Hablar de Tomb Raider: Definitive Edition más de una década después de su lanzamiento original tiene un matiz especial, casi arqueológico. Volvemos a una obra que redefinió a Lara Croft, que le dio carne, fragilidad y una voz humana a un icono que llevaba años atrapado en su propio mito. Su llegada a Nintendo Switch 2, además, se siente como una oportunidad para revisitar ese fenómeno desde una óptica más íntima: la portabilidad, el acceso inmediato, la idea de sostener en nuestras manos una aventura de supervivencia monumental que respira en una pantalla táctil. Esta versión se presenta como un retorno respetuoso más que como una reinvención, y es precisamente en ese gesto donde reside tanto su fortaleza como su limitación.

Fecha de salida: 18 de noviembre de 2025
Desarrolladora: Aspyr/ Crystal Dynamics
Distribuidora: Amazon Games
Plataformas disponibles: PC, Nintendo Switch, Nintendo Switch 2, PlayStation 4, Xbox One
Textos: Español
Voces: Español
Plataforma analizada: Nintendo Switch 2
Historia: De supervivencia va la cosa
El reboot de Tomb Raider siempre se ha sostenido sobre un pilar narrativo claro: mostrar el nacimiento de una heroína. No es tanto una historia sobre tumbas ancestrales como sobre una mujer enfrentándose por primera vez a la hostilidad del mundo. El naufragio del Endurance en las costas de Yamatai desencadena una espiral de supervivencia que transforma a Lara de investigadora insegura en una exploradora capaz de tomar decisiones contundentes.
El guion no teme mostrar vulnerabilidad, heridas y dudas. La cámara acompaña a una Lara que respira entrecortadamente, que tiembla, que se recompone con torpeza. La narrativa se articula alrededor de esa tensión emocional constante, intercalando revelaciones sobre la isla, mitos desconcertantes y la decadencia de un culto que empieza a ver en Lara una amenaza creciente.
La inclusión de todos los DLC originales refuerza la sensación de viaje cerrado, casi documental. Cómics, making-of, diarios y arte conceptual terminan de enmarcar esta historia como un proceso creativo tan interesante como el propio periplo de la protagonista. Switch 2 no altera ni añade nada a la trama, pero conserva todo aquello que convirtió este reboot en una pieza clave dentro de la saga.

Jugabilidad: Un Yamatai mas vivo que nunca
La esencia jugable permanece intacta. Tomb Raider siempre fue un equilibrio entre acción, exploración y supervivencia, y esta versión para Switch 2 conserva cada arista de ese triángulo, aunque no introduce nuevas capas mecánicas más allá de las necesarias para integrar el hardware.
Exploración de lo desconocido
La exploración en Tomb Raider: Definitive Edition es el corazón palpitante de la experiencia, el elemento que define la relación entre Lara y la isla de Yamatai. Este no es un mundo concebido como un mero escenario, sino como una geografía viva, atravesada por capas, rutas alternativas, grietas, templos ocultos y espacios que revelan su historia a medida que Lara avanza. Cada rincón sugiere que algo ocurrió allí antes de nuestra llegada, y es esa sensación de antigüedad enterrada la que impulsa al jugador a desviarse del camino principal.
En Switch 2, esa exploración adquiere un ritmo más íntimo gracias al formato portátil. Perderse en una cueva apenas iluminada, seguir un sendero casi oculto entre la vegetación o trepar por un farallón sin saber qué aguarda en lo alto se vuelve casi un ritual silencioso. Las tumbas opcionales siguen siendo uno de los mayores aciertos: pequeñas estancias diseñadas con ingenio que invitan a detenerse, observar, experimentar y resolver puzles que evocan el ADN clásico de la saga.

