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Ghostrunner: velocidad, parkour y katanas en una distopía cyberpunk

Ghostrunner es un juego que descubrí casi por casualidad. Digo casi porque, mientras navegaba por la sección de demos en la tienda digital, buscaba alguna versión de prueba de un gran lanzamiento que se avecinaba —si no me falla la memoria, era el remake de Resident Evil 4. Fue en medio de esa búsqueda cuando me topé con este título, sin saber que terminaría siendo una de las sorpresas más electrizantes que he jugado en los últimos años.

Han pasado cuatro años desde su lanzamiento y, para mi sorpresa, no ha tenido una gran repercusión mediática, ni por parte de la prensa ni del público, al menos no al nivel de otros doble A como Sifu o el recientemente aclamado Expedition 33.

No digo que esos juegos no merezcan el reconocimiento que tienen, pero quizás el hecho de haber salido en plena pandemia haya provocado que muchos jugadores pasaran por alto la propuesta del estudio polaco One More Level. Así que, si aún no lo conocías, déjame llevarte al vertiginoso mundo de Ghostrunner.

Narrativa afilada: lo justo para matar con estilo

En este futuro distópico, la mayor parte de la humanidad se ha extinguido por razones que desconocemos. Los últimos vestigios de nuestra especie viven refugiados en una colosal estructura conocida como la Torre Dharma. Esta está gobernada por una figura autoritaria conocida como “la Maestra de Llaves”, cuyo nombre real es Mara.

Nuestro protagonista es un Ghostrunner, un cyborg creado para proteger a los residentes de la Torre y servir como guardaespaldas de sus líderes. La historia comienza con una cinemática que nos muestra cómo nuestro personaje es brutalmente derrotado por la Maestra de Llaves.

Tras permanecer desactivado durante 20 años, este vuelve a encenderse y una voz comienza a resonar en su cabeza, una inteligencia artificial que se hace llamar “El Arquitecto”. Esta entidad le revela que su misión es llegar hasta la cima de la Torre Dharma para eliminar a Mara y así restaurar el orden y la esperanza entre los pocos sobrevivientes de la torre.

Esta es la premisa con la que arranca el juego y… poco más, siendo sinceros. La historia se desarrolla principalmente a través de conversaciones entre el protagonista, el Arquitecto, y una rebelde llamada Zoe. Además, si te tomas el tiempo de explorar, podrás encontrar coleccionables ocultos en cada nivel que amplían el lore del mundo y aportan algo más de trasfondo a ciertos personajes.

Pero si por su estética cyberpunk te esperabas una historia profunda con tintes filosóficos al estilo de Blade Runner, Ghost in the Shell o incluso de videojuegos como Deus Ex, ya te adelanto que vas a encontrar muy poco de eso.

Esto no es una crítica, sino una aclaración. El juego sabe perfectamente a lo que va: darte el contexto justo y necesario para que te lances a cortar enemigos.

“Bienvenido al futuro, vas a morir”

Esa es la frase con la que el juego te da la bienvenida antes de empezar a jugar, y que resume a la perfección lo que quiere ofrecerte, tanto en lo narrativo como en lo jugable. Porque sí, Ghostrunner es técnicamente un FPS, pero con una particularidad: en lugar de portar armas de fuego, llevas una katana. O dicho de otra forma, más precisa y con estilo, no es un First Person Shooter, sino un First Person Slasher.

El juego está dividido en niveles —17 en total— en los que deberás superar oleadas de enemigos y sortear obstáculos hasta llegar al final. Suena bastante sencillo, ¿verdad? Pero aquí esta el detalle: tanto tú como los enemigos mueren de un solo golpe. La única excepción a esta regla son los jefes… pero de ellos hablaremos más adelante.

A pesar de contar con vidas ilimitadas, numerosos puntos de control y la posibilidad de revivir casi al instante tras ser derrotado, sigue siendo una propuesta exigente que pondrá a prueba tu concentración y reflejos en todo momento, así como la capacidad de planificar cual es la mejor ruta para llevar a cabo tu carnicería.

Los enemigos están colocados con una precisión —y una crueldad— tal, que atravesar una fase sin morir al menos una vez se vuelve prácticamente imposible. Y eso, más allá de generar frustración, lo que hace es motivarte a seguir mejorando tus habilidades y querer superar tus mejores tiempos con cada intento.

Parkour cibernético al compás de la katana

El parkour es altamente satisfactorio, como si a Mirror’s Edge le hubieran inyectado esteroides. La velocidad que puedes alcanzar es tal que un nivel que al principio te tomó 20 minutos completar, luego puedes terminarlo en 6. Y no, no es una exageración.

