Análisis

Un gran JRPG de papel y boli con Romancing SaGa Minstrel Song Remastered


Hablar de Romancing SaGa: Minstrel Song Remastered es hablar de una obra que no encaja en los moldes habituales del JRPG. Su historia viene de lejos, de la Super Famicom de 1992, de un remake en PlayStation 2 y de una remasterización moderna que ahora llega completamente localizada y accesible para todo el público europeo. Encontrarás un mundo enorme, ocho protagonistas distintos y la libertad para construir una aventura que nunca será igual a la de otro jugador.

Fecha de salida: 9 de diciembre de 2025
Desarrolladora:
Square Enix
Distribuidora:
Meridiem Games
Plataformas disponibles:
PC, Nintendo Switch, PlayStation 5,
Textos: Español
Voces: Inglés
Plataforma analizada:
PlayStation 5

Historia: Ocho inicios, un mismo destino pero ninguna partida igual

La historia de Romancing SaGa: Minstrel Song Remastered se apoya en un trasfondo que tiene miles de años. En el mundo de Mardias, los dioses malignos Muerte Saruin y Schirach desataron una guerra contra Elore, el rey de los dioses. Para contenerlos, Elore creó las Piedras del Destino y las entregó al héroe Mirsa, quien logró sellar el mal sacrificando su propia vida. Gracias a su acción, el mundo disfrutó de mil años de relativa paz, pero ese equilibrio vuelve a tambalearse. Las Piedras están esparcidas por el continente y hay señales claras de que los antiguos dioses regresan. Con este punto de partida empieza una aventura que no busca contarte una gran épica tradicional, sino dejarte explorar un mundo que está reaccionando a la amenaza de fondo.

Y aquí llega uno de los elementos clave del juego. No existe una única historia. Romancing SaGa: Minstrel Song Remastered International te pide que elijas entre ocho protagonistas, y cada uno vive un comienzo completamente diferente. Olvídate de una historia lineal porque aquí cada camino es distinto. Si has jugado a Octopath Traveler, te sonará la idea. Empezar con algunos ofrece un arranque más guiado y cercano a un JRPG clásico que te sitúa bien en Mardias, mientras que otros personajes te sueltan al mundo muchísimo antes, obligándote a orientarte por tu cuenta. Cada protagonista tiene su propio contexto, sus primeras misiones distintas y un prólogo exclusivo que ayuda a comprender quién es y qué busca.

La narrativa de Romancing SaGa: Minstrel Song Remastered no se apoya en escenas largas ni en diálogos interminables. La historia está ahí, pero el camino hacia esa confrontación final puede tener decenas de formas diferentes. Esa es su mayor virtud y también su mayor barrera para cualquiera que espere una historia tradicional.

Jugabilidad: libertad total… con letra pequeña

Romancing SaGa: Minstrel Song Remastered es de esos JRPG que te obligan a cambiar el chip. No te lleva de la mano, no te marca el siguiente punto en el mapa y, desde luego, no quiere que veas todo su contenido en una sola partida.

Según a quién elijas, aparecerán unas líneas de quest u otras, se abrirán o cerrarán ciertos caminos y verás jefes que con otros personajes ni siquiera existen en la primera run. La clave está en cómo te mueves por el mundo y cómo gestionas el tiempo interno del juego.


Explorar bien y hablar con todos puede ser tu mejor baza

El mundo de Mardias está planteado como un gran mapa lleno de regiones que se van desbloqueando a base de viajar y, sobre todo, de hablar con la gente. Olvídate de la típica lista de misiones ordenada. Mucha información importante o muchas quests nacen de una conversación aparentemente irrelevante.

Esa filosofía se mantiene en todo el diseño de la exploración. El juego te pide que seas curioso: entrar en cada edificio, insistir con los NPC, repetir localizaciones… porque de ahí salen nuevas áreas y nuevas misiones.

Las propias quests también funcionan con esa lógica. Algunas son muy sencillas y se resuelven en un rato, otras se van encadenando y se reactivan más adelante cuando has avanzado lo suficiente en el mundo, y otras directamente no las vas a ver en tu primera partida. No porque juegues “mal”, sino porque el juego está pensado para eso: para que tu primer recorrido sea de descubrimiento, para que te pierdas cosas y, en la siguiente vuelta, enfoques la exploración de otra manera o elijas otro protagonista.

Todo eso se apoya en un bucle muy claro: encontrar quests, completarlas y con ello conseguir oro y joyas, las dos monedas principales del juego. El oro sirve para comprar equipo; las joyas, para desarrollar habilidades y estilos de combate. Si no exploras o no activas suficientes misiones, no generas los recursos necesarios para fortalecer al grupo, y eso puede ser fatal para tu partida, hasta el punto de obligarte a desecharla por completo o cargar un guardado muy anterior.


