¿Qué le hubiera ocurrido a la revolución francesa si se hubiera visto interrumpida por la presencia de un horror cósmico proveniente de otra dimensión? Es la pregunta que parece proponer Liberté, un roguelike-deckbuilder con interesantes propuestas para un género ya copado, que a menudo adolece de la creatividad desbocada de sus autores.
Vive pas la Revólution!
De nombre, los eventos del juego narran el comienzo de una Revolución Francesa alternativa, instigada por la presencia de un ser extradimensional. Tú, en apariencia un simple parisino que se encontraba en el peor momento y el peor lugar, has acabado entrelazado con dicho ente. Esto, a priori, crea un mundo intrigante, retorciendo el conflicto galo con sus tintes lovecraftianos, pero aquí acaban las comparaciones. Liberté está mucho menos interesado por la historia de la Revolución Francesa de lo que sugiere su premisa. El alzamiento obrero queda relegado a una subtrama opcional, y todo tinte político o histórico desaparece por completo del lienzo. A ratos, Liberté parece inspirarse más en la mitología Nueva Orleans que exagera el misticismo del vudú haitiano, extrañamente prominente en esta París alternativa.
Si somos capaces de ejercer la suspensión de la realidad necesaria y aceptar que no encontraremos en esta historia una representación mínimamente fiel del conflicto o las calles de la capital francesa, podremos disfrutar de una historia intrigante, si bien administrada en pequeñas dosis y entorpecida por el propio género de la obra. Aunque no encontraremos rastro de figuras históricas como Robespierre, sus personajes resultan carismáticos y se acompañan de un arte francamente impresionante y capaz de elevar el propio juego por encima del resto de sus elementos.
Baraja francesa
La jugabilidad de Liberté es compleja. Juegas desde una perspectiva isométrica que recuerda a un Diablo o, más cercano a su género, un Hades, mientras te enfrentas a grupos de enemigos a lo largo de los mapas. Para ello dispones de un combo de ataques básicos, pero la principal atracción es su sistema de cartas: en Liberté puedes construir tus mazos, obteniendo las cartas como recompensas a medida que subes de nivel. Jugar una de estas cartas implica aprender la habilidad asociada. A veces son habilidades activas como ataques y movimientos de apoyo. Otras, serán talentos que incrementarán tu jugabilidad. Jugar cada carta implica un gasto de maná, pero también puedes sacrificar la carta para recuperar tanto maná como su coste. Parece complejo, pero es un sistema efectivo que anima a iterar tu modo de juego constantemente, hasta dar con el que mejor se adapte a ti.
La variedad se hace aquí evidente, no solo en el amplio abanico de cartas que puedes ir desbloqueando según progresas en tu partida, sino también en las condiciones que el juego te impone a medida que avanzas en sus pantallas. Cada una te guía a lo largo de una misión, la cual te hará escoger entre dos de las cuatro facciones presentes en el juego. Según progreses en ellas, el juego irá imponiéndote un nuevo reto basado en su ambientación lovecraftiana. Una maldición podría devolver a la vida a cada enemigo que mates, o cada grupo podría estar liderado por un rival más fuerte y desafiante. Esto añade una muy necesaria variedad a un loop jugable que confía demasiado en lo adictivo de su género.
Apartado técnico
Liberté no destaca por lo técnico, y en este sentido es un juego que podría haberse cocinado un tiempo más en su early-access. Su modelado 3D, tanto de escenarios como (especialmente) de personajes puede dejar al jugador deseando algo más. Particularmente, existe un gran choque entre los excelentes artes que se utilizan para sus retratos, y los modelos que los representan. En muchas ocasiones, incluso se ve claro que no representan al mismo personaje.
El juego, sin embargo, es capaz de utilizar unos cuantos trucos para suavizar estos golpes. La música es correcta, si bien elegida sin demasiada atención a su ambientación; los escenarios son repetitivos pero se enseñan desde distintas perspectivas para crear la ilusión de variedad. El arte es excelente, y las líneas de diálogo que están dobladas son capaces de darle al juego una mayor capa de calidad.
Conclusión
Liberté crea unas expectativas en su ambientación que luego no parece interesado en explorar. Cuánto más se aleja de su inspiración en la Revolución Francesa, más interesante es su historia. Además, el juego propone un sistema de cartas que se sentirá ágil y novedoso para los amantes del género. Por desgracia para Liberté, nada de esto es capaz de quitarle al juego esa capa amateur que da a entender su ejecución final. El juego tiene una exceso de sistemas e historia que no terminan por aportar al producto final, siendo en definitiva incapaz de traer ninguna clase de revolución a su género.
Lo mejor
- Una historia intrigante, que consigue ponerte los pelos de punta a medida que descubres sus implicaciones
- Su arte es excelente y da a sus personajes un carisma obvio
Lo peor
- El modelado 3D rara vez destaca, y cuando lo hace en el caso de sus personajes no suele ser para bien
- A pesar de que la Revolución Francesa es la base de su ambientación, no hay nada de revolución, y nada de francesa.
- El componente roguelike la hece más mal que bien, forzándote a repetir y repetir escenarios que no están bien pensados para ello.
Nuestra valoración
Este análisis ha sido posible a la clave cedida por Noisy Head Games
