Los fanáticos de MegaMan estamos, últimamente, acostumbrados a esperar. Si bien el bombardero azul siempre gozó de lanzamientos frecuentes, el año 2010 marcó un antes y un después para la franquicia.
El adiós de Keiji Inafune como miembro de Capcom puso un repentino fin a todos los proyectos activos de la saga. La cancelación de MegaMan Legends 3, en especial, fue un duro golpe para los seguidores de la franquicia.
Y así, se hizo el silencio durante ocho largos años cuando, de buenas a primeras, llegó una increíble sorpresa. El 4 de diciembre de 2017, con un furtivo tráiler que repasaba la historia del robot azul, Capcom mostró MegaMan 11 por primera vez.
Empezando desde cero… o de once
No es fácil mantener fresca una saga durante más de 30 años, menos aún tras 10 juegos dentro de la rama principal. La tarea de traer de vuelta a MegaMan recayó en manos de Koji Oda, que decidió apostar por un reboot con esta undécima entrega.
Con una novedosa dirección de arte, que incorporó gráficos en 2.5D por primera vez a un MegaMan clásico, y una buena ristra de grandes ideas bajo la manga, exactamente 5 años después de su lanzamiento podemos decir que MegaMan 11 fue un acierto descomunal.
Y hoy vengo a contaros el porqué. Sin nuevas noticias del supuesto ‘RockMan Taisen’, es hora de echar la vista atrás y analizar qué convierte a este título en uno de los mejores de toda la franquicia.
Misma esencia, nuevas sensaciones
Tras la regresión a nivel mecánico que supusieron MegaMan 9 y MegaMan 10, el juego número once de la saga trajo de vuelta a su protagonista con sus habilidades al completo. Así, tanto la capacidad de deslizarse como los disparos cargados quedan disponibles desde el inicio.
MegaMan acostumbra a sus jugadores a un esquema de control impecable, y este título no es la excepción. A unas físicas que traducen a la perfección el comportamiento del azulado protagonista al 2.5, se les suman pequeños, pero agradecidos ajustes al uso de los botones.
Acciones que antes requerían de abrir el menú para poder realizarse, como llamar a Rush, ahora pueden ejecutarse con sólo pulsar un botón. Del mismo modo, MegaMan 11 trae de vuelta la selección rápida de armas, con la novedad de poder usar el stick derecho para esta función.
El gran cambio, sin embargo, lo propone una mecánica nueva e ingeniosa: el Sistema ‘Double Gear’. Con una simple pulsación de los gatillos, se podrán activar dos efectos distintos.
Power Gear incrementa la potencia de los disparos de MegaMan, mientras que Speed Gear ralentiza el tiempo a su alrededor. Ambas comparten el mismo límite, y sobrepasarlo sobrecalentará al bombardero azul, inhabilitando su uso durante unos instantes.
Aunque puede parecer una mecánica muy simple, MegaMan 11 se convierte en un juego extremadamente divertido gracias a ella. Esto se debe a que, si bien su uso es asequible, la destreza de los jugadores tiene un «techo» muy alto. Si de por sí la saga es conocida por su alta rejugabilidad, darle varias vueltas a la aventura con tal de jugar mejor es sorprendentemente disfrutable.
Engranajes por doquier…
Sin embargo, el protagonista no es el único que cuenta con estas habilidades. Los ocho ‘Robot Master’, que, como siempre, os esperan al final de cada nivel, también hacen uso de este sistema.
De esta forma, si los combates contra jefes de por sí suelen ofrecer un duro desafío, la introducción de múltiples fases y ataques especiales mediante el uso del Double Gear añade una capa más de complejidad.
Incluso si no existieran estas mecánicas, MegaMan 11 presentaría las mejores batallas contra Robot Masters que ha visto la franquicia en mucho tiempo. Con elaborados patrones de ataque, cada contrincante ofrece un desafío completamente distinto.
Torch Man, por ejemplo, se encarga de atosigar al jugador con veloces ataques a melé. Por otra parte, Impact Man es un oponente corpulento que hará temblar el suelo con sus saltos justo antes de atacar; mientras, Fuse Man está en el extremo opuesto, con veloces proyectiles que requieren de suma precisión para ser esquivados.
Pero el Robot Master que más destaca por su uso del Double Gear no es otro que Block Man. Cuando su salud baje a la mitad, usará Power Gear para transformarse en un enorme gólem de ladrillo, cambiando completamente sus patrones de ataque. Sorprendentemente, tras acabar con esta versión engrandecida del simpático robot de ladrillos, a los jugadores les espera una tercera fase, en la que Block Man atacará sin parar con incesantes oleadas de proyectiles.
Armado hasta los mecha-dientes
Y de los jefes, saltamos a las armas secundarias. Como es tradición, tras derrotar a un Robot Master, MegaMan copiará sus poderes, que se añadirán permanentemente al arsenal. El sistema de debilidades que hace únicos a estos juegos funciona tal y como siempre lo ha hecho, con cada arma siendo efectiva contra un jefe en específico.
Sin embargo, y aquí es donde el ‘número 11’ se desmarca de muchos de sus predecesores, todas las armas secundarias son extremadamente útiles y, sobre todo, variadas.
Ataques a melé con Pile Driver, proyectiles que rebotan en las paredes con Bounce Ball, el masivo efecto en área que ofrece Tundra Storm… Aprender a utilizar todas estas herramientas es crucial para abrirse paso por cada nivel, especialmente durante la recta final de la aventura, donde la dificultad empieza a crecer rápidamente.
Sobre todo, destaca el efecto que Power Gear hace sobre cada arma, aumentando su potencia, pero exigiendo un mayor gasto de energía. Todo esto se explica a los jugadores nada más consigan cada arma, con un pequeño tutorial que permite probar cada herramienta hasta que estos se «queden con la copla».
Gracias a estos factores, y a lo cómodo que resulta cambiar de arma usando el stick derecho, MegaMan 11 ofrece accesibilidad sin sacrificar la profundidad insignia de la franquicia.
Un futuro clásico
Y así, nos toca volver al presente. MegaMan 11 se terminó convirtiendo en el juego más vendido de la saga en su totalidad, y demostrando que el robot azul de Capcom no había muerto, sino que estaba de parranda.
Es cierto que muchos echaron en falta la presencia de algunos personajes secundarios, como ProtoMan o Bass. El equipo de desarrollo prefirió mantener simple la trama con tal de que nuevos jugadores pudieran acceder fácilmente a esta entrega. A cambio, MegaMan 11 mostró los orígenes de su icónico villano, el Dr. Albert Wily.
Todos los pequeños cambios que os he comentado, en conjunto, ayudan a mejorar la jugabilidad sustancialmente. Ayudó, por supuesto, que MegaMan 11 contase con un diseño de niveles muy sólido, con largas zonas, pero que nunca se hacen aburridas o tediosas. Su variedad, sobre todo, es uno de sus puntos más fuertes.
Por tanto, y en conclusión, este título es la prueba de que, con la suficiente pasión y esfuerzo, cualquier franquicia puede vivir una revolución. Cuando las únicas quejas de sus fanáticos son la corta duración de su nivel final, y lo fácil que es aprovecharse de la tienda de mejoras, es que se trata de un título excelente.
¿Veremos un MegaMan 12? La respuesta no está clara, pero lo que sí se sabe es que el bombardero azul está en buenas manos.