Artificer, el estudio indie conocido por títulos como Showgunners o Sumerian Six, se ha aliado con el icónico editor Devolver para presentar Minos. Esta propuesta no es solo otro roguelike dentro de un género saturado, sino que pretende dar una lavada de cara al género, poniéndonos en la piel del minotauro. Combinando los estilos roguelike y tower defense, promete explorar las luces y sombras del mito, intentando erigirse como una de las propuestas más originales y prometedoras del panorama indie.

Fecha de salida: Sin confirmar
Desarrolladora: Artificer
Distribuidora: Devolver Digital
Plataformas disponibles: PC
Textos: Español
Voces: –
Plataforma analizada: PC (Steam)
¿De qué trata Minos?
La narrativa de Minos, aunque se nos antoja un poco escasa en la demo que hemos probado, parte de una premisa original: ¿y si la historia nos ha contado solo la versión de Teseo? El juego nos pone en los zapatos —o pezuñas, según se vea— del minotauro Asterión, no solo como una bestia, sino como una víctima de la crueldad humana.
Cientos de aventureros se adentrarán en las profundidades del laberinto dispuestos a darnos caza. Nuestro objetivo: sobrevivir mientras aprendemos más de nuestra historia.

Minos promete descubrir el mito del hombre que se convirtió en bestia, intentando darle algo más de profundidad al género roguelike.
Jugabilidad: conviértete en arquitecto
Artificer nos presenta con Minos un híbrido ingenioso que fusiona tres pilares fundamentales en el título: la construcción de escenarios, la defensa de torres y el control directo del personaje, todo ello envuelto en la estructura procedural de un roguelike.
La construcción dinámica del laberinto
Este es el núcleo del juego. Usando a Dédalo como una especie de arquitecto mágico, deberemos colocar, destruir y recolocar muros, corredores y trampas a tiempo real. Esto hace que el laberinto se sienta vivo, teniendo que adaptarnos constantemente a las distintas oleadas de invasores que intentan acabar con la bestia.
La estrategia más allá de esto no consiste en poner una trampa que acabe con los valientes guerreros que se adentran en el laberinto, sino en diseñar rutas intrincadas que maximicen el daño que le hacemos a los héroes, o bien que nos hagan ganar algo de tiempo extra para poder rearmar las trampas que hemos situado previamente.


A medida que vamos progresando, el juego nos ofrecerá nuevos obstáculos en nuestra gestión del escenario, teniendo que romper bloques usando energía o ubicando muros especiales que no pueden destruirse, forzándonos a tener que tomar decisiones sobre qué caminos abrir o cerrar, qué recorridos hacer más largos o más cortos y, en definitiva, complicando nuestra propia progresión para crear la trampa definitiva.
El arsenal del terror
La variedad de trampas es amplia y satisfactoria. Desde las trampas más brutales y sangrientas posibles (estacas, ballestas, estatuas de sirenas, cabezas de medusa o sierras gigantes) hasta lo psicológico (puertas que aíslan a los enemigos o que los empujan hacia atrás).
Esta diversidad fomenta la experimentación y la combinación de efectos. Aísla a los enemigos que esquivan obstáculos para que el resto, más lentos, caigan en una sierra, o guíalos hacia un pasillo donde les espera una ballesta al final.
Que todos los enemigos caigan en tus trampas antes de llegar a ti, genera una sensación de poder e ingenio tremendamente gratificante. La obtención de artefactos y mejoras pasivas durante la partida permite modificarlas aún más, creando sinergias impredecibles y potentes que te ayudarán a progresar.
Encarnar al minotauro
Mientras que usando a Dédalo puedes modificar el entorno y colocar trampas a diestro y siniestro, el juego también te permite tomar el control directo del minotauro con un clic del ratón. Astarion, el minotauro, no es un mero espectador, sino que actuará como el verdugo final si algún enemigo es capaz de escapar de las trampas que les esperan dentro del laberinto.

