En un panorama saturado de mundos futuristas y fantasía occidental, Blood of Mehran apuesta por un viaje diferente: una historia de venganza ambientada en la antigua Mesopotamia, donde las arenas guardan más secretos de los que parecen. Con una mezcla de acción, sigilo y narrativa lineal, el juego nos invita a seguir los pasos de un guerrero legendario que, tras haber colgado su espada, se ve obligado a empuñarla de nuevo.

Fecha de salida: 7 de octubre de 2025
Desarrolladora: Permanent Way Game
Distribuidora: Blowfish Studios
Plataformas disponibles: PC, PlayStation 5
Textos: Español
Voces: Inglés
Plataforma analizada: PlayStation 5
Historia: Venganza, sangre y amor
Blood of Mehran nos traslada a la antigua Mesopotamia para contarnos una historia marcada por el amor, la pérdida y la venganza. En el centro de todo se encuentra Mehran, un guerrero legendario que decidió abandonar las armas en busca de paz. Sin embargo, la ambición y la injusticia de estas tierras terminan por arrebatarle aquello que más quiere, obligándole a tomar de nuevo su espada para reclamar venganza.
La trama es completamente lineal, dividida en capítulos y secciones que alternan entre combates y fases de sigilo. No hay espacio para bifurcaciones narrativas ni elecciones que alteren el rumbo de los acontecimientos. Salvando mucho las distancias, similar a lo visto en obras como A Plague Tale, el camino está delimitado para mantener el curso de la historia.
En el trayecto, Mehran no estará del todo solo. Encontraremos personajes secundarios que enriquecen la historia: desde simples comerciantes y herreros que nos apoyan en la progresión, hasta figuras con peso argumental que guardan giros de guión. Son estos momentos los que aportan matices a un relato que, aunque clásico, consigue mantener la atención gracias a la ambientación y a su tono cercano a las leyendas de Las mil y una noches.


Jugabilidad: tendrás que adaptarte al entorno
El título se presenta como una aventura de acción con tintes de RPG. Su propuesta mezcla combates de estilo hack and slash con fases de sigilo y progresión mediante árboles de habilidades. Todo ello enmarcado en una estructura cerrada, donde las secciones se suceden una tras otra sin apenas desvíos ni exploración.
La cámara es en tercera persona y está ligeramente alejada. Cada capítulo propone zonas acotadas que combinan enfrentamientos, infiltración y pequeñas pausas narrativas.
La progresión del personaje se articula a través de varios árboles de habilidades. Podemos mejorar el combate cuerpo a cuerpo, potenciar el sigilo o especializarnos en armas concretas o reforzar estadísticas básicas. El sistema de experiencia, unido al dinero que conseguimos de los enemigos, nos permite invertir en equipamiento y mejorar nuestro arsenal. Así, cada jugador puede orientar a Mehran hacia un estilo más ofensivo o más calculador.
El sigilo no alcanza la profundidad que desearíamos y a veces falla por culpa de una IA errática haciendo que muchas veces prefiramos usar el combate tradicional.


El sistema de combate
El combate se apoya en la variedad de armas: desde espadas y cuchillas rápidas hasta escudos o el uso del arco para combatir a distancia, lo que permite crear estrategias diferentes según el tipo de enemigo. Cada herramienta cuenta con su propio árbol de habilidades,
La base se resume en ataques ligeros y cargados que podemos combinar en pequeños combos. Además, disponemos de esferas de chakra que funcionan como un recurso limitado para desatar habilidades especiales, estas son de gran ayuda en las peleas al infligir daño de área o golpes especialmente devastadores.
El problema es que, pese a sus buenas ideas, el combate acaba resultando repetitivo. La abundancia de enfrentamientos convierte a Blood of Mehran en un juego que a veces roza más el hack and slash que la aventura narrativa. La falta de patrones claros en la IA enemiga, unida a mecánicas de sigilo algo rudimentarias, hacen que el jugador opte en muchas ocasiones por abrirse paso a espadazos en lugar de intentar avanzar de forma discreta.
Hay variedad en los enemigos, desde soldados comunes hasta arqueros, asesinos veloces o pesados acorazados. También hay criaturas extrañas que introducen un punto de misticismo. Los combates contra jefes exigen mayor precisión; esquivar y efectuar parrys en el momento exacto son fundamentales para no morir en cuestión de segundos.


