Desde su creación en la década de 1970, Dungeons & Dragons (D&D) ha tenido un impacto profundo y duradero en la cultura popular. Este impacto es especialmente notable en el desarrollo de los videojuegos de rol (RPG). D&D no solo definió muchos de los conceptos fundamentales que encontramos en los RPG modernos. También estableció un estándar para la narrativa, la creación de mundos y la interacción entre jugadores y personajes. Hoy, en Historias del Pasado, exploraremos cómo D&D ha influido en los videojuegos de rol, desde sus primeras adaptaciones hasta los juegos contemporáneos.
Los inicios de Dungeons & Dragons
Dungeons & Dragons fue creado por Gary Gygax y Dave Arneson y publicado por primera vez en 1974. Este juego de mesa de rol permitió a los jugadores asumir el papel de personajes en un mundo de fantasía. Los jugadores controlaban las acciones de sus personajes, exploraban mazmorras, luchaban contra monstruos y acumulaban tesoros y experiencia. La combinación de narración creativa y reglas estructuradas ofreció una experiencia de juego inmersiva y personalizable.
Elementos clave de D&D
Dungeons & Dragons introdujo varios conceptos que se convertirían en pilares de los RPG. La creación de personajes permitía a los jugadores diseñar protagonistas únicos con diferentes razas, clases, habilidades y atributos. Además, el sistema de niveles y experiencia ofrecía una progresión en la que los personajes ganaban experiencia y subían de nivel, mejorando sus habilidades y enfrentándose a desafíos mayores. Las decisiones y los resultados del juego se determinaban mediante tiradas de dados, lo que introducía elementos de azar y estrategia. Por último, D&D presentaba mundos de fantasía detallados, ricos en historia y complejidad, con una amplia variedad de criaturas, objetos mágicos y lugares por explorar.
Primeras adaptaciones de Dungeons & Dragons a videojuegos
La transición de D&D del juego de mesa a los videojuegos comenzó en la década de 1980. Los primeros intentos de adaptar D&D a los videojuegos enfrentaron desafíos técnicos, pero sentaron las bases para futuros desarrollos.
Juegos de texto y aventuras gráficas
Los primeros RPG basados en D&D eran juegos de texto, como Zork (1977) y Adventure (1976), que utilizaban descripciones textuales para crear un mundo de juego. Estos juegos se centraban en la exploración y la resolución de acertijos, influenciados por la estructura narrativa de D&D.
Ultima y Wizardry
Dos de las primeras series de videojuegos que tomaron prestados elementos de D&D fueron Ultima (1981) y Wizardry (1981). Ambos juegos presentaban exploración de mazmorras, combate por turnos y progresión de personajes, conceptos directamente inspirados en él. Ultima introdujo un mundo abierto y una narrativa compleja, mientras que Wizardry se centró en la creación de personajes y el combate táctico.
El auge de los RPGs en los 90
La década de 1990 vio un auge en la popularidad de los RPGs, impulsada por avances tecnológicos y una mayor capacidad para crear mundos de juego detallados y complejos.
Durante este tiempo, muchos juegos adoptaron y expandieron los principios establecidos por Dungeons & Dragons. La creación de personajes se volvió más sofisticada, permitiendo a los jugadores una personalización aún mayor de sus héroes. Había más opciones en términos de razas, clases, habilidades y atributos. El sistema de niveles y experiencia también se refinó, con una progresión más detallada que recompensaba a los jugadores por su tiempo y esfuerzo. Esto proporcionaba una sensación de crecimiento y logro.
Además, la narrativa en los RPGs de los 90 se hizo más rica y profunda, con historias complejas y ramificadas. Estos juegos ofrecían múltiples finales y decisiones significativas. Juegos como Final Fantasy VII (1997) y Chrono Trigger (1995) destacaron por sus tramas elaboradas y personajes bien desarrollados. Estos títulos llevaron la narrativa de los RPGs a nuevas alturas.