Con cada herramienta nueva, el mapa se abre un poco más. Volver a una zona ya explorada con el piolet mejorado o con las flechas de cuerda no se siente como una obligación, sino como la consecuencia natural del crecimiento de Lara. La isla es un organismo que se repliega y se expande según las habilidades que desbloqueamos, y esa sensación de descubrir nuevos accesos a lugares ya conocidos es uno de los mayores logros del juego.
Combate visceral: el filo entre el caos y el control
El combate conserva el enfoque característico de este reboot: tenso, físico, crudo y apoyado en la vulnerabilidad narrativa de Lara. No hay grandilocuencia ni exceso; cada enfrentamiento transmite una mezcla de miedo, improvisación y determinación que refuerza la sensación de estar sobreviviendo, no de dominar el entorno.
Los enemigos presionan, empujan y rodean, y los combates suelen derivar en pequeñas coreografías de movimiento en las que esquivar, rodar, cambiar de cobertura y evaluar el terreno se vuelve crucial. La Switch 2 aporta una fluidez notable con sus 60 fotogramas estables, lo que hace que los movimientos sean más reactivos y que el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, con sus contras y remates, mantenga toda su contundencia.
El arco es la pieza clave, tanto por precisión como por silencio, mientras que las armas de fuego ofrecen un cambio de ritmo más agresivo. Las mejoras, aunque moderadas en complejidad, alteran lo suficiente el armamento como para otorgar pequeñas ventajas que se sienten útiles: menos retroceso, mayor estabilidad, más capacidad en el cargador. El combate nunca aspira a un sistema profundo, pero sí consigue que cada encuentro tenga peso, identidad y riesgo.

Crafteo y mejoras
El sistema de crafteo y progresión no busca sobresalir por complejidad, sino por coherencia temática. Recolectar restos, saquear cofres, romper cajas o examinar carcasas de enemigos se convierte en una rutina de supervivencia que da sentido a cada mejora en armas y herramientas. El objetivo no es construir un arsenal desmesurado, sino perfeccionar lo que ya se tiene.
Los campamentos funcionan como refugios, lugares donde respirar, reorganizar ideas y revisar la evolución de Lara. El árbol de habilidades está dividido en ramas claras que refuerzan su crecimiento: algunas enfocadas en el combate, otras en la supervivencia y otras en el dominio del entorno. La progresión es directa, pero cada punto invertido ofrece una mejora tangible que influye en la forma de moverse, recolectar o luchar.
Multijugador y contenido incluido
El multijugador, aunque nunca se consolidó como una pieza esencial de la saga, sigue presente en esta edición y funciona como una curiosa extensión del universo del juego. Permite controlar a distintos personajes de la tripulación del Endurance y a los Solarii en mapas inspirados en zonas clave de Yamatai. Su diseño es menos refinado que el de la campaña, pero aporta variedad y una dimensión competitiva que, aunque hoy cuenta con una comunidad reducida, sirve como complemento para quienes quieran prolongar la experiencia más allá de la historia principal. Incluye los clásicos modos de juego de dominación, duelo por equipos o incluso un todos contra todos.
En cuanto a contenido, esta Definitive Edition reúne todo lo que ya formaba parte del relanzamiento original: modelados más detallados, mejoras en iluminación, efectos climáticos refinados, texturas más cuidadas y el paquete completo de DLCs, incluyendo vestimentas, armas alternativas y mapas extra del multijugador. A ese conjunto se suman las optimizaciones propias del nuevo hardware de Nintendo, que van desde tiempos de carga casi inexistentes hasta una vibración háptica bien implementada, pasando por el apuntado con giroscopio opcional y un HUD ligeramente ajustado a su modo portátil. Incluso incorpora un modo fotográfico y una galería de arte conceptual desbloqueable, elementos ausentes en su lanzamiento original. Todo ello compone una versión más redonda y completa, que respeta la esencia del reboot mientras aprovecha las posibilidades actuales sin alterar la base de lo que hizo memorable a este Tomb Raider.

