Dentro de la palabra indie podemos introducir gran cantidad de juegos y mecánicas entre las cuales The King is Watching ha logrado destacar gracias a una idea simple pero potente: gestionar un reino sabiendo todo lo que ocurre (o lo que deja de ocurrir) bajo la atenta mirada de su monarca. Más allá de ser un juego de gestión y estrategia, este título desarrollado por Hypnohead mezcla estrategia, elementos roguelite y un componente citybuilder a través de la mecánica de supervisar una zona concreta que le queda muy bien.

Fecha de salida: 21 de julio de 2025
Desarrolladora: Hypnohead
Distribuidora: TinyBuild
Plataformas disponibles: PC
Textos: Español
Voces: –
Plataforma analizada: PC (Steam)
Historia: un nuevo reino
The King is Watching no tiene una historia como tal, sino que propone una narrativa ambiental que se va desarrollando a través de eventos, decisiones, oleadas y consecuencias.
Podríamos decir que encarnamos al rey de una pequeña ciudad en auge, un territorio inestable rodeado de amenazas como facciones rebeldes, criaturas sobrenaturales y otra serie de peligros. Tú, como rey, debes vigilar constantemente tu reino con la premisa clara de que «todo lo que no se observa tiende al caos más absoluto».
A lo largo de las partidas, que funcionan como runs independientes al estilo roguelite, iremos desbloqueando más trasfondo, mejoras, reyes, consejeros, edificios e incluso, en su última actualización, la posibilidad de hacer tratos con el infierno para enfrentarnos a duendes o elementales de lava.


Jugabilidad: bajo la atenta mirada del rey
La jugabilidad en The King is Watching es, sin lugar a dudas, lo que más puede gustarte de este juego, ya que representa un cambio y una novedad significativa con respecto al resto de títulos de este estilo que hayas podido jugar recientemente.
Principalmente, el juego se desarrolla en un mapa dividido en varias zonas funcionales. A la izquierda encontramos nuestra ciudad, organizada en una cuadrícula donde podemos construir áreas de producción de recursos, entrenamiento militar, investigación y defensa. Mientras tanto, a la derecha se sitúa la zona del campo de batalla, donde debemos defendernos de las oleadas de enemigos que intentan asediar nuestra aldea.
La mecánica principal es sencilla pero brillante: el rey solo puede observar una zona a la vez, y su mirada activa la producción de recursos, unidades, hechizos y áreas de investigación. Cuando desviamos la atención, esa zona deja de producir.
Gestionar la atención: la mecánica, los recursos y la economía
La revolucionaria mecánica que aporta The King is Watching es la gestión de la mirada, obligando al jugador a priorizar de forma constante. Cada zona tiene un indicador de producción que se detiene cuando no está siendo observada, de tal manera que tendremos que elegir si producimos recursos y cuáles de ellos vamos a explotar en cada momento, si vamos a investigar edificios o a reclutar unidades para defender el reino.
Esto genera una tensión continuada que nos obliga a decidir constantemente qué hacer. A medida que vayamos recolectando recursos podremos mejorar tanto la cantidad de casillas que observamos a la vez como el número de unidades que podemos tener activas simultáneamente.
Por otro lado, entramos en el apartado de recursos y economía. Los principales recursos que podemos explotar incluyen trigo, madera y agua. Más adelante se desbloquean materiales especiales como arcilla, oro, harina, uvas, vino o incluso cristales arcanos. Cada uno cumple un rol específico y suele depender en gran medida de otros recursos para construir, investigar o generar unidades concretas. Por ejemplo, para producir oro tendremos que vender materiales básicos en el mercado. Eso sí, hay que tener cuidado, ya que cada casilla de producción cuenta con una cantidad finita de recursos que podremos extraer antes de que se agote y desaparezca.
Disponemos de casillas básicas que podemos colocar libremente en una cuadrícula, intentando crear sinergias para que todas ellas produzcan a la vez mientras están bajo nuestra mirada. Esto resulta especialmente aprovechable cuando agrupamos zonas de producción militar junto a los recursos necesarios para generar unidades.
Cuando superamos una oleada, obtenemos denarios y nuevas casillas con las que seguir desarrollando nuestra ciudad. Los denarios nos permiten comprar nuevos edificios, mejoras, hechizos, artefactos, materiales y otras pasivas que nos otorgan ventajas durante la partida.



