Parece mentira, pero ya han pasado 24 años desde que Shrek llegó a los cines españoles, un 13 de julio del año 2001. Y aunque el tiempo haya pasado, su humor, su irreverencia y su enorme corazón siguen igual de vivos en la memoria colectiva. Porque Shrek no solo fue una película animada más: fue un fenómeno cultural que redefinió lo que una historia de cuentos podía (y debía) ser.

Un ogro que nos cambió la forma de ver los cuentos
En una época en la que los cuentos de hadas seguían caminos muy tradicionales, Shrek vino a romper todas las reglas. Aquí el héroe no era un apuesto príncipe, sino un ogro gruñón que solo quería que lo dejaran en paz. La princesa no esperaba ser rescatada pasivamente, y el asno… bueno, el asno hablaba, no paraba nunca, y se robaba cada escena.
Detrás de ese humor sarcástico y los chistes para toda la familia, Shrek hablaba de la aceptación, de la belleza que existe en la diferencia, del amor que no sigue moldes. Nos enseñó que no hace falta ser perfecto para ser digno de una historia épica.
Un doblaje que ya forma parte de nosotros
Si algo hizo que la película calara tan hondo en España, fue su doblaje nacional, con Fernando Guillén Cuervo como Shrek y José Mota regalándonos uno de los personajes más queridos del cine de animación: el asno. El humor, adaptado con inteligencia y cariño, conectó con adultos y niños por igual. Y esa conexión sigue siendo real cada vez que alguien pone la película y se encuentra riendo como la primera vez.
Más que una película, un icono
Shrek fue un éxito total, tanto de taquilla como de crítica. Ganó el primer Oscar a Mejor Película de Animación en la historia de los premios, y dio lugar a una saga que se extendió con secuelas, spin-offs (como El gato con botas) y un legado que aún hoy se siente. Su mezcla de referencias pop, su banda sonora inolvidable —con canciones como All Star o Hallelujah— y su frescura marcaron a una generación.
Pero más allá de todo eso, Shrek es una historia que habla de amor, de amistad y de aceptarse a uno mismo, contada con una honestidad que pocas películas animadas se han atrevido a mostrar con tanta naturalidad.
24 años después, seguimos en la ciénaga
Hoy, al mirar atrás, muchos de nosotros recordamos con cariño aquellas tardes viendo Shrek en VHS o DVD, las risas compartidas en el cine, o los diálogos que nos sabemos de memoria. Porque Shrek no solo fue una película divertida, fue una parte de nuestra infancia, de nuestra adolescencia… y de nuestra forma de entender que, a veces, los cuentos de hadas también pueden estar protagonizados por ogros.