Meridiem ha anunciado que el frenético juego de acción y plataformas ANTONBLAST llegará en formato físico para Nintendo Switch el próximo 7 de noviembre de 2025. Esta edición especial no solo ofrece la adrenalina del título en formato físico, sino también una selección de artículos únicos para los coleccionistas y seguidores del estilo retro explosivo que propone el juego.

La edición física incluirá una tarjeta de arte exclusiva, una tarjeta de operación, hojas de pegatinas coleccionables y la descarga digital de la banda sonora original, con todos los temas que acompañan las aventuras de Anton y Annie a lo largo de sus caóticos niveles.
Destruirlo todo no es una opción, es el camino
ANTONBLAST no es un simple plataformas. Aquí la destrucción no es un recurso secundario, sino el verdadero motor de la jugabilidad. Los jugadores tomarán el control de Dynamite Anton, un obrero de carácter explosivo, o de Annie, su compañera imparable, para abrirse paso a base de mazazos por mundos estrafalarios donde cada rincón puede ser reducido a escombros.
Armados con el poderoso Mighty Hammer, los protagonistas deberán activar detonadores, recuperar objetos robados por fuerzas infernales y escapar antes de que todo detone en una cuenta regresiva. La acción es directa, el ritmo es implacable y la recompensa, cada vez más espectacular.
Un pacto con el diablo que no saldrá barato
La historia de ANTONBLAST es tan extravagante como sus escenarios. Todo comienza cuando Satán en persona decide robar aquello que Anton más valora. Lejos de quedarse de brazos cruzados, Anton inicia una cruzada destructiva en busca de venganza. No lo hará solo: Brulo, un excéntrico propietario de un casino venido a menos, también tiene cuentas pendientes con el demonio, y está dispuesto a colaborar con Anton para devolverle el golpe al mismísimo infierno.
En cada fase, el objetivo está claro: activar los mecanismos explosivos, encontrar al espíritu perdido de Anton y escapar del nivel antes de que todo quede reducido a cenizas. Los enfrentamientos contra jefes colosales y la necesidad constante de moverse con rapidez convierten cada misión en una carrera contrarreloj tan divertida como desafiante.