Combate y defensa
El combate no es directo, sino estratégico. Debemos elegir qué unidades entrenar, cómo posicionar nuestras defensas, qué hechizos lanzar y cuándo priorizar la producción de unidades.
Durante los ataques enemigos, que dependen de nuestras decisiones, no observar las casillas militares puede ser letal, ya que es relativamente fácil que nuestras tropas mueran durante el combate. Esto también depende del tipo de unidades que generemos, pues contamos con una gran variedad de clases de soldados: guerreros, brutos, arqueros, magos, locos (sí, locos) y muchas otras unidades, cada una con sus pros y sus contras, que podremos utilizar para defender el reino. Cada invasión se convierte en un ejercicio de malabarismo en el que tendremos que proteger la muralla sin abandonar la producción, intentando que el reino no se desmorone mientras luchamos por mantenerlo a salvo.
A lo largo de cada run podremos elegir las características de las oleadas contra las que pelearemos. A mayor dificultad, mejores recompensas obtendremos, aunque también tendremos que enfrentarnos a una mayor cantidad de enemigos y a unidades más difíciles de derrotar. Por otro lado, podremos investigar hechizos u obtenerlos durante las invasiones enemigas, lo que nos permitirá desatar descargas arcanas o curar a nuestras unidades durante la partida.
Tras finalizar los combates, el juego activa eventos aleatorios que nos obligan a tomar decisiones. No existe una única opción correcta, pero sí nos fuerza a sacrificar recursos para evitar un desastre mayor, eligiendo entre perder estabilidad a cambio de crecimiento económico o decidir qué tipo de recursos obtendremos tras el evento.



Progresión
The King is Watching tiene una estructura roguelite, en la que cada derrota forma parte del aprendizaje. Al final de cada partida obtendremos una serie de monedas en función de lo bien o mal que lo hayamos hecho y de la cantidad de jefes que hayamos derrotado, lo que nos permitirá desbloquear nuevos edificios en los que contratar consejeros, desbloquear nuevos monarcas, pasivas o desafíos para las siguientes partidas. Esto fomenta la exploración al permitirnos probar estrategias arriesgadas, especializar el reino en una dirección determinada y aprender a priorizar mejor la atención del rey.
Eso sí, es importante tener claro que el juego no se domina rápidamente. Durante el gameplay nos hemos dado cuenta de que todo requiere su tiempo y de que la mayor parte del aprendizaje se basa en el ensayo y error y en la comprensión de cada uno de los sistemas que lo integran. Pero ahí es donde reside su mayor virtud: cada partida enseña algo nuevo para la siguiente, y eso es lo que lo vuelve especialmente adictivo.
El ritmo de las partidas no es ni frenético ni relajado, pero mantiene una presión constante en la que te preguntas si lo que estás haciendo es correcto o no, o si estás produciendo todo de la manera adecuada. Incluso en los momentos de calma sabes que estás eligiendo qué problemas posponer y cuáles priorizar. Esa sensación de control parcial es lo que convierte al título en una experiencia que genera tensión y lo vuelve especialmente atractiva.



Niveles de peligro
En The King is Watching, la dificultad no se presenta como una simple elección inicial. Al principio tendremos que elegir obligatoriamente la dificultad cero hasta que consigamos llegar al final de la partida. Aquí, la dificultad recibe el nombre de niveles de peligro y funciona como un sistema dinámico que define el tono, el ritmo y la presión de cada partida.
Como en otros títulos de gestión, la denominación de peligro no es casual. En este juego los niveles de peligro alteran por completo la fragilidad del sistema. A mayor nivel de peligro, mayor cantidad de enemigos, las crisis escalan antes y el margen de error se reduce considerablemente. Al llegar a cierto nivel de peligro en cada mapa desbloquearemos el siguiente y, a medida que juguemos en niveles más complicados, obtendremos mejores recompensas, lo que nos fuerza, muy entre comillas, a elevar la dificultad de forma constante.
Su nueva actualización: The Volcano Update
La actualización The Volcano Update es, sin exagerar, el contenido más grande que sus desarrolladores han incluido en el juego hasta la fecha. Principalmente, introduce una nueva región dominada por un volcán, que puede convertirse tanto en la salvación como en la destrucción del reino.
Entre sus principales novedades encontramos:
- Seis nuevos jefes completamente nuevos.
- Un nuevo recurso: las runas infernales. Estas pueden conseguirse en los altares de sacrificio y nos ayudarán a rellenar el medidor de devoción.
- 20 nuevos eventos narrativos y 17 nuevos artefactos.
- Nueve barracones infernales nuevos.
- Cuatro nuevos consejeros y mejoras para doce de los existentes.
- Cuatro nuevas unidades
- Una banda sonora renovada
- Descuentos para el comerciante y la posibilidad de vetar edificios.
- Modificaciones en los niveles de peligro (la dificultad) y en el equilibrio general
Como podéis ver, esta actualización no solo añade más contenido, sino que viene para redefinir el ritmo y la dificultad de las partidas, haciéndolo más profundo y exigente para los que ya lo hubieseis probado en anteriores versiones del título.



