El nuevo proyecto de Double Fine Productions, dirigido por Lee Petty, ya está disponible en Xbox Series X|S, Xbox en PC y Steam. Además, Keeper forma parte del catálogo de Xbox Game Pass desde el primer día e incluye compatibilidad con Xbox Play Anywhere, lo que permite disfrutarlo indistintamente en consola o PC.
Un viaje onírico sobre conexión, aislamiento y propósito
Concebido durante los últimos años, Keeper nace de una reflexión profunda sobre el aislamiento, la conexión con los demás y el vínculo entre los seres vivos y la naturaleza. Según explica Lee Petty, la inspiración surgió al observar cómo el contacto con el mundo exterior —el senderismo, la exploración y la vida al aire libre— cobraba una nueva importancia en tiempos de incertidumbre. También se inspiró en la forma en que los hongos y los árboles se comunican y comparten recursos a través de redes subterráneas de micelio, una metáfora poderosa sobre la interconexión invisible que sostiene la vida.
El juego imagina una isla aislada en un futuro lejano donde los humanos han desaparecido. En ese escenario posthumano, las formas de vida que han evolucionado aún buscan un propósito y una conexión con lo que les rodea.


Una historia sin palabras que habla de amistad y transformación
Keeper cuenta una historia completamente visual: un antiguo faro, olvidado durante eones, despierta de su letargo en medio de un océano silencioso. Al derrumbarse su estructura de piedra, el faro cobra vida, crece patas y comienza una travesía hacia la montaña que domina la isla. En su viaje le acompaña Twig, una pequeña y vivaz ave marina que se convierte en su compañera de aventuras.
Lo que sigue es una odisea poética y extraña, una fábula sobre la metamorfosis y la amistad que combina exploración, puzles y momentos de contemplación. Su jugabilidad, descrita por el propio Petty como “rara, pero relajante”, invita a descubrir un mundo lleno de misterio, belleza y simbolismo.
El estilo visual de Keeper se inspira en los grandes artistas surrealistas como Max Ernst o Salvador Dalí, además de en películas como Cristal Oscuro o Nausicaä del Valle del Viento, que mezclan la fantasía con una sensación inquietante y melancólica. El resultado es un universo vibrante, extraño y a la vez profundamente humano.
