Sí, parece mentira, pero ya han pasado 7 años desde que Pokémon Quest se lanzó en Nintendo Switch. Fue aquel 30 de mayo de 2018 cuando, sin previo aviso, The Pokémon Company nos sorprendió con un spin-off gratuito que poco tenía que ver con las entregas principales… y que, precisamente por eso, logró hacerse un hueco entre los fans.
Con su estética cúbica, desenfadada y minimalista —muy al estilo voxel, casi como un cruce entre Pokémon y Minecraft—, Pokémon Quest se ganó la curiosidad (y el cariño) de miles de jugadores desde el primer momento. No era un RPG tradicional, ni pretendía serlo, pero tenía algo que enganchaba: era simple, simpático y, sobre todo, adorable.
La Isla Rodacubo, ese lugar al que todos volvimos
En Pokémon Quest, los Pokémon de la primera generación tomaban un aspecto cúbico y nos acompañaban en expediciones por la Isla Rodacubo, un entorno lleno de color, tesoros y criaturas salvajes. Nuestro objetivo: mejorar el campamento base, cocinar recetas para atraer nuevos compañeros y formar equipos para explorar los rincones más peligrosos de la isla.
La mecánica era muy accesible, ideal para partidas cortas y relajadas. Era un juego pensado tanto para veteranos como para nuevos jugadores, con una progresión sencilla pero gratificante. Además, las animaciones y los sonidos eran tan agradables que costaba soltar la consola. Y sí, esa musiquita del campamento todavía vive en la cabeza de más de uno…
Un spin-off menor, pero con mucha alma
A pesar de no tener la profundidad de otros juegos de la saga, Pokémon Quest ofrecía una experiencia única. En su momento, fue una apuesta atrevida: una versión gratuita, descargable al instante y con un enfoque más táctil y automático, que luego también llegó a móviles, ampliando aún más su alcance.
Lo curioso es que, lejos de desaparecer, Pokémon Quest ha mantenido una pequeña comunidad de jugadores que siguen cuidando sus campamentos y evolucionando a sus Pokémon cúbicos.
Siete años después, sigue siendo un rincón feliz
En una era donde Pokémon explora mundos abiertos, mecánicas multijugador y complejas estrategias de combate, mirar atrás y recordar Pokémon Quest es como abrir una cajita nostálgica. Era un juego sin grandes pretensiones, pero con una personalidad muy marcada.
Y lo mejor de todo es que sigue disponible. Así que si hace tiempo que no lo visitas, quizá hoy sea un buen día para volver a la Isla Rodacubo, preparar un buen estofado de setas mullidas y reencontrarte con ese Pikachu cuadrado que tanto te acompañó.