Apartado técnico
En el plano técnico, The King is Watching se comporta de forma sólida, lo cual no es muy complicado, ya que los gráficos no suponen una gran carga para el sistema, comportándose de manera estable en PC y en Steam Deck. Los tiempos de carga son mínimos y no hemos tenido errores graves que arruinen la experiencia de juego.
Los ajustes del menú son bastante básicos: subir y bajar el volumen y ajustar la pantalla a modo ventana o pantalla completa… y ya está. Nada más. Sin embargo, no necesita opciones adicionales para poder disfrutarlo. No obstante, en la Steam Deck pienso que aún hay problemas de interfaz ya que los textos pueden verse especialmente pequeños, pero nada especialmente grave.
Apartado gráfico y artístico
En el apartado artístico, el juego apuesta por un estilo pixel art detallado, con una paleta de colores algo más apagados pero expresivos. Cada zona del reino tiene una identidad visual propia y cada mapa, parte, casilla o elemento tiene una identidad visual propia que te ayuda a diferenciarlo rápidamente a simple vista.
El diseño de la interfaz es funcional, algo recargado a veces, pero aun así el título logra transmitir la sensación de estar supervisando algo que está vivo, es frágil y aun así, es difícil de equilibrar. Por otro lado, el juego sabe cuándo ser minimalista y cuándo ser realmente impactante aunque sin llegar a un despilfarro gráfico que te saque de la experiencia.
Apartado sonoro
La banda sonora es bastante discreta pero eficaz. Los temas musicales varían según la situación del reino, intensificándose durante los ataques y relajándose durante la fase de estabilidad y los menús. La banda sonora no es memorable por sí sola, aunque funciona perfectamente para darte una experiencia correcta.
Los efectos de sonido brillan por su ausencia, delegando toda la responsabilidad sobre la banda sonora, no destacando en ninguno de sus aspectos, limitándose únicamente a avisarte de las alertas, no destacando durante las batallas, al lanzar hechizos o al interactuar con otros elementos del escenario.
Conclusión
The King is Watching es un ejemplo brillante de por qué una idea sencilla puede convertirse en una experiencia completa, profunda y original cuando se ejecuta con inteligencia. Su mecánica central es la gestión de la atención y redefine la estrategia convencional, manteniendo al jugador en una tensión constante.
Con su última actualización ‘The Volcano Update’, el juego no sólo busca expandirse, sino atreverse a reinventarse y a complicarse un poco más, buscando nuevas formas para jugar, decidir, aprender, ganar y fracasar. No es un título para quienes quieren una experiencia relajada, pero sí para aquellos que disfrutan del desafío planificando estrategias y tomar decisiones en tiempo real con consecuencias reales.
Porque si en algo destaca The King is Watching es en su objetivo central: hacer que el jugador observe la pantalla como un rey observa su reino.
Lo mejor
- Mecánica central original y muy bien integrada
- Alta rejugabilidad gracias a su estructura roguelite
- La nueva actualización incluye muchísimo contenido y arregla algunos aspectos desbalanceados
Lo peor
- La curva de aprendizaje puede resultar algo exigente para los nuevos jugadores
- La interfaz podría ser algo más clara en ciertos momentos
- Algunos eventos que suceden de forma aleatoria pueden castigar excesivamente
- La banda sonora es correcta pero olvidable y los efectos de sonido son casi inexistentes
Nuestra valoración de The King is Watching



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