La editora japonesa SHUEISHA GAMES y el reconocido estudio SIGONO han anunciado oficialmente OPUS: Prism Peak, una aventura narrativa para un solo jugador que llegará en otoño de 2025 a PC a través de Steam. Con una ambientación mágica y melancólica, el título apuesta por una historia íntima donde la fotografía no solo captura el paisaje, sino también las emociones más profundas del protagonista.
Un viaje hacia lo desconocido… y hacia uno mismo
En OPUS: Prism Peak, el jugador encarna a Eugene, un exfotoperiodista de 40 años que ahora regenta una pequeña cafetería. De regreso a su pueblo natal, su camino se ve interrumpido por un misterioso accidente que lo lleva a despertar en un lugar llamado las Tierras del Crepúsculo, un mundo silencioso y onírico que parece estar a punto de desvanecerse.
En este nuevo entorno, Eugene recupera una cámara que había dejado atrás años atrás, y con ella comienza un recorrido cargado de recuerdos, belleza efímera y heridas no cerradas. No estará solo. Pronto conoce a una joven enigmática, que solo recuerda un deseo: volver a una montaña escondida en las Tierras del Crepúsculo. Juntos emprenden un camino que entrelaza nostalgia, descubrimiento y redención.
Una cámara como espejo del alma
La mecánica central de OPUS: Prism Peak gira en torno a la fotografía. A través del objetivo de Eugene, los jugadores podrán capturar escenas de una belleza única: montañas envueltas en niebla, bosques detenidos en el tiempo y pueblos fantasma habitados por extraños espíritus.
Pero la cámara no es solo una herramienta de exploración visual. Representa la memoria, el duelo y la aceptación. Cada fotografía que se toma puede convertirse en una pequeña pieza de la historia de Eugene, y también del mundo que lo rodea. Lo que permanece, lo que se desvanece, lo que se comprende solo al mirar atrás.
Las Tierras del Crepúsculo: un mundo al borde del olvido
Las Tierras del Crepúsculo son un escenario lleno de simbolismo. Se trata de un lugar entre el sueño y la realidad, marcado por la belleza pero también por la fragilidad. A medida que Eugene explora caminos de montaña, estaciones de tren abandonadas y pueblos hundidos en la niebla, el paisaje comienza a resquebrajarse, revelando verdades que quizás preferiría no recordar.
Durante su viaje, el protagonista conocerá a una serie de espíritus con formas de animales, cada uno con una presencia única y un mensaje que compartir:
- Ciervo místico: Una figura sabia y serena que entrega la cámara a Eugene con una petición sencilla pero profunda: “Muéstrame si realmente ves este mundo como es”.
- Perra mística: Dueña de un tren y de una actitud elegante y distante. Aunque ayuda, no oculta su juicio hacia Eugene.
- Cabra mística: Viajera de edad avanzada, cargada de recuerdos. Cree ver algo familiar en el protagonista.
- Jabalí místico: Un conductor de tren jovial y ruidoso que aporta un respiro de humor y calidez.
- Unicornio místico: Una presencia silenciosa, etérea y solitaria, que observa desde la distancia.
Cada uno de estos seres ayuda a Eugene a comprender no solo el mundo en el que se encuentra, sino también las emociones que arrastra desde su propia vida.
