Hace exactamente 15 años, el 23 de abril de 2010, los jugadores europeos fueron testigos del nacimiento de una franquicia que, en su momento, pasó casi desapercibida, pero que con el tiempo se convertiría en un fenómeno de culto. Nos referimos a NieR, el action RPG de Cavia y Square Enix que marcó el inicio de una saga profundamente humana, artística y provocadora.
Un comienzo humilde
Lanzado bajo el sello de Cavia y distribuido por Square Enix, NieR fue, en su momento, una rareza entre los RPG de acción. Proveniente del universo de Drakengard, el juego se escindía de su precuela espiritual para contar una historia autónoma: la de un padre (o un hermano, dependiendo de la versión) intentando salvar a su hija Yonah de una enfermedad incurable llamada «Black Scrawl«.
En Europa, solo vimos NieR Gestalt, con el protagonista adulto. Japón, en cambio, recibió también NieR Replicant, con un joven como protagonista. Esta dualidad ya nos daba una pista del ADN narrativo de la saga: fragmentado, múltiple, interpretativo. Era un juego que no tenía miedo de ser diferente y por eso, en su momento, fue incomprendido por muchos.
Técnicamente limitado, con un gameplay que variaba entre lo torpe y lo experimental, lo que realmente elevó a NieR fue su historia íntima, sus personajes complejos y rotos —como Kainé, Emil o el mismísimo Grimoire Weiss— y una de las bandas sonoras más conmovedoras que se han creado jamás. Keiichi Okabe y su equipo en MONACA compusieron piezas que lograron emocionar, incluso sin entender sus letras, cantadas en un lenguaje inventado inspirado en idiomas del futuro. Porque eso es NieR, un juego que se siente antes de comprenderse.
El renacimiento con NieR: Automata
Pasaron los años y NieR se convirtió en un título de culto. A pesar de sus ventas modestas, su impacto fue tal que Yoko Taro volvió a tener una oportunidad, esta vez junto a PlatinumGames. Así nació NieR: Automata en 2017.
La historia de los androides 2B, 9S y A2 en un mundo desolado por la guerra entre humanos y máquinas trascendió el videojuego para instalarse en la conversación cultural. Automata no solo era hermoso de ver y adictivo de jugar, también era una obra filosófica que abordaba temas como el libre albedrío, la identidad, el nihilismo, la memoria, el alma y la repetición cíclica del sufrimiento humano.
Con múltiples finales, decisiones narrativas que rompían con todas las convenciones (como borrar el archivo de guardado del jugador en el final E), y momentos que iban desde lo épico hasta lo devastador, Automata tocó fibras profundas. Fue un éxito inesperado y rotundo, y permitió que toda una nueva generación descubriera la sensibilidad particular de Yoko Taro.
Además, el diseño de sus protagonistas, especialmente el de 2B, se volvió icónico. Pero más allá de lo estético, Automata funcionaba como una carta de amor a la condición humana desde una perspectiva artificial. Un juego sobre androides que se sentía más humano que muchos dramas modernos.
NieR Replicant ver.1.22474487139…: una deuda saldada
En 2021, como parte del 10.º aniversario de la franquicia, Square Enix lanzó NieR Replicant ver.1.22474487139…, una versión revisada de Replicant con mejoras gráficas, de combate y contenido adicional. Por primera vez, los jugadores europeos pudieron experimentar oficialmente la versión original japonesa del protagonista joven y su vínculo fraternal con Yonah.
Esta versión no solo fue una forma de cerrar un círculo, sino de rendir homenaje al juego que lo inició todo. Las mejoras en el gameplay lo acercaron más a Automata, y la remasterización permitió a muchos descubrir, o redescubrir, la crudeza poética de esa primera historia. El peso del sacrificio, la melancolía de los finales, la compasión en medio de la tragedia, todo volvía a resonar con más fuerza que nunca.
Más allá del juego: un universo expandido
Con el paso del tiempo, NieR ha trascendido su medio. La franquicia ha llegado a otros formatos: novelas que expanden historias secundarias, conciertos sinfónicos con arreglos de sus piezas más icónicas, una serie de anime que adapta Automata con nuevos giros, e incluso colaboraciones con juegos como Final Fantasy XIV y SINoALICE.
También hay obras de teatro, figuras de colección, libros de arte y una comunidad de fans que no deja de crecer. El cosplay, los remixes musicales, las reinterpretaciones visuales y los ensayos filosóficos sobre sus temas han alimentado un fenómeno que va más allá del simple entretenimiento.
Yoko Taro, con su máscara de luna y su personalidad enigmática, se ha convertido en un autor de culto. Pocas veces en los videojuegos se encuentra una firma tan reconocible y, al mismo tiempo, tan libre. Taro no busca complacer, sino provocar. No explica, sugiere. No da respuestas, plantea preguntas.
¿Y ahora qué?
A día de hoy, no hay confirmación oficial de un nuevo NieR. Pero las señales están ahí. Entrevistas recientes, pistas en el anime, comentarios crípticos de Taro y su equipo. Los fans no dejan de especular, de teorizar y, sobre todo, de esperar.
Porque NieR ya no es solo una saga. Es una experiencia. Un eco que permanece en la memoria emocional de quienes se dejaron arrastrar por sus paisajes devastados, sus dilemas imposibles y sus notas melódicas suspendidas en el tiempo.