La capacidad de mover a nuestro personaje dentro del escenario aporta una capa de acción táctica inmediata: puedes utilizarlo para acabar con un enemigo herido que ha logrado escapar de las llamas infernales, o bien puedes atraer a un grupo hacia una zona preparada con ballestas y sierras.
Esta simbiosis entre la estrategia macro, la de Dédalo, y la micro, la del minotauro, es donde Minos logra brillar con más fuerza.
Variabilidad y progresión
El mapa sigue una estructura por fases, la cual nos recuerda bastante a la de juegos de este mismo género. Cada escenario presenta bifurcaciones, cada una con distintas recompensas, enemigos y eventos aleatorios, haciendo que cada partida de Minos sea única. Estos eventos pueden ser desde enemigos que suelten recompensas adicionales, setas que alteren los pasillos hasta minerales en los muros rompibles del escenario, los cuales nos otorgarán recursos extra.


Además, los enemigos van escalando progresivamente, empezando con simples guerreros hasta llegar a arqueros, evasores y desactivadores de trampas o los peligrosos rompedores de muros, obligándote continuamente a cambiar tu estrategia.
La economía
El sistema de economía es sólido y motivador. Derrotar a enemigos nos otorgará sangre, oro y experiencia, mientras que superar las distintas fases que nos plantea Minos nos otorgará gemas.
La sangre permitirá mejorar nuestro laberinto, desbloqueando una trampa adicional que podremos colocar. Además, el oro nos permitirá comprar rocas gigantes, pinchos o lanzallamas en la tienda (esto desaparece cada vez que avanzamos de fase). Cada vez que acabemos un escenario, el oro sobrante se convierte en gemas rosas, la moneda de la progresión permanente, en una proporción 4:1. De esta manera, sientes que no estás desperdiciando ningún recurso.
Fuera del laberinto, podremos mejorar a nuestro personaje en el taller, otorgándole mejoras o habilidades permanentes gastando la experiencia que hemos obtenido, o desbloquear nuevas trampas en la forja gastando las gemas. De esta manera, aunque hayas muerto intentando defenderte entre las paredes mortales del laberinto, siempre ganarás algo que hará que la próxima run sea un poco más fácil o desbloquearás algún objeto que te abra nuevas posibilidades estratégicas.




Apartado técnico
Con unos requisitos modestos y un rendimiento bien optimizado, Minos se asegura de que la experiencia de juego sea fluida, un aspecto crítico en un juego que exige que respondamos rápido y con precisión.
Apartado gráfico y artístico
En el apartado gráfico, el juego abraza una estética de mitología oscura. Lejos de la imagen de la Grecia bañada por el sol, el laberinto de Minos es un lugar lóbrego, frío y opresivo. Las sombras son demasiado oscuras y los colores son muy apagados, teniendo que subir el ajuste de gamma por encima de lo recomendado para poder ver algo.

Más allá de esto, el estilo artístico crea un ambiente de suspense constante. Este estilo es coherente con la narrativa y realza la jugabilidad, permitiendo que los pasillos sean legibles, aunque es verdad que muchas veces es fácil confundir las trampas con las zonas habilitadas para colocarlas.
Apartado sonoro
La música, tensa y ambiental, es capaz de mantenerte en un estado de alerta permanente, apoyando la idea de que vas a ser continuamente hostigado por los guerreros que ansían tu cabeza. La banda sonora cambia entre los distintos escenarios y los menús, usando instrumentos como la cítara, que nos recuerdan a la antigua Grecia, además de corales oscuras e incluso algún que otro instrumento de viento. De fondo, de forma esporádica, podemos escuchar algún que otro sonido de una puerta metálica cerrándose, añadiendo aún más profundidad al título.


Por otro lado, los efectos de sonido tienen un toque algo arcade que resulta satisfactorio: el sonido de las sierras al activarse, los golpes de espadas o el gruñido del minotauro son una retroalimentación inmediata muy gratificante que refuerza el impacto de lo que hacemos.
Conclusión
Artificer, además de crear un roguelike adictivo y estratégico, ha creado una experiencia que invita al jugador a repensar la historia del mito desde el lado más incómodo: el de la bestia. Minos es un desafío intelectual y una carnicería táctica muy bien diseñada que querremos explorar una y otra vez.
Si bien es cierto que se echa algo de menos un poco más de la historia y que algunas trampas son demasiado débiles, en general la experiencia de jugarlo ha sido positiva. A expensas de lo que nos traigan en su versión final, Minos puede llegar a ser una apuesta segura para aquellos amantes de la estrategia y los mitos con una macabra y brillante vuelta de tuerca.