El estudio independiente Channel37, con sede en Finlandia, ha revelado un nuevo avance de su próximo videojuego The Last Caretaker durante el PC Gaming Show. Esta aventura de acción y supervivencia en un mundo cubierto por un océano interminable pone a los jugadores en la piel de un androide cuyo propósito es proteger el futuro de la humanidad.
Una misión sagrada en un mundo desolado
En el universo de The Last Caretaker, la civilización humana ha colapsado. Solo quedan ruinas flotando entre las aguas y antiguos sistemas automatizados que siguen funcionando por inercia. En este contexto, el jugador toma el control del Modelo TC-250, una unidad autónoma del programa MOSES, diseñado para preservar la especie humana a través de embriones congelados conocidos como «semillas humanas».
Estas semillas esperan en cámaras criogénicas, soñando con una nueva vida en colonias orbitales. La tarea del androide es recolectarlas, desarrollarlas y garantizar que algún día despierten para reconstruir la sociedad entre las estrellas.
Tecnología olvidada, secretos por descubrir
La jugabilidad de The Last Caretaker se centra en la exploración, la recuperación de tecnologías perdidas y el mantenimiento de sistemas esenciales. El océano esconde gigantescas estructuras deterioradas, estaciones abandonadas y plataformas oxidadas, cada una con su propia historia y función. Todo espacio visible puede ser explorado, tanto en la superficie como bajo el agua.
Los escenarios ofrecen más que atmósfera: cada uno guarda fragmentos de la historia de la humanidad y pistas sobre lo que ocurrió antes del colapso. Explorar, reparar y conectar estos lugares será clave para reconstruir la memoria colectiva.
Cuidar para proteger
Más allá de la supervivencia mecánica, The Last Caretaker pone el énfasis en la preservación de la vida y los recuerdos humanos. El jugador no solo deberá enfrentarse a peligros físicos como máquinas hostiles y amenazas biomecánicas, sino también reconstruir las emociones, ideas y esperanzas que dieron forma al mundo anterior.
Recursos como la luz pueden convertirse en herramientas de defensa, mientras que el entorno —hermoso pero letal— requerirá estrategias para sobrevivir y continuar la misión. El cuidado del propio androide será fundamental, ya que su funcionamiento determinará la continuidad del legado humano.