Apartado técnico
El rendimiento es sólido, con una estabilidad sorprendente en la tasa de fotogramas. Sin embargo, esta estabilidad viene acompañada de un sacrificio evidente en la fidelidad de ciertos efectos visuales. La iluminación pierde complejidad respecto a las versiones más potentes, algunos efectos volumétricos desaparecen, la vegetación muestra menor densidad y el pelo de Lara renuncia a la tecnología TressFX, que en su momento causó gran impacto. Todo ello genera la sensación de estar ante una versión contenida, que apuesta por la fluidez en detrimento del impacto visual.
Es un port fiable, pero no ambicioso. Funciona y se juega muy bien, pero no busca exprimir realmente lo que la Switch 2 podría ofrecer. La idea de “Definitive Edition” en este contexto se percibe más como un título heredado que como una declaración técnica. Es una pena, ya que parece que la mejora se ha realizado a partir de una versión de PlayStation 3, asemejándose técnicamente a lo que ofrecía una PlayStation 4, a pesar del buen rendimiento y las posibilidades que brinda la Nintendo Switch 2.

Apartado gráfico y artístico
El valor artístico del reboot sigue intacto. Yamatai es un escenario cargado de personalidad: húmedo, quebrado, místico, casi devorado por sus propias tragedias. Cada zona tiene una identidad clara, cada templo cuenta una historia y cada acantilado parece haber sido tallado por una tormenta desesperada.
La dirección artística juega con contrastes constantes: luz tenue contra sombras densas, madera deteriorada frente a piedra firme, el rojo ceremonial frente al verde enfermizo de la vegetación. Este diseño sigue funcionando incluso con los recortes gráficos, porque lo que hace memorable a Tomb Raider no es solo la resolución de sus texturas, sino la composición de sus espacios. Aun así, es imposible no notar la pérdida del pelo dinámico, la simplificación de sombras o la reducción de efectos. La atmósfera permanece, aunque ha perdido algo de espesor y dramatismo visual.

Apartado sonoro
El sonido conserva un peso emocional importante. La interpretación de Lara sigue siendo uno de los pilares que sostienen su arco dramático: cada jadeo, cada mezcla de miedo y determinación, y cada frase susurrada entre dientes cuando el peligro la rodea. La banda sonora acompaña con discreción, alternando momentos de tensión con melodías tribales y atmósferas inquietantes. No es un trabajo que destaque por encima de la media actual, pero envuelve bien la experiencia y refuerza las pulsaciones narrativas.
Los efectos sonoros mantienen su contundencia: la cuerda tensándose, el impacto de las flechas, el crujir de estructuras antiguas… todos ellos ayudan a construir un tono crudo y terrenal. La versión de Switch 2 no introduce mejoras específicas, pero tampoco pierde calidad frente a otras ediciones.
Conclusión
Tomb Raider: Definitive Edition en Nintendo Switch 2 es una obra que funciona porque ya funcionaba antes. Conserva la fuerza de su narrativa, la solidez de su jugabilidad y la identidad de su dirección artística. Sin embargo, esta versión busca más la estabilidad que la espectacularidad, y en ese camino renuncia a parte de los rasgos visuales que definieron la Definitive Edition en sus plataformas originales.
Es una edición pensada para vivir la aventura de Lara en un formato cómodo, portátil, accesible y fluido, no para redescubrirla desde un prisma técnico renovado. Quien se acerque por primera vez encontrará aquí una aventura inolvidable; quien repita quizá desee un poco más de ambición en el apartado gráfico.Aun así, hay una verdad que pesa más que cualquier sombra técnica: Tomb Raider sigue siendo un viaje poderoso, humano y absorbente. Y en Switch 2, aunque con limitaciones, ese viaje se mantiene con toda su intensidad.
Lo mejor
- Rendimiento muy estable y cargas casi instantáneas.
- Exploración fluida y visualmente más clara.
- Progresión y crafteo que siguen enganchando.
- Incluye todos los DLC.
Lo peor
- Multijugador poco trascendente.
- Sin novedades jugables reales.
- Algunos recortes visuales frente a versiones más potentes.
Nuestra valoración de Tomb Raider: Definitive Edition (Switch 2)