El combate también evolucionó, con muchos juegos introduciendo sistemas de combate en tiempo real o mejorando los tradicionales combates por turnos. Secret of Mana (1993) de Square Enix ofreció un sistema de combate en tiempo real que fue innovador para su época. Por otro lado, Baldur’s Gate (1998) combinó combate en tiempo real con pausa táctica. Esta combinación permitió una mayor estrategia en las batallas.
Baldur’s Gate y el uso de licencias oficiales
Uno de los juegos más influyentes de la década de 1990 fue Baldur’s Gate (1998), desarrollado por BioWare y basado en el sistema de reglas de Advanced Dungeons & Dragons (AD&D). Este juego se destacó por su narrativa rica y envolvente, ambientada en el universo de los Reinos Olvidados. Los jugadores asumían el papel de un huérfano que se ve envuelto en una conspiración que amenaza la región de la Costa de la Espada. La trama principal, llena de giros y sorpresas, se complementaba con numerosas misiones secundarias que profundizaban en la historia del mundo y sus habitantes, haciendo que cada partida se sintiera única y llena de descubrimientos.
Baldur’s Gate también introdujo una serie de personajes memorables que se unían al jugador a lo largo de su aventura. Cada uno tenía su propia personalidad, historia de fondo y motivaciones. Personajes como Minsc, el guerrero con su inseparable hámster gigante, Boo, e Imoen, la amiga de la infancia del protagonista, se convirtieron en íconos del juego. El sistema de combate combinaba elementos de combate en tiempo real con la capacidad de pausar el juego para emitir órdenes tácticas. Esto permitía una planificación estratégica y una ejecución precisa de las acciones. Este enfoque híbrido, conocido como «tiempo real con pausa», se convirtió en una característica definitoria de muchos RPGs posteriores.
La licencia oficial de Dungeons & Dragons permitió a los desarrolladores incorporar una amplia gama de elementos familiares directamente en el juego, como razas, clases, hechizos y objetos mágicos. La fidelidad a las reglas de AD&D, junto con el uso del escenario de campaña de los Reinos Olvidados, proporcionó una conexión instantánea y una sensación de autenticidad para los jugadores. Baldur’s Gate no solo estableció un nuevo estándar en términos de narrativa y diseño de personajes, sino que también demostró el potencial de los videojuegos para contar historias complejas y emocionalmente resonantes. Su éxito ayudó a cimentar la reputación de BioWare como uno de los principales desarrolladores de RPGs, y su legado perdura con la continua influencia en el género y las reediciones modernas que mantienen viva la magia del juego original.
Planescape: Torment y la narrativa profunda
Otro título destacado es Planescape: Torment (1999), desarrollado por Black Isle Studios, que se centró en una narrativa profunda y filosófica, explorando temas de identidad, memoria y redención. Basado en el escenario de campaña Planescape de D&D, el juego se apartaba de las convenciones típicas de los RPGs al poner un mayor énfasis en la historia y las decisiones del jugador en lugar del combate. Los jugadores asumían el papel del Sin Nombre, un personaje inmortal que despierta en un mortuorio sin recuerdos de su pasado. A lo largo del juego, los jugadores exploran la ciudad interdimensional de Sigil y otros planos de existencia, interactuando con una variedad de personajes complejos y enfrentándose a dilemas morales profundos.
La singularidad de Planescape: Torment radica en su enfoque en el diálogo y la narrativa. Las elecciones de los jugadores influyen significativamente en el desarrollo de la historia y las relaciones con otros personajes, permitiendo múltiples finales basados en las decisiones tomadas a lo largo del juego. El diseño del mundo, lleno de lugares extraños y criaturas fantásticas, y la escritura excepcionalmente rica y matizada, han hecho de Planescape: Torment un clásico de culto. Su capacidad para abordar temas filosóficos y emocionales de manera madura y reflexiva ha dejado una huella duradera en el género de los RPGs, demostrando que los videojuegos pueden ser un medio poderoso para contar historias profundas y significativas.
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