Esto se debe a que el personaje es increíblemente fluido de controlar y responde al instante a cada una de nuestras acciones con el mando. Además del salto y el ataque con espada, cuentas con un dash que te permite desplazarte rápidamente. Y si mantienes el botón presionado, puedes ralentizar el tiempo por unos segundos, lo justo para esquivar un ataque o corregir la trayectoria de un salto en el aire.

También, a medida que avancemos en la campaña, podemos obtener cuatro habilidades que nos ofrecen nuevas formas para atacar a los enemigos y que podremos utilizar en niveles que ya hemos completado una vez hayan sido desbloqueados. Estas son: traslación, tempestad, oleada y dominio.

Asimismo, iremos obteniendo mejoras pasivas que nos permitirán disponer de un doble dash, aumentar el tiempo de ralentización, o incluso visualizar en el mapa la ubicación de los secretos ocultos. Estas mejoras se equipan desde el menú mediante un sistema que recuerda al Tetris, combinando piezas en un espacio limitado para optimizar sus efectos.

Ghostrunner despertó en mí esa obsesión de los speedrunners por arañar segundos al cronómetro: buscar atajos, esquivar combates innecesarios con tal de alcanzar la meta lo más rápido posible, perfeccionar un salto, encontrar una nueva ruta que me hiciera ahorrar un par de movimientos y demás estrategias que se me ocurrían mientras jugaba.

Nunca me había sentido tan motivado a repetir un nivel una y otra vez solo para mejorar mis tiempos. Porque el juego no solo recompensa la habilidad, sino también la creatividad y la constancia del jugador.

Project Hell y modos de juego extra

Si la campaña te dejó con ganas de más, el juego aún puede ofrecerte unas cuantas horas adicionales de diversión antes de dar el salto a Ghostrunner 2. Como era de esperarse, incluye un modo contrarreloj con varios mapas diseñados para poner a prueba tu velocidad, así como un modo de supervivencia en el que deberás enfrentarte a oleadas de enemigos utilizando habilidades que te serán otorgadas de forma aleatoria.

Pero sin duda el plato fuerte es el DLC Project Hell, una mini-campaña de 6 niveles que sirven a modo de precuela y que nos permite controlar a una de las antagonistas de la historia principal. Si bien, te lo puedes acabar en una tarde, te permite controlar a un personaje nuevo con un set de habilidades diferente a los del protagonista, con un enfoque más violento y brutal.

Brillante, pero no infalible

A pesar de sus muchas virtudes, el título no está exento de algunos tropiezos que pueden entorpecer la experiencia. En algunas ocasiones, mientras avanzaba por ciertos niveles, el personaje se quedaba atascado o, directamente, atravesaba una pared, lo que me hacía salir del mapa y caer hacia una muerte segura.

Siendo justos, esto es algo que solo ocurre en algunos mapas y si vas a una velocidad bastante alta que al título le cueste seguirte el ritmo, pero sucede aún tras años de su lanzamiento. No quiero decir que el juego este roto, pero sí es cierto que si te llega a suceder puede hacerte pasar un mal rato.

¿Recuerdas esas cuatro habilidades de las que te hable más arriba? Pues estas se desbloquean al superar una serie de niveles tipo puzzle en los que tenemos que resolver unos pequeños acertijos para obtener estas habilidades. Si bien no son largas, rompen casi en su totalidad el ritmo de un juego cuyo atractivo es el de la velocidad. Y no da gusto volver a hacerlas cuando quieres rejugar los niveles donde aparecen.

Por último, están los jefes, que en total son cinco si contamos a los del DLC. Si bien cumple con su propósito de ser difíciles de vencer y de poner a prueba todas nuestras habilidades, lo cierto es que son de lo que menos puedo destacar del juego —con excepción de Hel, aunque más por el personaje que por la pelea en sí—, pero que se pueden solucionar en futuras entregas.

Atrévete a probar Ghostrunner sino lo has hecho

Ghostrunner es un título al que definitivamente deberías darle una oportunidad. A pesar de su exigente dificultad —y de que puede llegar a frustrarte en más de una ocasión—, es un videojuego que te recompensa cuando logras dominarlo, ofreciendo una dosis intensa de diversión y satisfacción con cada nivel superado.

Es de esos juegos que te invitan, casi sin que te des cuenta, a ser mejor. No porque sea una obligación para avanzar, sino porque realmente quieres ver hasta dónde puedes llegar. Y cuando terminas, lo único que quieres es volver a empezar, pero esta vez, más rápido.

Jesús García

About Author

Licenciado en Periodismo y emprendedor en el mundo de las comunicaciones, además de ser un conocedor y entendido en temas de tecnología, deportes, entretenimiento y cultura geek. Me dedico a hablar de videojuegos, siempre dispuesto a llevar mi pasión y trabajo al próximo nivel.

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