Análisis

Hirogami: un colorido plataformas de papel con pequeñas arrugas


Hirogami llega como una propuesta distinta dentro del panorama indie, combina el arte del origami con mecánicas de plataformas y exploración. Se trata de un título donde los pliegues del papel cobran vida aunque, pese a su originalidad, no siempre logra desplegar (valga la redundancia) todo su potencial.

Fecha de salida: 3 de septiembre de 2025
Desarrolladora:
Bandai Namco Singaphore
Distribuidora:
Kakehashi Games
Plataformas disponibles:
PC, PlayStation 5
Textos: Español
Voces: Inglés
Plataforma analizada:
PlayStation 5


Historia: Un héroe de papel contra la plaga

Como siempre digo, voy a analizar este título partiendo de la base de que su precio es inferior a los 30 euros y no comparándolo con otros títulos cuyo precio de venta es superior al doble.

La aventura de Hirogami nos pone en la piel de Hiro, un joven de papel que ha perdido sus poderes y que debe enfrentarse a la Plaga, una amenaza que corrompe todo lo que toca y transforma a las criaturas de su mundo en los llamados Dañinos. El juego avanza a medida que, poco a poco, vamos recuperando poderes y habilidades, purificando santuarios y liberando a los animales que han sido consumidos por la corrupción.

El abanico sagrado se convierte en nuestra arma principal, un símbolo que canaliza su poder y nos permite enfrentarnos a la Plaga. A lo largo del camino encontramos también a personajes secundarios como Ruz, un artesano que fabrica ornamentos con los recursos recogidos, pequeños detalles que dan vida a un universo que, aunque no es demasiado complejo, sí resulta coherente.

La narrativa no busca giros argumentales sorprendentes, sino transmitir la sensación de estar dentro de un cuento, donde cada nivel añade un nuevas mecánicas.


Jugabilidad: El arte y la precisión

La base jugable de Hirogami está construida sobre el clásico esquema de plataformas en 3D, pero con un giro: Hiro puede transformarse en distintas figuras de animales de origami, cada una con habilidades específicas. La rana puede saltar más alto, el armadillo rodar a toda velocidad, el gorila trepar o combatir con más fuerza… Estas transformaciones son el núcleo de la experiencia y, al menos al principio, resultan frescas y sorprendentes.

Los problemas (aunque leves) aparecen cuando el juego exige demasiada precisión. En varios niveles la cámara juega malas pasadas y no siempre queda claro dónde vamos a aterrizar con el personaje. Esa falta de claridad puede convertir un reto divertido en un pequeño suplicio.

Las transformaciones de origami son sin duda el corazón del juego. Alternar entre formas es rápido e intuitivo, y cada animal está diseñado para sentirse único. Hay satisfacción en descubrir cómo una forma aparentemente inútil se convierte en la solución clave en un puzle concreto. La primera que desbloqueamos es el armadillo, cuya habilidad es hacerse una bola y destruir elementos u obstáculos del camino o rodar por superficies como lava. Hay unas cuantas más como una rana o un gorila, pero es mejor si los vais descubriendo por vosotros mismos.

Un combate que queda en papel mojado

Dicho esto, el sistema de combate no termina de despegar. Encontramos variedad, pero no la profundidad que nos habría gustado. En vez de ofrecernos distintas situaciones donde necesitemos pensar en la estrategia concreta para superar cada combate, encontramos mecánicas muy simples que nos llevan a machacar el mismo botón. Cada animal en el que nos podemos convertir posee sus distintos ataques y habilidades, pero el hecho de que los combates se sientan de relleno y que sean más recurrentes de lo necesario hace que sea muy fácil caer en la comodidad de usar una y otra vez la misma estrategia con el personaje más fuerte.

Deshaciendo la doblez

El juego ofrece una campaña principal de unas 6 a 8 horas, con la opción de extenderlas gracias a retos opcionales: completar niveles sin recibir daño, encontrar cofres escondidos, superar fases contrarreloj o encontrar coleccionables. Todo esto sería necesario de cara a sacar el platino del juego, lo que se te puede ir fácilmente a las 20 horas, ya que algunos desafíos como «pasarse el nivel sin ser golpeado» puede ser frustrante y pesado (doy fe).

Aquí hay un punto positivo y otro negativo. Por un lado, el sistema motiva a rejugar y exprimir cada escenario. Por otro, algunos desafíos dependen demasiado de la precisión de los saltos y el combate, lo cual puede frustrar más de lo que divierte y no es descabellado plantearse no ahondar mas allá en el juego después de los créditos.

Apartado técnico

En PlayStation 5, Hirogami se mueve de forma fluida a 60 fotogramas por segundo en la mayoría de situaciones. El juego en algunas mecánicas y partes utiliza la técnica de stop motion. Los tiempos de carga son reducidos y el rendimiento es estable, salvo en zonas muy concretas con muchos efectos de partículas, donde se notan pequeñas caídas insignificantes.

En cuanto a bugs, el título no está exento de ellos, con personajes que se quedan atascados en esquinas o enemigos que desaparecen de repente. Afortunadamente, no son fallos constantes ni restan inmersión en la experiencia, pero cabe mencionarlos.

Apartado gráfico y artístico

Aquí es donde el título brilla realemnte. El estilo visual basado en origami y en papel es precioso, con escenarios que parecen maquetas de papel y personajes plegados. La iluminación ayuda a reforzar esa belleza del mundo y sus niveles.

No obstante, hay una ligera falta de variedad de escenarios, que tienden a repetir paletas y estructuras. Tras varias horas, la sensación de asombro inicial pierde fuerza.

Apartado sonoro

La música cumple bien con su cometido: melodías suaves que recuerdan al japón feudal, y que acompañan la exploración y refuerzan la atmósfera del juego. Los efectos de sonido —pliegues, crujidos de papel y viento— son correctos y hacen que te sumerjas aún más en la ambientación. El problema, sin embargo, es que la banda sonora carece de temas como tal; funciona como apoyo de fondo, pero poco más.

Conclusión

Hirogami es un juego que destaca por su identidad visual y sus mecánicas originales, capaz de ofrecer momentos realmente bonitos. Sin embargo, tropieza en aspectos clave: el combate se siente limitado, la cámara resta precisión y algunos niveles se alargan más de lo necesario.

No es un título perfecto, pero sí uno con alma y personalidad, y eso hoy en día se agradece. Quienes busquen una experiencia distinta, relajada y con un fuerte componente artístico lo van a disfrutar. Los que esperen un plataformas técnico y preciso, quizás no encuentren del todo lo que buscan.

Lo mejor

  • Un estilo artístico precioso y único
  • Mecánicas de origami originales y satisfactorias
  • Retos opcionales que aportan rejugabilidad

Lo peor

  • Cámara imprecisa en fases de plataformas
  • Combate limitado y poco variado
  • Falta de variedad en algunos escenarios y música poco memorable

Nuestra valoración de Hirogami

Este análisis ha sido posible gracias a una clave cedida por Honest-PR en representación de Kakehashi Games.

kike.games

About Author

Amante de los videojuegos desde que tengo memoria, coleccionista de platinos y trofeos. Amor incondicional por los JRPGs, Assassins Creed Y Pokemon.

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