El espacio, la galaxia, diversos y diversos planetas inexplorados junto a innumerables especies alienígenas, naves espaciales y un sinfín de conceptos interplanetarios. Esta enumeración bien podría pertenecer a sagas como Star Trek, la saga de La Fundación o la reciente adaptación de Dune de Denis Villeneuve. La mayoría de veces pensamos en estas adaptaciones y sagas al intentar relacionar estos conceptos, cuando lo cierto es que por fama y relevancia son referentes para otros medios, como en este caso el del videojuego. Bioware, de la mano de Electronic Arts, dio rienda suelta a un proyecto tan sumamente ambicioso como es Mass Effect, que se convertiría en un estandarte para la época.
Ciencia ficción como punto de origen
Una de las claves de la ciencia ficción es que dentro de dicha ficción todo tiene una explicación irremediablemente lógica, es algo que Mass Effect tiene muy claro y que hace de manera excelente, asentando una bases muy sólidas, capaces de crear y defender conceptos, teorías e invenciones sin tapujo alguno.
Mass Effect, lanzado en el año 2007, nos narra la historia de Shepard, tanto en su versión mujer como hombre, ambas son válidas para ejecutar la historia. Nos situamos ante un universo de humanos en una galaxia aún muy desconocida para ellos. Esto se debe a que dicha raza es la última argumentalmente en incorporarse a esta organización de La Ciudadela. Este lugar podríamos decir que se trata de la capital de la galaxia, construida por una antigua raza ya extinta conocida como los proteanos.
En la historia, Shepard, comandante de la legión humana, se incorporará al ejército de élite del consejo de La Ciudadela en la búsqueda del traidor Saren. Este pretende aliarse con una raza alienígena para exterminar la vida de la galaxia. Este es un escasísimo resumen de cómo se enfoca la narrativa de Mass Effect, pero es mucho más que eso. Nos enfrentamos a decisiones que literalmente pueden configurar a nuestro antojo el destino de planetas, comunidades, ciudades e incluso especies enteras. El poder de Mass Effect se encuentra en su narrativa, engancha. Cuenta con conversaciones sumamente interesantes al plantear un universo tan complejo pero a la vez deseoso de ser descubierto. No podremos parar de hablar con numerosos personajes y visitar aquellos lugares de la trama que nos irán regalando detalles de su mundo.
Psicología de los personajes
Su núcleo vital son sus personajes. Lo más curioso son sus intervenciones en los diálogos. En ellas siempre darán su punto de vista y se posicionarán, ocasionando incluso algún conflicto con nuestro protagonista. Cada personaje cuenta con una personalidad muy definida y es algo que me parece único, pues esta se configurará no sólo en base a su patrón psicológico, sino también en base a la propia naturaleza de su raza. Esto enriquece considerablemente su basto universo, siendo realmente curioso y especial pasear por la Ciudadela y oír diferentes tipos de idioma. Por ello, cada vez que charlemos, intentemos convencer a alguien, discutamos o simplemente se nos presente la idea de ligar con una Asari, tendremos que poner atención a la identidad de cada raza y la aproximación a la misma.
Shepard, durante la historia, contará con la Normandía, nave insignia para los humanos. Podremos dirigirla donde queramos, visitarla cuando nos apetezca y charlar con nuestra tripulación para simplemente preguntar por su bienestar. La Normandía nos permitirá dirigirnos a nuestro siguiente objetivo. Ya sea un planeta habitado, un satélite, una estación espacial o un planeta inexplorado con recursos que se nos abre para aprovecharlo.
Vida en el espacio
Si profundizamos aquí, este es uno de los puntos clave junto a sus personajes, siendo el planteamiento de cada juego completamente variado y diferente respecto a cada conjunto de planetas que podemos visitar. En el primer Mass Effect, nos encontramos ante planetas bastos, llenos de vida, donde la supremacía de la política blanca es reinante. Se nos envía a planetas de magnitud similar o inferior para desentrañar los misterios de Saren y los segadores, siendo La Ciudadela la clave del conjunto.
En Mass Effect 2, se da una vuelta de tuerca en el tono y la ambientación tanto para sus personajes como sus escenarios. El juego torna hacia un estilo mucho más cyberpunk y decadente con esa Omega imperante y que tantas veces visitaremos a lo largo del juego. Sin dejar de hablar de Mass Effect 3, donde la épica y la gran guerra toma protagonismo. Transportándonos a escenarios y planteamientos mucho más bélicos y de supervivencia que en el resto de la saga.
En la galaxia, cada raza tiene su historia y lugar. A pesar de encontrarnos en la segunda mitad del lejano siglo XXII, nos resultan muy familiares comportamientos y fenómenos de la época. Los problemas derivados de un control centralizado de la galaxia, los intentos de secesión de algunas regiones, el interés de razas secundarias en alcanzar la preciada posición de las más veteranas…
Una de las claves del éxito de su universo es que podemos decir que su ecosistema está muy bien equilibrado. Cada especie aporta su granito de arena. Lógicamente, unas más que otras, pero sin duda comprendemos bien el lugar, posición e intereses de su gran mayoría. Eso les hace ser profundamente especiales, ya que están cargadas de personalidad y hacen que el jugador las identifique muy bien.
El planteamiento de la Humanidad en Mass Effect es ciertamente interesante. Los seres humanos están en el punto de mira de toda la galaxia. La mayoría de las especies los miran con recelo y los consideran unos «matones». Incluso según Liara dixit, procuramos conseguir todo lo que se nos antoja y por la vía rápida. Este planteamiento se asienta sobre un contexto más habitual en la ciencia ficción: el de la futura edad dorada de la humanidad basada en el progreso tecnológico y los viajes estelares. En cualquier caso, como decía, la humanidad en la época en la que transcurre la saga se encuentra en un momento brillante y a todas luces avanzando. Se plantean nuevas aspiraciones para no solo afianzarse, sino también prosperar aún más en la comunidad galáctica en lo que a poder y relevancia se refiere.
Conclusión
La Normandía despega y el Comandante Shepard nos espera para vivir un sinfín de aventuras más. Qué trilogía nos regaló Bioware y de qué manera marcó la ciencia ficción en nuestro amado medio. Ahora tan solo nos queda rezar a las estrellas para que ese nuevo Mass Effect anunciado vuelva a la senda original. Y que Andrómeda, aunque no fue para nada una mala aventura, se quede como una curiosidad dentro de la saga. Démosle la mano a Garrus y acompañémoslo una vez más a por esos malditos segadores.