Parece que fue ayer, pero han pasado ya 29 años desde que Goofy e Hijo llegó a España. Era 1996 cuando Disney decidía mostrarnos una cara muy diferente de uno de sus personajes más clásicos: Goofy, el eterno patoso de buen corazón, se transformaba en padre soltero con un hijo adolescente que no siempre quería parecerse a él. ¿El resultado? Una de las series más entrañables y queridas de los años 90.
Aquellos que crecieron viendo la serie aún recuerdan con cariño las locuras de Goofy, sus esfuerzos por entender a Max y la forma en que la serie mezclaba humor con emociones reales. Porque, más allá de las caídas cómicas y los malentendidos, Goofy e Hijo tenía algo que pocas series infantiles ofrecían en aquel momento: una historia familiar sincera.

Una relación padre-hijo con alma
Goofy, con su torpeza y optimismo incansable, trataba de hacer lo mejor por su hijo Max. Pero claro, educar a un adolescente que solo quiere encajar y parecer «normal» no es nada fácil… y menos si tu padre es Goofy. La serie capturaba ese tira y afloja entre generaciones de una forma divertida pero también muy humana.
Lo que destacaba especialmente era que Goofy e Hijo no intentaba mostrar a un padre perfecto ni a un hijo modelo. Al contrario: ambos cometían errores, aprendían el uno del otro y, sobre todo, se querían profundamente. Algo que cualquier familia podía entender.
Un rincón cálido en la memoria
Con una animación vibrante, personajes secundarios divertidísimos y tramas con corazón, Goofy e Hijo se ganó un hueco en el recuerdo de toda una generación. Para muchos, fue su primera aproximación a historias animadas que hablaban de sentimientos reales: la vergüenza adolescente, el deseo de independencia, los momentos incómodos entre padre e hijo… y todo eso acompañado por el inconfundible humor de Disney.
La serie fue también el trampolín para una película que se convirtió en todo un clásico moderno: Goofy e Hijo: La película, que expandió la historia con una road movie tan absurda como emotiva y canciones que todavía resuenan en la cabeza de los fans.
29 años después, aún emociona
Hoy, Goofy e Hijo no está entre las series más visibles del catálogo Disney, pero quienes la vivieron la siguen recordando con especial cariño. Y no es solo nostalgia: es que su historia sigue teniendo algo universal y atemporal. Nos hizo reír, sí, pero también entender que, a veces, el amor entre padres e hijos no necesita ser perfecto. Solo necesita estar.