Desde su lanzamiento en 2015, Ori and The Blind Forest se ha afianzado como uno de los videojuegos más bellos y conmovedores en la actualidad por su diseño artístico, que encanta a los jugadores desde el primer instante. Cada detalle se entrelaza en una obra de arte de ensueño que despierta la imaginación, explorando temas como la amistad, la perseverancia, el respeto y el amor. Hoy, en Entre Lore y Pinceles, analizaremos esta joya visual.
Una aventura por mundos oníricos
Desarrollado por Moon Studios, este juego de plataformas y aventuras ha cautivado a todo tipo de jugadores gracias a su exquisita narrativa, su desafiante jugabilidad y, sobre todo, su impresionante estética visual, en el que Ori and The Blind Forest ha logrado conectar con el espíritu creativo de uno de los maestros del cine anime: Hayao Miyazaki, el director de Studio Ghibli.
Al igual que muchas películas de Studio Ghibli, la estética del juego presenta una abundante y vibrante naturaleza, con escenarios que parecen estar sacados directamente de una ensoñación. Podemos apreciarlo en los bosques densos y profundos, repletos de misterio, las ruinas ancestrales y los paisajes tan llenos de vida, coloreados con una paleta de colores vibrante junto con una variedad de tonos que van desde verdes exuberantes hasta azules profundos.
Además del uso onírico del color, la atención meticulosa al detalle que posee no solo embellece el entorno, sino que también contribuye a la inmersión del jugador en los mundos, donde cada rincón está cuidadosamente diseñado para crear una sensación impactante de profundidad y variedad.
Una conexión trascendental
Ori es un pequeño y ágil espíritu de luz que lucha por salvar su hogar de la desolación y restaurar el equilibrio en un mundo roto. Su historia es un ejemplo de esperanza y redención que logra evocar emociones similares a las historias atemporales de Miyazaki, donde la convergencia entre el juego y las películas del director japonés refleja la magia y la belleza que reside en la experiencia humana, y son ejemplos sobre el poder del arte para sensibilizar y emocionar nuestras almas.
Ecología y respeto por los seres vivos
Más allá de la estética, Ori and The Blind Forest también comparte con las obras de Miyazaki un profundo respeto por la naturaleza y sensibilidad hacia los temas de la conexión, el perdón y la coexistencia entre los seres vivos. Al igual que en películas del estudio, como La Princesa Mononoke o El Viaje de Chihiro, el juego explora la relación entre los seres y su entorno de una manera poética.
Además, Ori and The Blind Forest evita los tópicos narrativos convencionales y abraza la complejidad emocional. Los personajes que encarnan la historia están llenos de matices y motivaciones profundas, lo que nos brinda una experiencia narrativa rica en emociones. A través de su viaje, Ori se encuentra con una variedad de personajes, algunos amigos y otros enemigos, pero todos ellos contribuyen a tejer una conexión de relaciones que da forma al mundo del juego de manera significativa.
Hayao Miyazaki, un genio inspirador
El arte de Hayao Miyazaki es una fusión de imaginación desbordante, detallista y con un profundo respeto por la naturaleza y la humanidad. A lo largo de su carrera, Miyazaki ha creado mundos de ensueño habitados por personajes inolvidables que exploran temáticas como el amor, la amistad y la ecología. Sus películas, desde El Viaje de Chihiro hasta El Castillo Ambulante, están impregnadas de una belleza visual deslumbrante, gracias a su exquisita animación y la atención al detalle.
A través de su arte, Miyazaki nos recuerda la importancia de mantener viva nuestra imaginación, de apreciar la belleza que nos rodea y de encontrar la magia en lo más simple de la vida. Su legado perdurará como una guía para inspirar, conmover y embellecer.
Emoción en movimiento
Miyazaki es conocido por su capacidad para crear mundos ricos y vibrantes que cobran vida en la pantalla de manera sorprendente, gracias a su dedicación al realismo emocional y su compromiso con la autenticidad cultural. Sus películas exploran la complejidad del ser humano y celebran la belleza de la naturaleza de una manera que trasciende las barreras del idioma y la cultura.
Además de su estética impresionante, el arte de Miyazaki radica en su habilidad para tocar el corazón del espectador, ofreciendo historias profundamente emotivas y personajes complejos que resuenan en audiencias de todas las edades y culturas.
A través de su belleza visual, sus historias conmovedoras y su sentido de maravilla, tanto Ori and The Blind Forest como las películas de Studio Ghibli nos recuerdan la importancia de mantener viva nuestra conexión con el mundo natural y con los demás seres que lo habitan. En un medio dominado por la acción frenética, la velocidad y la violencia, el juego destaca como ejemplo de lo que el décimo arte es capaz cuando se crea con amor y cuidado: tocar corazones e inspirar almas.