Hace ya 16 años, en junio de 2009, llegaba a Europa uno de esos juegos que no se olvidan fácilmente, no tanto por su historia, sino por la enorme diversión que ofrecía a base de destrucción y libertad. Red Faction: Guerrilla aterrizaba en Xbox 360 y PlayStation 3 con una promesa clara: darte el poder de arrasar estructuras con una física revolucionaria, todo ambientado en un Marte rojo, polvoriento y bajo el yugo opresivo de la EDF.
Revolución y caos en el planeta rojo
La historia nos ponía en la piel de Alec Mason, un ingeniero que, tras una tragedia personal, se une a la resistencia para liberar Marte del control militar de la Earth Defense Force. A partir de ahí, el juego se convertía en una auténtica fantasía de demolición: desde derribar torres de vigilancia hasta hacer colapsar bases enteras con solo un mazo y unos cuantos explosivos.
Pero Red Faction: Guerrilla no era solo espectáculo. Su estructura de mundo abierto, con zonas por liberar y objetivos tácticos, estaba bien integrada con esa sensación constante de estar participando en una guerra de guerrillas. Aunque no tenía la narrativa más profunda, la ambientación y la jugabilidad lograban mantenerte enganchado durante horas.
Una destrucción que marcó una época
Lo que realmente distinguía al juego era su motor de física, el llamado GeoMod 2.0, que permitía destruir casi cualquier estructura con un nivel de detalle impresionante para su época. No era un sistema de “paredes preprogramadas” como en muchos juegos: aquí podías golpear, minar y hacer caer edificios de manera completamente dinámica, y eso daba pie a una jugabilidad imprevisible y muy divertida.
Pocas cosas igualaban la satisfacción de hacer volar por los aires un cuartel enemigo o ver cómo una torre de comunicaciones colapsaba lentamente tras quitarle sus cimientos. El juego te recompensaba por pensar de forma creativa, por usar el entorno y tus herramientas para causar el máximo impacto.
Un título querido que merecería una segunda vida
Con el tiempo, Red Faction: Guerrilla ganó un estatus de culto. En 2018 recibió una versión remasterizada, la “Re-Mars-tered Edition”, que mejoraba texturas, rendimiento y compatibilidad con plataformas actuales. Aun así, muchos seguimos soñando con una entrega completamente nueva que recupere esa esencia de revolución, sandbox y destrucción sin límites.
Ahora que cumple 16 años, no está de más recordar lo bien que nos lo pasamos volando cosas por los aires en el planeta rojo. Porque sí, puede que no fuera el juego más refinado, pero Red Faction: Guerrilla tenía alma, carácter y una propuesta que rompía moldes, literalmente.