Hace mucho tiempo, en una consola muy, muy, lejana se estrenó el juego de Star Wars de Game Boy. Se trata de un juego de plataformas con fases de exploración, shooter on rails y otras que imitan a los juegos de aviación clásicos como Aero Fighters o 1942. Si todo lo dicho con anterioridad no os convence ya, seguidme en esta nueva entrega de El pixel perdido para descubrir esta maravilla de la técnica.
Primero, un poco de historia pop
En 1977 se estrenó en cines una película de ciencia ficción creada por el archiconocido George Lucas. Esta obra maestra cambió la forma de entender el 7º arte hasta el día de hoy. El estreno de Star Wars – Episodio IV (no tuvo el apellido de «Una nueva esperanza» hasta años después) supuso un éxito sin precedentes. Este éxito, como es normal, generó toneladas de merchandising y productos derivados. Entre ellos, en 1992 llegó el juego basado en esa primera película para distintas plataformas, incluyendo el estreno de Star Wars de Game Boy.
En él tomaremos el control de nuestros héroes, Luke Skywalker, Han Solo y la princesa Leia Organa para salvar a la galaxia de la nueva arma del Imperio Galáctico, la Estrella de la Muerte. El juego es completamente fiel al argumento de la película, siguiendo los mismos pasos que los personajes recorrieron en la gran pantalla.
Una mezcla de géneros sorprendente
El juego comienza tras la compra de los androides R2-D2 y C-3PO por la familia Skywalker. Tras la desaparición del primero, controlaremos nuestro landspeeder para explorar las arenas de Tatooine. Aunque parezca increíble en una Game Boy, comenzamos con vista cenital que nos permite explorar un enorme mapa sin tiempos de carga sobre nuestro «coche volador». Tatooine se divide en mazmorras, con pantallas de plataformeo 2D por los que Luke se desplazará disparando a los enemigos con su blaster.
Una vez que encontremos a nuestro droide en el tractor de arena de los jawas, debemos buscar al anciano Ben Kenobi para cumplir la misión de R2-D2 y obtener la nueva arma de Luke, el sable de luz de su padre (si, ya sabéis, SU PADRE). A continuación, nos dirigimos al puerto espacial de Mos Eisley, donde encontraremos a Han Solo dispuesto a llevarnos a través de la galaxia.
En este momento (con aproximadamente un 10% del juego descubierto) entraremos en un shooter on rails. El juego nos coloca a los mandos del Halcón Milenario donde tendremos que esquivar los restos del planeta Alderaan hasta llegar a la Estrella de la Muerte. Dentro de la estación podremos rescatar a nuestra última aliada, la princesa Leia.
A partir de este momento, el juego repite mecánicas combinando las pantallas de plataformas 2D con el shooter on rails en momentos puntuales, como la huida de la Estrella de la Muerte. La sorpresa viene al final, donde añade el último género: los juegos de aviones con vista cenital tan comunes en aquel momento. Y esto lo haremos controlando el X-wing de Luke a través de la trinchera de la Estrella de la Muerte. A los mandos de esta icónica nave nos desplazaremos disparando a torretas y esquivando obstáculos. ¡Pero la cosa no queda ahí, ya veréis!
La galaxia no la puede salvar uno solo
En la película de Star Wars se ensalza el valor de la amistad y la necesidad de trabajar en equipo para poder hacer frente a un enemigo mucho más poderoso. Esa sensación se traspasa al juego, permitiéndonos jugar con tres de los personajes que nos acompañan. El trío protagonista —Han Solo, Leia y Luke— son personajes jugables que podemos cambiar en cualquier momento dentro de las fases de plataformas. Es más, también podemos cambiar el arma de Luke, pudiendo escoger entre su pistola blaster y su sable de luz. Con el resto de personajes (los androides y Obi-Wan) podemos hablar en varios momentos y nos dirán frases de las películas.
Es verdad que, salvo el cambio de arma de Luke, la experiencia jugable no varía excesivamente, salvo pequeños detalles. Han Solo hace más daño y Leia dispara balas más rápidas, pero la sensación base no varía entre ellos.
La Fuerza viene en cartuchos pequeños
Comenzaré esta sección diciendo las cosas malas: las animaciones no tienen un gran acabado. Esto hace que los personajes se muevan a trompicones y sin una buena continuidad entre acciones. Además, los escenarios son completamente repetitivos, con mucha reutilización de recursos. Ambos errores son comprensivos por los recursos limitados del formato y no lastran la experiencia, pero resultan evidentes.
Dejando los puntos débiles atrás, comencemos con lo que hace de este juego una maravilla. Los escenarios, aunque repetitivos, están muy bien diseñados. Son laberintos de varias alturas, que permiten una exploración bastante exhaustiva. Además, dentro de lo que cabe, tenemos bastantes escenarios distintos: cuevas, Mos Eisley, el tractor de arena y las instalaciones imperiales.
También dispone de una gran variedad de enemigos. Tenemos jawas, moradores de las arenas, caza recompensas, stormtroopers y Greedo (ya sabéis, ¡Han disparó primero!). Todos ellos tienen mecánicas similares, una ruta y disparos, pero hacerse con las particularidades de cada uno los hace interesantes y distintos. Por ejemplo, los jawas disparan saltando, los stormtroopers se agachan para disparar y los moradores de las arenas se lanzan hacia el personaje para atacarles con sus bastones Gaffi. Además, en las otras fases tenemos que luchar contra Tie Fighters o torretas blaster. Además, el juego también tiene algunos jefes que pondrán a prueba nuestra habilidad y paciencia.
El juego incluye escenas de video cortas, como el icónico inicio de la película donde podemos ver la nave de Leia perseguida por un destructor imperial. Son bastante arcaicas, pero un verdadero logro para la Game Boy.
Por último, el juego hace un verdadero homenaje a la banda sonora de John Williams. Todos los temas principales están presentes y son reconocibles: la música de la cantina, el tema principal, el tema de fuerza, etc. Un trabajo increíble para un chip de sonido mono de 4 canales. Os recomendaría que realizarais una búsqueda en internet para ver esta maravilla en acción.
Conclusión
En definitiva, el Star Wars de Game Boy no carece de defectos, pero que aun con ellos mejora en calidad a muchos títulos de la época. Es un juego que puede atraer tanto a amantes de la mítica saga de cine como a jugadores enamorados de lo retro. Una obra maestra que pasó bajo el radar de muchos pero que, desde mi humilde opinión, merece que se le dé una oportunidad incluso ahora. Espero haberos descubierto esta maravilla a muchos y que disfrutéis de este juegazo. Y no podría despedirme de otra manera que ¡qué la fuerza os acompañe!
