“No es lo mismo emprender un viaje que terminarlo. Y a veces, la mayor travesía es la que nunca llegamos a vivir.” En un mundo repleto de aventuras clónicas, donde la acción, el ritmo vertiginoso y los sistemas complejos dominan la escena, reaparece Amerzone: The Explorer’s Legacy, una rareza que nos devuelve a los orígenes de la aventura gráfica. Un viaje de redención que no necesita más que una buena historia, una atmósfera poderosa y la promesa de un misterio por desentrañar. Pero… ¿sigue funcionando hoy, más de dos décadas después? Te lo contamos con calma, como amerita el propio juego.

Fecha de salida: 24 de abril de 2025
Desarrolladora: Microids Studio Paris
Distribuidora: Microids, Meridiem (edición física)
Plataformas disponibles: PC, PlayStation 5, Xbox Series X|S
Textos: Español
Voces: Inglés, francés
Plataforma analizada: PlayStation 5
Historia: Amerzone y su redención en formato de bitácora
La historia de Amerzone nos sitúa en la piel de un periodista sin nombre que visita al anciano Alexandre Valembois, un explorador marcado por la culpa. En sus últimas horas, Valembois nos encomienda su último deseo: devolver al país ficticio de Amerzone un huevo robado hace décadas, perteneciente a las míticas aves blancas. Con esa excusa argumental, sencilla en apariencia, se nos abre una narrativa profundamente humana, que navega entre la expiación, el respeto cultural y la memoria.
Uno de los grandes logros de Amerzone es su forma de contar: lo hace sin prisa, sin empujones. La historia se despliega a través de diarios, grabaciones, ruinas, mecanismos abandonados y paisajes llenos de cicatrices. Es una narrativa ambiental y documental que exige que el jugador se involucre activamente, que escuche, que lea entre líneas. Aquí no hay expositores innecesarios: cada pedazo de historia que descubres es algo que tú has decidido encontrar. La ambientación mítica de Amerzone, ese país que parece fundirse entre realismo mágico y geografía inventada, le da un tono de cuento adulto, donde lo fantástico se filtra por las grietas del realismo. No es difícil ver influencias literarias como las de Julio Verne; y visuales (la línea clara del cómic europeo o el exotismo de las selvas sudamericanas).

Sin embargo, el juego no está exento de problemas narrativos. El protagonista es poco más que un avatar sin personalidad, lo que resta cierta carga emocional a decisiones clave. Tampoco se profundiza lo suficiente en la dimensión moral de Valembois: sí, se le presenta como un hombre arrepentido, pero su figura merecía un desarrollo más complejo y menos idealizado. Además, el ritmo puede resultar demasiado plano en algunos tramos intermedios, especialmente para quienes esperan picos de tensión o cambios drásticos. Aquí la historia es una línea constante, sin sobresaltos, lo que puede jugar en su contra si el jugador no se entrega completamente a la propuesta.
Jugabilidad: Una aventura que no da la mano, pero te enseña a mirar
Amerzone: The Explorer’s Legacy es fiel heredero de su tiempo y género: un point & click en primera persona que basa toda su experiencia en la observación, la exploración pausada y la resolución de acertijos. No hay combate, ni progresión de habilidades, ni indicadores que te lleven de la mano. Aquí, cada paso lo da tu curiosidad.
El control funciona de manera clásica, con un cursor en pantalla que debes mover con el stick derecho. Aunque no es tan ágil como un control directo o un puntero libre con ratón (como en PC), se defiende bien en consola. Eso sí, la selección de algunos elementos puede resultar imprecisa o tediosa, sobre todo si no estás en la posición exacta o si hay más de un objeto cerca. La sensación general es de que el juego responde bien, pero se nota anclado a su diseño de hace décadas. En este sentido, no hay sistemas modernos como la navegación libre por escenarios (más allá de los puntos de interacción preestablecidos), lo cual puede resultar chocante si vienes de aventuras más dinámicas.

