Parece mentira, pero ya han pasado nueve años desde que Grand Kingdom aterrizó en Europa, aquel 17 de junio de 2016, en PlayStation 4 y PS Vita. Aquel título de rol táctico de estética anime y combate por turnos, que llegó sin hacer demasiado ruido, terminó encontrando su hueco entre los jugadores que buscaban algo diferente, con sabor a estrategia clásica pero con un enfoque moderno y original.
En una generación donde los grandes RPG apostaban por mundos abiertos o sistemas de combate en tiempo real, Grand Kingdom propuso todo lo contrario: un enfoque táctico, pausado y lleno de decisiones. Con un estilo visual precioso y personajes muy bien diseñados, el juego nos sumergía en una guerra entre cuatro naciones donde cada movimiento contaba, tanto dentro como fuera del campo de batalla.
Un sistema de combate único
Lo que realmente hacía especial a Grand Kingdom era su sistema de combate: una mezcla entre estrategia por turnos y desplazamiento lateral en tres líneas, donde la colocación, el ritmo y el uso adecuado de cada unidad eran clave. Nada de machacar botones ni confiar en la suerte: aquí ganaban los que pensaban dos pasos por delante.
Además, contaba con una profundidad inesperada en su sistema de personalización, con decenas de clases, habilidades y formaciones. Todo estaba diseñado para que cada jugador pudiera construir su propio ejército ideal, y sentirse como un verdadero estratega en medio del caos de la guerra.
Una joya táctica en portátil
Aunque también salió en PS4, fue en PS Vita donde muchos lo descubrieron y disfrutaron. Y no es casualidad: la consola portátil de Sony fue el hogar perfecto para este tipo de títulos, esos que brillan más en sesiones cortas, con pausa para pensar, y una historia que se va desgranando poco a poco. En tiempos en los que la portátil ya vivía sus últimos años, Grand Kingdom fue uno de esos lanzamientos que recordaban por qué amábamos tanto jugar en ella.
Un título de culto
Hoy, Grand Kingdom puede que no sea recordado como un superventas, pero sí como uno de esos juegos que dejó huella entre los que lo jugaron. Con servidores online que permitían enfrentarse a otros ejércitos, decisiones políticas que afectaban al desarrollo del mundo, y una historia que, sin ser grandilocuente, atrapaba por su tono y estilo, fue una pequeña joya táctica que se ganó su sitio a base de personalidad.
Nueve años después, es uno de esos juegos que merece la pena redescubrir, especialmente si te gustan los RPG tácticos y sientes nostalgia por esa época en la que la PS Vita aún daba alegrías a los fans del género.
