Hoy se cumplen 14 años del lanzamiento en Europa de Resident Evil: The Mercenaries 3D para Nintendo 3DS. Era el 1 de julio de 2011 cuando este spin-off llegaba a las tiendas, ofreciendo una experiencia diferente dentro del universo de la saga: pura acción, contrarreloj y desafíos intensos, pensados para partidas cortas, pero muy intensas.
Para muchos, fue una forma perfecta de estrenar la nueva portátil de Nintendo con un título visualmente potente y que aprovechaba las posibilidades del 3D estereoscópico, algo que aún se sentía novedoso.

Un formato distinto, pero familiar
The Mercenaries 3D no ofrecía una historia al uso como los títulos principales, sino que expandía el popular modo Mercenarios que ya conocíamos de Resident Evil 4 y Resident Evil 5. El objetivo era simple y adictivo: eliminar tantos enemigos como fuera posible en un tiempo limitado, acumulando combos y puntuaciones altas.
Lo que al principio podía parecer un juego menor, acabó siendo sorprendentemente rejugable. Contaba con una buena selección de personajes como Chris, Jill, HUNK o Albert Wesker, cada uno con sus propias armas y estilo de juego. Además, fue uno de los primeros juegos de 3DS en incluir juego cooperativo online, lo que le dio una vida útil más larga de lo esperado.
Una experiencia directa y muy disfrutable
Lo que hacía especial a The Mercenaries 3D era su propuesta directa: sin complicaciones narrativas ni exploración, todo se centraba en la acción. Algo que, aunque rompía con la esencia más pausada y tensa de Resident Evil, también ofrecía una forma distinta de vivir la saga.
Visualmente, fue uno de los primeros títulos en mostrar de lo que era capaz la 3DS a nivel gráfico. Los modelos de personajes y enemigos eran muy detallados, y la fluidez del combate se mantenía incluso en las situaciones más caóticas. Y sí, el efecto 3D, aunque hoy resulte anecdótico, en su momento ayudaba a darle más inmersión a los escenarios cerrados y llenos de amenazas.
Una curiosidad con legado
Aunque nunca tuvo secuela directa, The Mercenaries 3D dejó huella en una parte del fandom. Fue una forma ideal de matar el gusanillo entre grandes entregas, y una propuesta diferente dentro del universo Resident Evil, que con los años ha sabido reinventarse muchas veces. De hecho, el espíritu competitivo y de puntuaciones sigue vivo hoy en día en modos adicionales de títulos más recientes.
14 años después, no deja de ser una pequeña joya dentro del catálogo de 3DS, y un recordatorio de que no todos los juegos tienen que contarnos grandes historias para ofrecernos grandes ratos.