Event Rank, ausencia de niveles y un juego que no perdona despistes

Si hay una mecánica que define a Romancing SaGa: Minstrel Song Remastered es el famoso Event Rank: ese “reloj” interno que va avanzando según luchas y progresas y que decide qué misiones están disponibles en cada momento.

Cada combate que ganas hace avanzar ese “reloj”, situado en la esquina inferior izquierda del menú. Si huyes, no suma. Si luchas y terminas la batalla, el mundo “avanza” un paso. ¿Qué implica esto? Que hay quests que están disponibles desde el Event Rank 0 hasta casi el final… y otras que solo existen, por ejemplo, entre el rango 0 y el 2. Si en esos primeros compases no has estado atento, no has hablado con la persona adecuada o no has pisado la zona correcta, esa misión desaparece para siempre en esa partida.

Esta mecánica trae consigo dos consecuencias: por un lado, es imposible abarcarlo todo en un solo recorrido. Siempre habrá contenido que se te quede fuera. Por otro, si avanzas demasiado en el Event Rank luchando sin haber completado suficientes quests, te puedes ver en una situación muy complicada: el mundo da por hecho que estás en una “fase avanzada” de la aventura, pero tu grupo no tiene ni el equipo ni los recursos para soportar los picos de dificultad del tramo final (créeme, los picos son altos).

Por eso, el juego premia a quien juega con cabeza. No se trata de farmear sin parar, sino de elegir bien qué combates libras, cuándo te compensa escapar y, sobre todo, de priorizar misiones que te den buen botín y joyas. El equipo defensivo marca una diferencia enorme; llegar al final con armaduras flojas es prácticamente suicida, por muy bien que hayas desarrollado las habilidades.

Progresa con cabeza

A todo esto se suma un sistema de progresión que huye de los niveles tradicionales. Cada personaje mejora sus parámetros en función del uso real que haces de sus herramientas: si atacas mucho con espada, crecerán las estadísticas y técnicas asociadas a ese estilo; si te centras en la magia, verás subir la parte mágica del personaje.

Es una evolución orgánica, heredera directa de los sistemas de Final Fantasy II, que encaja con la filosofía de libertad, pero que también castiga decisiones impulsivas: si te pasas media partida probando de todo sin un plan claro, el personaje queda disperso.


Combate de turnos clásicos, papel y boli.

El sistema de combate, en apariencia, es bastante clásico: enfrentamientos por turnos, grupo contra enemigos, elección de habilidades y hechizos. Lo que cambia es cómo se construye todo alrededor.

Lo primero es que no hay una lista fija de técnicas desde el inicio. Cada arma tiene una serie de golpes especiales que se desbloquean mediante un sistema RNG: mientras atacas con un tipo concreto de arma (una espada corta, por ejemplo), existe un porcentaje de probabilidad de que, de repente, en mitad del turno, el personaje “invente” una nueva técnica. Se activa una animación de “eureka” y, a partir de ese momento, esa habilidad queda guardada para usarla cuando quieras.

A esto se suma la importancia de las habilidades asociadas al uso repetido. No da igual cómo uses a cada personaje: insistir en un tipo de arma va moldeando sus estadísticas y lo va empujando hacia cierto rol, mientras que abusar de la magia acaba orientándolo a otra cosa. En la práctica, esto hace que el combate no sea solo “ganar el turno”, sino también “construir el personaje” a medio plazo.

Dificultad a la antigua aunque con mejoras

En cuanto a dificultad, el juego no se corta. Los jefes, especialmente en la parte final del Event Rank, pegan muy fuerte y castigan cualquier falta de preparación. Morir es habitual, cargar partida es rutinario y guardar a menudo es obligatorio (por suerte, el juego tiene un sistema de guardado rápido). No es un JRPG pensado para jugar distraído: exige leer bien los patrones, aprovechar al máximo tus técnicas desbloqueadas y entrar a cada pelea importante con el equipo adecuado.

En conjunto, la jugabilidad de Romancing SaGa Minstrel Song Remastered se sostiene sobre esa mezcla de combate exigente, progresión poco convencional y libertad casi total. Si entras en su lógica y aceptas sus condiciones, ofrece una experiencia muy distinta al JRPG típico. Si buscas algo más guiado y cómodo, no lo encontrarás aquí… pero eso, precisamente, forma parte de su identidad.

Apartado técnico

A nivel técnico, Romancing SaGa Minstrel Song Remastered International es una edición que pule lo ya trabajado en la remasterización de 2022. La actualización a Full HD aporta una imagen más nítida, especialmente en escenarios y retratos, y las animaciones de combate se sienten más limpias que en la versión de PlayStation 2. Las mejoras reales vienen por el lado de la accesibilidad y la calidad de vida.

