La saga de Ezio Auditore es, para muchos, la cúspide de Assassin’s Creed, no solo por su historia épica de venganza y redención, sino también por la riqueza del contexto histórico en el que se desarrolla. Ambientada en pleno Renacimiento italiano (una de las épocas más brillantes de la historia de la humanidad), la trilogía nos permitió cruzarnos con numerosas figuras reales que marcaron su tiempo. A continuación, repasamos algunos de los personajes históricos más destacados que compartieron escena con Ezio.
Grandes personajes en la trilogía de Ezio Auditore
La trilogía de Ezio Auditore es mucho más que una historia de venganza o una serie de juegos de acción. Es una carta de amor al Renacimiento, un homenaje a sus figuras clave y una reflexión sobre el poder, la libertad y la historia. A través de sus encuentros con personajes como Leonardo da Vinci, los Borgia, Maquiavelo o Caterina Sforza, Ezio se convierte en un testigo privilegiado (y muchas veces protagonista) de algunos de los momentos más intensos del siglo XV y XVI.
Leonardo da Vinci
Leonardo da Vinci es, sin duda, el personaje histórico más destacado de la saga de Ezio, y uno de los más queridos por los jugadores. En Assassin’s Creed II, Leonardo es presentado como un joven inventor, pintor y científico, siempre curioso, brillante y con una actitud amistosa hacia Ezio. Su papel en el juego va mucho más allá de una simple aparición. Leonardo actúa como el ingeniero personal del protagonista, ayudando a decodificar los códices dejados por Altair, reparar la hoja oculta y diseñar todo tipo de artilugios, como el planeador o mejoras para las armas de Ezio.
Su caracterización es cercana, humana y en línea con lo que sabemos del verdadero Da Vinci, un hombre adelantado a su tiempo, con una mente inquieta y una pasión por el conocimiento. En los juegos se insinúa también su condición sexual, y cómo eso influye en su forma de relacionarse con la sociedad de la época, algo tratado con delicadeza. Su relación con Ezio es uno de los pilares emocionales y narrativos de la trilogía, y su ausencia se siente profundamente cuando ya no está presente en entregas posteriores.

Lorenzo de Médici
Lorenzo de Médici, también conocido como “el Magnífico”, fue una de las figuras más destacadas del Renacimiento florentino, mecenas de las artes y gobernante de facto de Florencia. En Assassin’s Creed II, aparece durante el arco narrativo relacionado con la Conspiración de los Pazzi, un intento real de asesinarlo a él y a su hermano Giuliano en 1478. Ezio participa en el fallido intento de asesinato y logra salvar a Lorenzo, lo que marca un antes y un después en su lucha contra los templarios y le gana un poderoso aliado.
La representación de Lorenzo es la de un líder ilustrado, inteligente y comprometido con el progreso de su ciudad. Su figura es clave para contextualizar la lucha de poder que se vivía en Italia en ese momento, con las familias nobles enfrentadas por el control económico, político y religioso. Aunque su aparición en el juego no es extensa, sí es significativa desde el punto de vista histórico y narrativo.

Rodrigo Borgia (Papa Alejandro VI)
Rodrigo Borgia es el principal antagonista de Assassin’s Creed II y uno de los villanos más importantes de la franquicia. Históricamente, Rodrigo fue una figura muy controvertida, cardenal, político manipulador, y finalmente Papa bajo el nombre de Alejandro VI. En el juego, es presentado como un alto miembro de los templarios que busca hacerse con un Fragmento del Edén para consolidar su poder.
Su ascenso al papado y su lucha contra Ezio simbolizan la corrupción dentro de la Iglesia y el conflicto entre los ideales de los asesinos (libertad) y los templarios (control). La confrontación final entre Ezio y Rodrigo dentro de la Capilla Sixtina es uno de los momentos más recordados de la saga. Su caracterización mezcla elementos históricos con licencias propias de la narrativa de Assassin’s Creed, acentuando su ambición, crueldad y deseo de dominio absoluto.