Mundo y exploración
En la ambientación radica uno de los puntos fuertes del juego: la sensación de estar explorando un escenario y una época poco representada en los videojuegos.
Aunque la exploración es mínima, lo cierto es que el mundo que construye el juego resulta espectacular. Cada escenario parece diseñado para mostrar la riqueza cultural de la antigua Mesopotamia, con detalles artísticos y arquitectónicos que transmiten respeto por el trasfondo histórico. Es aquí donde el título brilla más, dando pie a muchos momentos donde lo primero que se te ocurre es usar el botón de captura de pantalla.
La linealidad hace que el camino a seguir siempre esté claro. No hay mapa ni brújula, pero tampoco hacen falta. Encontramos coleccionables escondidos y objetos para vender en tiendas que aportan un pequeño incentivo, aunque no es el núcleo de la experiencia. La presencia de NPCs es limitada: algunos son meros acompañantes o comerciantes, otros cumplen una función narrativa puntual, pero sin llegar a tener demasiada profundidad.


Apartado técnico
En lo visual, el juego cumple. Sus escenarios coloridos, con un estilo que mezcla realismo y toques cartoon, ofrecen paisajes que merecen bonitos. El problema aparece al examinarlo de cerca: animaciones rígidas, texturas simples en ciertos elementos y un rendimiento que rara vez alcanza los 60 fps estables.
Al no disponer de modos de calidad o rendimiento, el jugador debe conformarse con el único que hay, una tasa de imágenes que sufre tirones constantes y que, si bien no arruina la jugabilidad, sí recuerda que no estamos ante un juego con gran presupuesto. Aunque es cierto que estamos jugando a una versión temprana en su lanzamiento, queda por ver si existirán parches posteriores que solucionen parte de estos problemas.

Apartado gráfico y artístico
La dirección artística es, sin duda, uno de los pilares de Blood of Mehran. El uso de colores vibrantes, la recreación de escenarios y el diseño arquitectónico hacen que la ambientación sea preciosa. Sin embargo, la exagerada aberración cromática empaña parte del trabajo, llegando a emborronar entornos y sin disponer de la posibilidad de desactivarla en ajustes.
Los textos los encontramos en español, pero se ven penalizados por una traducción poco pulida, con frases que delatan el uso de herramientas automáticas. Aun así, sigue siendo preferible a la ausencia de traducción

Apartado sonoro
La música cumple un papel sobresaliente. La banda sonora acompaña tanto los momentos más pausados como los combates intensos, generando una atmósfera realista en todo momento. Los efectos de sonido son correctos y cumplen con lo esperado en armas, enemigos y entornos.
El doblaje en inglés resulta competente y transmite la emoción necesaria y la música ambiental ayudan a reforzar la inmersión. No es un apartado revolucionario, pero sí efectivo para lo que busca el juego.
Conclusión
Blood of Mehran es un título que sabe dónde quiere brillar: en su historia y en la ambientación. La recreación de la antigua Mesopotamia y el trasfondo de su protagonista son lo mejor del conjunto, acompañados de una dirección artística muy inspirada y una música capaz de sumergirte en las escenas.
Sin embargo, la repetitividad del combate, el sigilo poco trabajado y los problemas de rendimiento frenan su ambición. Se trata de un juego con limitaciones claras, pero que deja buenas sensaciones gracias a su mundo y a una narrativa que, sin innovar, logra enganchar.


Lo mejor
- Una historia de venganza bien contada
- La ambientación en la antigua Mesopotamia
- Dirección artística inspirada y escenarios memorables
- Banda sonora que realza la atmósfera
Lo peor
- Combate repetitivo
- Sigilo poco pulido
- Rendimiento irregular
Nuestra valoración de Blood Of Mehran