La localización completa a varios idiomas europeos, incluido el español, marca un antes y un después, porque permite seguir diálogos y pistas sin depender del inglés y reduce la sensación de estar luchando contra el propio juego. También se han incluido extras como el modo de alta velocidad, mini-mapas, la posibilidad de cambiar entre voces japonesas e inglesas, nuevos personajes reclutables y opciones de New Game+ que facilitan revisitar Mardias desde otro ángulo. Son pequeños retoques que no transforman la experiencia, pero sí la hacen más cómoda y abierta a nuevos jugadores.

En cuanto al rendimiento, el título funciona de manera estable a 30 fps, aunque si aumentamos la velocidad del juego podremos alcanzar los 60 fps. Algunas cinemáticas y elementos heredados de versiones previas muestran limitaciones propias de su origen, pero no afectan a la experiencia general y mantienen intacta la esencia del juego.

Apartado gráfico y artístico

El apartado visual de Romancing SaGa Minstrel Song Remastered International es uno de los pilares de su identidad. El mundo luce colorido, limpio y con una dirección artística que no intenta imitar a los JRPG modernos, sino reforzar la personalidad que siempre ha tenido la saga.

Las ilustraciones de Tomomi Kobayashi vuelven a ser el corazón visual del proyecto. Sus diseños, reconocibles al instante, marcan la estética general de los protagonistas, con líneas estilizadas y un tono casi pictórico.

A este estilo tan particular se suman escenarios que muestran un trabajo artístico muy cuidado, con lugares que parecen sacados de un lienzo. (Hay que tener en cuenta que lo estoy analizando en base a la versión remasterizada de PlayStation 2). El mundo de Mardias está lleno de contrastes: regiones luminosas, zonas oscuras y paisajes que parecen pintados a mano. Todo ello contribuye a reforzar la sensación de estar explorando un universo con personalidad propia.

Apartado sonoro

La música es, sin exagerar, uno de los grandes motivos por los que Romancing SaGa Minstrel Song Remastered permanece en la memoria de tantos jugadores. Kenji Ito firma una banda sonora enorme y variada, con momentos tranquilos y combates más rítmicos. El repertorio es amplio, lleno de temas memorables y con una carga melódica que sigue funcionando casi veinte años después.

El doblaje, disponible tanto en japonés como en inglés, acompaña bien el tono del juego y permite ajustar la experiencia al gusto de cada jugador. Los efectos sonoros, por su parte, cumplen su función, aunque en algunos momentos de la aventura se puede percibir un leve chirrido de vez en cuando.

Edición física de Romancing SaGa Minstrel Song Remastered

Gracias a Meridiem, que siguen apostando por el formato físico, podremos comprar Romancing SaGa: Minstrel Song Remastered International para PlayStation 4, PlayStation 5 y Nintendo Switch. Esta edición física incluye el juego completo en disco o cartucho, una funda conmemorativa y un manual al estilo clásico.

Conclusión

Romancing SaGa Minstrel Song Remastered International es una obra que sigue fiel a sí misma, con sus virtudes, sus rarezas y su manera tan particular de entender el JRPG. No busca ser accesible en el sentido moderno del término, pero sí da pasos importantes para que más jugadores puedan entrar en su mundo sin chocar con barreras de idioma o con sistemas poco explicados. La localización completa al español, el modo de alta velocidad y las opciones adicionales hacen que esta edición sea la forma más cómoda de descubrir (o revisitar) una de las entregas más singulares de la franquicia.

Es un juego que exige paciencia, curiosidad y ganas de experimentar, pero ofrece una libertad difícil de encontrar en otros títulos del género. Si aceptas su estructura y te dejas llevar por su exploración, su sistema de progresión y su tono tan particular, la recompensa está ahí: un JRPG distinto, más rugoso, pero también más memorable. Una experiencia que no pretende gustar a todos, pero que sabe exactamente qué ofrece y a quién se dirige.

Lo mejor

  • La localización completa al español abre por fin la puerta a un público más amplio.
  • La dirección artística y las ilustraciones de Tomomi Kobayashi siguen siendo un sello único.
  • Kenji Ito firma una banda sonora enorme, variada y llena de identidad.
  • La libertad para decidir cómo avanzar y qué personajes reclutar hace que cada partida sea distinta.

Lo peor

  • Algunos problemas de cámara y herencias de versiones anteriores siguen presentes.
  • El sistema de progreso y el Event Rank pueden resultar abrumadores en las primeras horas.

Nuestra valoración de Romancing SaGa Minstrel Song Remastered

Este análisis ha sido posible gracias a una clave cedida por Red Art Games.

kike.games

About Author

Amante de los videojuegos desde que tengo memoria, coleccionista de platinos y trofeos. Amor incondicional por los JRPGs, Assassins Creed Y Pokemon.

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