César Borgia
César Borgia, hijo de Rodrigo, es el antagonista principal en Assassin’s Creed: Brotherhood. Históricamente, César fue un ambicioso comandante militar y figura principal en el intento de la familia Borgia de consolidar un estado propio en el centro de Italia. En el juego, se le representa como un joven despiadado, sediento de poder, que no duda en traicionar incluso a su padre para obtener el control del Fragmento del Edén.
Su carácter es impulsivo, brutal y carismático, lo que lo convierte en un enemigo formidable. A diferencia de Rodrigo, que planea y manipula, César actúa con fuerza bruta y con una visión de conquista total. La caída de los Borgia es una parte central del arco de Ezio, y el enfrentamiento final con César marca el cierre del conflicto con esta poderosa familia. Es una representación sólida y en gran parte coherente con las fuentes históricas que describen a César como un estratega militar brillante pero moralmente corrupto.

Nicolás Maquiavelo
Nicolás Maquiavelo aparece tanto en Assassin’s Creed II como en Brotherhood, y aunque su rol no es tan prominente como el de otros personajes, su presencia es importante. Históricamente, Maquiavelo fue un diplomático, historiador y pensador político, conocido sobre todo por su obra El Príncipe, en la que reflexiona sobre el poder, la política y la naturaleza humana.
En el juego, es miembro de la Hermandad de Asesinos y actúa como consejero de Ezio, ayudándolo a reorganizar la Hermandad tras la caída de Monteriggioni. Su personalidad es sobria, calculadora, y refleja el pensamiento estratégico que caracteriza su figura histórica. Aunque el juego no profundiza demasiado en sus escritos, su aparición aporta una dimensión intelectual al conflicto, y plantea preguntas sobre la moralidad del poder, un tema muy acorde con el universo de Assassin’s Creed.

Bartolomeo d’Alviano
Bartolomeo d’Alviano es una figura militar real que sirvió como condottiero para diversas ciudades-estado italianas. En el juego, es retratado como un aliado ruidoso, vulgar y sumamente eficaz en combate. Aparece sobre todo en Brotherhood, donde ayuda a Ezio a recuperar el control de Roma a través de la lucha armada.
Aunque se toma bastante libertad con su caracterización (históricamente no hay registros que confirmen su carácter tan extravagante), su inclusión sirve para mostrar el tipo de alianzas que Ezio tuvo que forjar para consolidar la Hermandad. Representa la fuerza bruta, el valor militar y el espíritu guerrero del Renacimiento italiano.

Caterina Sforza
Caterina Sforza, condesa de Forlì, fue una de las mujeres más poderosas y fascinantes de su tiempo. En Assassin’s Creed II, Ezio la rescata y posteriormente colabora con ella en varias misiones. Su relación tiene tintes románticos, pero siempre se mantiene dentro de una dinámica de respeto mutuo y admiración.
Históricamente, Caterina fue conocida por su férrea defensa de sus territorios, su carácter indomable y su inteligencia política. Fue una figura que desafiaba los roles tradicionales asignados a las mujeres en su época. El juego captura bastante bien su fuerza y complejidad, y su presencia aportaba bastante profundidad al mundo político y militar del Renacimiento.

Girolamo Savonarola
Savonarola fue un monje dominico que gobernó Florencia tras la expulsión de los Médici. Predicaba la purificación moral y la condena de los lujos del Renacimiento, llegando incluso a organizar las “hogueras de las vanidades”, en las que se quemaban libros, obras de arte y objetos considerados pecaminosos. En Assassin’s Creed II, Savonarola entra en posesión de un Fragmento del Edén, que utiliza para manipular a las masas y tomar el control de la ciudad.
Ezio se enfrenta a él y a sus seguidores en una serie de misiones en las que debe eliminar a quienes defienden el régimen del monje. Su inclusión en el juego no solo es histórica, sino que también funciona como una crítica a los fanatismos religiosos y a los regímenes autoritarios disfrazados de moralidad.

Suleimán el Magnífico (joven)
Por último, en Assassin’s Creed: Revelations, Ezio viaja a Constantinopla, donde conoce a un joven príncipe otomano llamado Suleimán. Este personaje no es otro que el futuro Suleimán el Magnífico, uno de los sultanes más importantes del Imperio Otomano. Aunque aún no ha alcanzado el poder, ya muestra signos de sabiduría, nobleza y una visión política avanzada.
Su relación con Ezio es amistosa y de mutuo respeto, y aporta una nueva perspectiva al conflicto entre asesinos y templarios, ahora expandido a una escala más internacional. La inclusión de Suleimán refuerza el alcance global de la Hermandad y nos recuerda que la lucha por el control del mundo no se limita a Europa.




