2 antes de que la nueva generación (con PlayStation 3 ya en el mercado) tomara el relevo. Y vaya si fue una despedida por todo lo alto. El juego recibió elogios unánimes por su apartado gráfico, su jugabilidad y su épica historia. No solo cumplió las expectativas: las superó con creces.
A día de hoy, sigue siendo considerado uno de los mejores juegos de la saga, y para muchos, uno de los mejores títulos de acción de todos los tiempos. Su influencia se siente no solo en las secuelas, sino en muchos otros juegos que intentaron replicar su fórmula de combate visceral, puzles inteligentes y narrativa mitológica.
18 años después, sigue siendo imponente
Hoy, 18 años después, God of War II sigue siendo un título al que merece la pena volver. Ya sea en su versión original de PlayStation 2, en el recopilatorio remasterizado de PlayStation 3 o en la colección de PS Now, sigue ofreciendo una experiencia intensa, desafiante y espectacular.
Kratos ha cambiado mucho desde entonces. La saga ha evolucionado hacia nuevas mitologías, nuevas mecánicas y una narrativa más introspectiva. Pero es imposible no mirar atrás y recordar con cariño aquel Kratos furioso, salvaje y desbordante de rabia que, con sus Espadas del Caos, cortaba cualquier obstáculo que se pusiera en su camino.