Desafiante sin ser frustrante
Amerzone no es un juego difícil en el sentido tradicional, pero tampoco es accesible para cualquiera. Su dificultad radica en lo interpretativo, no en lo mecánico. Lo complicado no es “hacer”, sino “entender qué hacer”. No hay pistas, ayudas ni guiado. Si te saltas un papel, un grabado, o un detalle en una máquina, puede que pases media hora dando vueltas sin saber qué hacer. Esto puede ser enriquecedor si disfrutas de las experiencias pausadas y analíticas, pero también frustrante si buscas un avance constante. Afortunadamente, el juego no te castiga ni te penaliza por explorar o equivocarte. Nunca te mata, nunca te bloquea sin remedio. Simplemente espera que estés dispuesto a pensar y observar. No es un juego para jugar con prisas.
La dificultad se amplifica si no entras en su ritmo. No hay urgencia, ni misiones temporizadas, ni marcadores que te recuerden qué estás haciendo. El reto es mental: orientarte, relacionar conceptos, y volver sobre tus pasos con otra mirada. En este sentido, el juego no es difícil por diseño, pero sí exigente en actitud. Quien busque una experiencia relajada pero reflexiva, la disfrutará. Quien espere un ritmo más moderno o acción constante, puede desconectarse rápidamente.

Descubrir sin mapa, escuchar sin voz
La exploración en Amerzone es la joya oculta de su propuesta. Aunque el mundo está estructurado de forma lineal, cada escenario tiene una atmósfera propia, repleta de detalles visuales y narrativos que recompensan al jugador curioso. No hay coleccionables, ni desafíos opcionales, pero sí hay narrativa ambiental y simbolismo si sabes dónde mirar. El diseño de la exploración es directamente narrativo: cada espacio que visitas está cargado de historia, desde el faro inicial hasta las ruinas, pantanos o templos. A menudo no hay personajes que te hablen, pero sí documentos, grabaciones o pistas visuales que reconstruyen el pasado. Explorar en Amerzone no es solo moverse: es escuchar al entorno.
No hay mapa interactivo, ni brújula, ni indicadores en pantalla. La única guía es tu capacidad de observación y memoria. Esto puede hacer que te pierdas… y que disfrutes de perderte. El juego te anima a volver sobre tus pasos, reinterpretar una habitación, o mirar con más atención un mecanismo que antes parecía irrelevante. Pese a su belleza y profundidad ambiental, la exploración está encorsetada por su naturaleza “pantalla a pantalla”. No puedes moverte libremente: debes clicar puntos específicos del escenario para avanzar, lo cual puede romper ligeramente la inmersión en algunos momentos, especialmente para jugadores habituados a la libertad de los mundos abiertos actuales.

Apartado técnico
La versión analizada de Amerzone: The Explorer’s Legacy ha sido la de PlayStation 5, y lo cierto es que el juego presenta una ejecución bastante estable, aunque con ciertas limitaciones heredadas de su presupuesto contenido y de su naturaleza de aventura clásica adaptada a tiempos modernos. En términos de fluidez, el juego se mantiene estable en todo momento, con una tasa de fotogramas bloqueada a 60 fps, sin caídas ni tirones perceptibles. Esto es especialmente importante teniendo en cuenta que, pese a no tratarse de un mundo abierto ni de un título exigente en lo técnico, sí hay muchos elementos en movimiento y efectos de partículas en entornos como ríos, selvas o zonas industriales.
Los tiempos de carga son prácticamente inexistentes gracias al SSD de la consola. Las transiciones entre zonas son casi instantáneas, lo cual refuerza la sensación de fluidez en una aventura que, por diseño, sigue un ritmo pausado. Esto es un gran punto a favor respecto al original, donde los tiempos de espera al cargar nuevas zonas rompían un poco la inmersión.

