La franquicia Assassin’s Creed de Ubisoft ha sido un pilar de los videojuegos desde 2007. Sin embargo, con la llegada de Assassin’s Creed Origins en 2017, la saga dio un giro drástico al alejarse de su fórmula original, evolucionando hacia una experiencia más centrada en el género de los RPG de mundo abierto. A lo largo de los tres títulos principales de esta nueva etapa Origins, Odyssey y Valhalla, la serie ha explorado épocas fascinantes, refinado sus mecánicas y profundizado en su narrativa.
Assassin’s Creed Origins: Un regreso al comienzo
Lanzado en 2017, Origins marcó un renacimiento para la serie al situarse en el Antiguo Egipto, en la época de la dinastía ptolemaica. El juego nos presenta a Bayek de Siwa, un medjay cuya tragedia personal lo lleva a iniciar una lucha contra un misterioso grupo conocido como la Orden de los Ancestros, los predecesores de los templarios.
El gran atractivo de Origins fue su reconstrucción meticulosa del Antiguo Egipto, que permitió a los jugadores explorar ciudades como Alejandría y Menfis, así como monumentos icónicos como las pirámides de Giza. El sistema de combate también experimentó una renovación, adoptando un enfoque más estratégico y basado en el uso de armas y habilidades. Además, el juego introdujo elementos RPG como el nivel del personaje, equipamiento personalizable y un árbol de habilidades.
Más allá de su jugabilidad, Origins revitalizó la narrativa, dando énfasis a la fundación de la Hermandad de los Asesinos y conectando magistralmente con la tradición de la saga.
Assassin’s Creed Odyssey: La Odisea Griega
En 2018, Odyssey llevó a los jugadores a la Antigua Grecia, más de 400 años antes de los eventos de Origins. Aquí asumimos el papel de Kassandra o Alexios, descendientes del legendario Leónidas I, en una historia que mezcla mitología, política y un profundo drama familiar.
Odyssey amplió la fórmula de mundo abierto con un mapa gigantesco que incluye las islas del Mar Egeo y las ciudades-estado como Atenas y Esparta. El combate naval regresó con una mayor importancia, permitiendo a los jugadores comandar su propio barco, el Adrestia, para explorar el vasto océano.
Uno de los aspectos más innovadores de Odyssey fue su sistema de decisiones. Por primera vez en la serie, las elecciones del jugador tenían un impacto significativo en el desarrollo de la historia y sus múltiples finales. Además, se incorporaron mecánicas como las relaciones románticas y un árbol de habilidades más complejo que daba mayor personalización al estilo de juego.
Aunque algunos criticaron su alejamiento de los elementos clásicos de Assassin’s Creed, Odyssey ofreció una de las experiencias más completas y ambiciosas de la franquicia, con un enfoque más RPG y menos sigilo.
Assassin’s Creed Valhalla: La Era de los Vikingos
Con el lanzamiento de Valhalla en 2020, Ubisoft llevó a los jugadores a la Inglaterra del siglo IX, durante la era de las invasiones vikingas. Aquí asumimos el papel de Eivor, un líder vikingo que busca establecer un asentamiento en tierras anglosajonas mientras lidia con conflictos internos y externos.
Valhalla tomó elementos de Origins y Odyssey y los perfeccionó. La mecánica de los asentamientos dio a los jugadores un espacio personalizable y dinámico que evoluciona a lo largo del juego. El combate, por su parte, se volvió más brutal y visceral, acorde a la temática vikinga, con la posibilidad de usar un arma en cada mano.
El juego también introdujo las invasiones, que permitían liderar ataques a monasterios y fortalezas enemigos junto a un grupo de guerreros. Además, la narrativa de Valhalla destacó por su integración con los mitos nórdicos y un vínculo más estrecho con los elementos de ciencia ficción y la trama moderna de la franquicia.
Aunque el enfoque de Valhalla fue más bélico que de sigilo, el juego se esforzó por mantener una conexión con las raíces de Assassin’s Creed al explorar los orígenes de la Orden de los Ocultos en Inglaterra.
Un legado compartido
Origins, Odyssey y Valhalla no solo redefinieron la jugabilidad de Assassin’s Creed, sino que también ampliaron las expectativas de lo que puede ofrecer una experiencia de mundo abierto. Cada título trajo consigo una exploración cultural y arquitectónica única, desde las arenas del desierto egipcio hasta las islas griegas y las montañas nevadas de Noruega.
Sin embargo, también enfrentaron críticas, particularmente por su extensión y por desviarse de la fórmula clásica de la serie. A pesar de esto, es innegable que estos juegos han llevado a Assassin’s Creed a nuevos horizontes, atrayendo tanto a nuevos jugadores como a veteranos.