Desde hace unos años se ha puesto en marcha una guerra de consolas provocada por algunos usuarios en RRSS. Parece que, con el objetivo de ensalzar a la marca elegida por ellos y ellas, se dedican a menospreciar a la «competencia». Pero la mayoría de estos gamers no vivieron la verdadera guerra de consolas. Hoy retrocedemos hasta el principio de los 90 para recordar que pasó por aquel entonces.
Desde finales de los años 80 había una marca de consolas que dominaba el mercado con mano de hierro. Esa no es otra que la gran Nintendo que, acompañada de títulos como Mario Bros y The Legend of Zelda, salvó a la industria de los videojuegos de la ruina más absoluta en occidente.
Las políticas de Nintendo de crear juegos para toda la familia (más bien para niños) estaba calando en los usuarios que veían en esta el centro de entretenimiento perfecto para los pequeños de la casa. Y el control exhaustivo al que sometía a las compañías evitaba que salieran títulos no aptos para todo el mundo.
Si bien eso le generó bastantes ventas, había un mercado que no se estaba explotando. Resulta que los niños que empezaron a jugar videojuegos a principios de los 80 ya habían crecido y se había tornado adolescentes. Esos usuarios ya empezaban a ver a Nintendo como un juguete para niños pequeños.
Es ahí donde entra la gran rival de Nintendo durante aquella época: Sega. Sega era, por aquel entonces, una pequeña aunque exitosa desarrolladora de videojuegos para máquina recreativas. Fue en la segunda mitad de la década de los 80 cuando decidieron pasarse a la fabricación de hardware.
Empezaron en 1986 con la Master System (realmente empezaron antes con la SG-1000) pero la competencia de la NES de Nintendo era tan tremenda que no tuvo el éxito esperado. Y eso que la consola de SEGA era superior en características a la de Nintendo (todo un clásico en SEGA).
Para intentar vencer a Nintendo, SEGA decidió incorporar su juego más importante de la plataforma, Alex Kidd, en un pack con la consola pero la Gran N había impregnado todos los mercados y no se iba a dejar comer la tostada. Entonces hubo una jugada maestra por parte de los directivos de la pequeña empresa japonesa.
Uno de los motivos por el bajo éxito de Master System se pensaba que era el hecho de haber salido al mercado años después de su competidora directa. En SEGA recogieron ese dato y decidieron avanzar el lanzamiento de su siguiente consola para no tener ese handicap.
En 1988 salió a la venta SEGA Megadrive (Genesis en latinoamérica) pero no fue el lanzamiento que suponían en SEGA. La salida de Super Mario Bros 3 una semana antes eclipsó todos los lanzamientos alrededor de esa fecha. Pero en SEGA no se rindieron.
A mediados del año siguiente se lanzó SEGA Genesis en EEUU pero los resultados tampoco fueron muy alentadores. Al ver los problemas que tuvieron para poder comercializarla (ninguna empresa quería los derechos) SEGA creó lo que a la postre pudo ser su tumba en el mundo del hardware: SEGA of América.
Donde se cimentó el éxito de la consola de 16 bits de SEGA fue en Europa. El lanzamiento fue en 1990 y, puesto que la consola llevaba 2 años a la venta en Japón y uno en EEUU, el catálogo de lanzamiento fue mucho mejor. Rápidamente se transformó en la consola preferida en el viejo continente.
Al buen catálogo que tenía se le sumó la inexistencia de competencia (la Super Nintendo no saldría hasta 1992 en Europa). La puntilla vino en forma del erizo azul más rápido del mundo. En 1991 salía a la venta Sonic the Hedgehog y reventaba la industria del videojuego.
SEGA sabía que competir con el gigante de Kioto era una quimera pero hicieron todo lo que estaba en su mano para poder ganar. Coincidiendo con la salida en Japón de la Megadrive empezaron una campaña de marketing hiperagresiva en contra de su competidora.
Es de aquella época el eslogan «SEGA does what Nintendon’t» (SEGA hace lo que Nintendo no) que intentaba mostrarse como un sistema enfocado a los adolescentes. También hicieron el mítico anuncio de Game Gear en el que explicaban la única manera de jugar a una portátil en color.
Así se cimentó una rivalidad que duró hasta principios de los 2000. En el patio del colegio eras de Mario o de Sonic. Jugabas a Mortal Kombat con la sangre de su color o o con la sangre de color verde y sin Fatalitys. Tenías acceso a los JRPG más influyentes de la industria o te entretenías con juegos de acción más básicos.
En próximas semanas seguiremos explicando como fue evolucionando esta guerra de consolas hasta que llegó el momento de ver a Sonic y Mario en un mismo título.
Gracias por vuestra confianza.