Halloween está a la vuelta de la esquina y pocos juegos encajan tan bien con esta fecha como Dying Light: The Beast. Con su atmósfera aterradora, su acción salvaje y su capacidad para poner los nervios a prueba, el nuevo título de Techland es prácticamente la noche de Halloween transformada en videojuego. No hay caramelos, pero sí gritos, adrenalina y muchos sustos.

Cinco motivos por los que Dying Light: The Beast es el juego perfecto para Halloween
Para empezar, los zombies de Dying Light: The Beast se han convertido en toda una fuente de inspiración. Cada uno ha sido diseñado con un nivel de detalle sorprendente, desde sus expresiones faciales hasta los movimientos y sonidos que emiten al acechar. Estos infectados son tan realistas que podrían servir como modelos para los disfraces más terroríficos de la temporada. Además, el Photo Mode del juego permite apreciar de cerca su aspecto, perfecto para quienes buscan ideas originales para destacar en las fiestas de Halloween. Y si los jugadores prefieren representar a los héroes, pueden encarnar a Kyle Crane o The Baron y participar en concursos de cosplay con premios y recompensas únicas.
Por otra parte, el 31 de octubre marca una fecha especial. Ese día llegará el primer crossover entre Dying Light: The Beast y PUBG Mobile, una colaboración inesperada que combina lo mejor de ambos mundos. Mientras el título de Techland ofrece combates cuerpo a cuerpo intensos y parkour extremo, el popular battle royale aporta acción frenética con tiroteos y estrategia. Juntos, crean un caos controlado perfecto para una noche de Halloween donde la supervivencia es lo único que importa.
Una noche más oscura que nunca
En este nuevo capítulo, la oscuridad es protagonista absoluta. Las noches de Dying Light: The Beast son auténticos laberintos de miedo, casi desprovistos de luz, donde los jugadores dependen únicamente de su linterna y su ingenio. Los temidos Volatiles han sido rediseñados por completo y ahora cazan en grupo, moviéndose con una coordinación que multiplica la tensión. Cada caída del sol se convierte en un desafío en el que incluso los supervivientes más experimentados deben contener la respiración y mantenerse alerta hasta el amanecer.
Terror dinámico y sangre a raudales
A diferencia de otros títulos del género, Dying Light: The Beast no basa su miedo en sustos predecibles, sino en un sistema de horror dinámico que reacciona a las acciones del jugador. Los sonidos, las luces y los movimientos modifican el comportamiento de los enemigos, generando encuentros únicos e imprevisibles. De esta forma, cada partida se siente distinta, creando un tipo de tensión que se construye de manera natural, sin trucos ni guiones.
Por si fuera poco, el juego lleva el gore a un nivel impresionante. Las secuencias de combate están repletas de sangre, desmembramientos y efectos visuales que recuerdan a las películas de terror más icónicas, pero con un realismo nunca antes visto en la saga. Techland ha perfeccionado este aspecto hasta el extremo, logrando que cada enfrentamiento se convierta en un espectáculo brutal y visceral.