Tras su paso por el acceso anticipado en Steam, el simulador de construcción y gestión The Wandering Village ya está disponible en consolas. Ahora los jugadores de PlayStation, Xbox y Nintendo Switch pueden disfrutar de esta original propuesta desarrollada por Stray Fawn Studio, que combina construcción y gestión de manera única. El título te invita a liderar una comunidad de supervivientes que vive sobre la espalda de una criatura gigante llamada Onbu, en un mundo posapocalíptico afectado por la expansión de plantas tóxicas.
Construcción y gestión sobre una criatura en movimiento
La aventura comienza en un planeta devastado por unas plantas misteriosas que, al crecer, liberan esporas venenosas que contaminan el aire y arrasan con todo a su paso. En este contexto, un grupo de humanos logra escapar del desastre encontrando refugio en un ser colosal que vaga sin rumbo fijo por distintas regiones del mundo. Desde allí, los jugadores deberán construir un nuevo hogar, planificar su crecimiento y, sobre todo, establecer una relación simbiótica con el titánico anfitrión, aprendiendo a convivir con él mientras enfrentan juntos todo tipo de amenazas ambientales.
Uno de los aspectos más originales de The Wandering Village es que todo el asentamiento se desarrolla sobre el lomo de Onbu. Esto obliga a los jugadores a gestionar el espacio de forma muy eficiente, ya que no existe la posibilidad de expansión ilimitada. La planificación de las construcciones, la colocación de caminos, el equilibrio entre viviendas, centros de producción y cultivos se vuelve esencial para asegurar el bienestar de los habitantes. La distribución correcta de recursos y rutas de trabajo también incide directamente en el rendimiento general de la aldea, por lo que cada decisión debe tomarse con visión a largo plazo.
Además, los jugadores no sólo deberán pensar en la estructura de la aldea, sino también en el uso de los recursos que recolectan. Al estar en constante movimiento, el asentamiento tiene que adaptarse al entorno cambiante, lo que implica reorganizar tareas y priorizar distintas actividades según el bioma que se atraviese. La capacidad de reacción y la anticipación de los cambios climáticos o geográficos jugarán un papel clave para mantener estable la vida sobre la criatura.
Convivencia o parasitismo: la elección moral que define el rumbo
Uno de los dilemas centrales que plantea The Wandering Village es el tipo de relación que se establecerá con Onbu. Al tratarse de un ser vivo, el jugador podrá optar por convivir con él de forma armónica, cuidando de su salud y respetando su ritmo natural, o, por el contrario, utilizarlo como un recurso más, priorizando las necesidades humanas por encima del bienestar de la criatura. Ambas decisiones influirán en el desarrollo de la historia y en la respuesta que Onbu tendrá hacia la comunidad que lleva sobre su espalda.
El juego no impone una ruta concreta, sino que deja que cada jugador decida qué tipo de sociedad quiere construir. Esta libertad moral se traslada a múltiples aspectos de la jugabilidad, generando consecuencias tanto inmediatas como a largo plazo. Por ejemplo, explotar en exceso los recursos biológicos de Onbu puede acarrear problemas de salud para el coloso, mientras que mantener una relación equilibrada puede mejorar su disposición a seguir las órdenes del jugador y evitar situaciones de conflicto.
Biomas dinámicos y exploración constante
A lo largo del recorrido, Onbu se desplazará por distintos tipos de biomas, cada uno con sus propias características, clima, flora, fauna y desafíos únicos. Desde desiertos áridos hasta regiones montañosas heladas, cada zona exigirá al jugador adaptar su estrategia de recolección, producción y almacenamiento. La planificación no se limita al asentamiento, sino que también incluye la exploración del entorno.
Mediante expediciones, los aldeanos podrán recolectar recursos raros, alimentos especiales o artefactos de civilizaciones antiguas que ofrecen ventajas valiosas. Estas misiones también permitirán descubrir información útil sobre los peligros que se avecinan, lo que puede marcar la diferencia entre la supervivencia y el fracaso. Saber cuándo arriesgarse y cuándo conservar es parte del equilibrio que exige este mundo en movimiento.
Tecnología olvidada y avances que requieren prudencia
El progreso tecnológico forma parte de la evolución de la aldea, y se presenta como una herramienta de doble filo. A medida que se descubren vestigios del antiguo mundo, los aldeanos pueden investigar y reaprender tecnologías que potencian la eficiencia del asentamiento. Nuevas construcciones, sistemas de tratamiento del aire, maquinaria agrícola avanzada o herramientas médicas estarán disponibles conforme avance la investigación.
Sin embargo, el uso de estas tecnologías debe ser cuidadoso. Algunas pueden tener efectos secundarios, dañar el entorno o afectar la relación con Onbu. El juego invita al jugador a reflexionar sobre la herencia del pasado y cómo utilizarla con responsabilidad. La sabiduría no está solo en adquirir nuevos conocimientos, sino en aplicarlos de forma ética y sostenible.
Retos constantes en un mundo hostil
The Wandering Village presenta un desafío constante para los jugadores, ya que tanto los aldeanos como Onbu están expuestos a peligros recurrentes. Esporas venenosas, tormentas intensas, sequías prolongadas, parásitos chupasangre y otros eventos inesperados pondrán a prueba la capacidad de reacción y adaptación. La preparación previa, la gestión de recursos de emergencia y la toma de decisiones rápidas serán cruciales para superar los momentos más difíciles.
La supervivencia no depende sólo de construir y producir, sino de entender y responder al mundo vivo que rodea a los personajes. La interdependencia entre la aldea y la criatura se vuelve cada vez más fuerte, y cuidarla será esencial si se quiere alcanzar la prosperidad a largo plazo.