Aquí encontramos una de las áreas más mejorables del port. El control está bien adaptado al mando, pero la navegación sigue siendo rígida y poco ergonómica. Mover el cursor con el stick derecho no resulta del todo cómodo, y en ocasiones se siente lento o poco preciso, especialmente al interactuar con puntos pequeños o mecanismos detallados.
Además, la interfaz de usuario es minimalista en exceso, lo cual, si bien refuerza la inmersión, puede dificultar algunas acciones simples. Por ejemplo, no hay acceso rápido a los documentos recogidos, y a veces no queda claro qué objetos hemos obtenido hasta que se activan de forma automática en su contexto. Se echa de menos algún aprovechamiento del DualSense, ya sea con vibración háptica o el uso de los gatillos adaptativos en momentos clave. Todo funciona, sí, pero de forma bastante básica, sin elementos que hagan sentir que estamos ante una versión pensada para la nueva generación.
Apartado gráfico y artístico
Visualmente, Amerzone es hijo directo de Benoît Sokal. Y eso es sinónimo de personalidad.
Este remake mantiene el alma artística del original, pero le da una capa de modernización más que digna. Los escenarios siguen siendo profundamente pictóricos, con una dirección de arte que prioriza la belleza melancólica por encima del hiperrealismo. Cada lugar que visitamos parece un cuadro olvidado: húmedo, oxidado, en ruinas… pero lleno de vida detenida. El diseño de Amerzone como país ficticio es soberbio. Tiene coherencia geográfica, arquitectónica y simbólica. No es una caricatura de lo exótico, sino una construcción respetuosa de lo fantástico. En tiempos donde todo tiende a lo procedural o lo previsible, encontrar un mundo diseñado con tanto cariño es todo un regalo.
Eso sí: técnicamente, el remake no impresiona. Las animaciones son algo toscas y los modelos de personajes secundarios muestran su edad. Afortunadamente, el arte disimula los límites de su presupuesto con una elegancia admirable.

Apartado sonoro
El sonido en Amerzone sigue una filosofía clara: menos es más. La música apenas aparece, pero cuando lo hace, suena como un susurro melancólico que subraya momentos clave del viaje. No hay temas memorables en el sentido clásico, pero sí una identidad sonora que acompaña con delicadeza. Los efectos de sonido ambientales están muy logrados. El canto de los pájaros, el rumor del agua, el crujido de la madera o el zumbido de antiguas máquinas refuerzan la sensación de estar en un mundo que respira por sí solo.
El doblaje, por su parte, es sobrio. Las voces que escuchamos (sobre todo la del viejo Valembois) transmiten veracidad, aunque el juego sigue basándose más en la lectura que en la actuación vocal. En este sentido, el texto, bien escrito, evocador, es una de sus mejores armas.
Edición física de Amerzone: The Explorer’s Legacy
Meridiem se complace en anunciar que tendremos edición física de Amerzone: The Explorer´s Legacy. Edición 25º aniversario. Esta incluirá el juego y un precioso libro de arte que ilustra tanto los preciosos paisajes como la variopinta fauna que encontraremos en el ficticio país del sur de América. Estará disponible de lanzamiento el día 24 de abril para su compra en las plataformas PlayStation 5 y Xbox Series X.




Conclusión
Amerzone: The Explorer’s Legacy no es para todos. Y no lo intenta ser. Es un juego lento, introspectivo y, en cierto modo, anacrónico. Pero también es una carta de amor al género de las aventuras gráficas, una obra que prefiere sugerir a imponer, y que ofrece una experiencia profundamente sensorial y emocional. No tiene giros de guion espectaculares ni mecánicas revolucionarias. Lo que tiene es una historia que deja poso, una atmósfera envolvente y un mundo que parece haber existido antes de que llegáramos a él. Si alguna vez soñaste con descubrir un rincón perdido del mundo, con reconstruir un pasado a base de pistas y con devolver algo robado al lugar al que pertenece… este es tu juego.
Lo mejor
- Ambientación y atmósfera exótica
- Puzles lógicos e integrados
- Reinterpretación artística fiel y con encanto
Lo peor
- Interfaz y control imprecisos en consola
- Banda sonora demasiado sutil
- Pocas novedades en mecánicas o interfaz
Nuestra valoración de Amerzone: The Explorer’s Legacy
