Don Bluth es uno de esos nombres que tal vez no todos reconozcan de inmediato, pero que ha tocado la infancia y el corazón de millones de personas en todo el mundo. Nacido en Texas en 1937, fue animador en Disney durante muchos años, hasta que tomó una de las decisiones más valientes de su carrera: dejar la compañía para crear sus propias películas, con su propio estilo, mucho más emocional, profundo y, en ocasiones, melancólico.

Películas más recordadas de Don Bluth
Bluth no quería hacer películas infantiles planas, quería contar historias que respetaran la inteligencia de los niños y que también pudieran conmover a los adultos. El resultado fue una serie de películas inolvidables que marcaron época.
Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby: el inicio de una nueva era
En 1982, Don Bluth dirigió Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby, su primer largometraje tras dejar Disney, y para muchos, una auténtica obra maestra. La película está basada en la novela Mrs. Frisby and the Rats of NIMH, y narra la historia de una ratona viuda, la Sra. Brisby, que lucha por salvar a su hijo enfermo antes de que su hogar sea destruido por una máquina agrícola.
Lejos del tono ligero de muchas películas animadas de la época, Nimh presentaba una historia oscura, con elementos de ciencia, magia y una protagonista humilde que enfrenta peligros enormes con una valentía silenciosa. La calidad de la animación, la atmósfera sombría y la profundidad emocional marcaron el inicio de la carrera de Bluth como un cineasta distinto, capaz de arriesgarse y de ofrecer algo que ninguna otra película animada ofrecía en ese momento.
The Land Before Time: una aventura entre dinosaurios
Una de sus películas más emblemáticas es The Land Before Time (1988), conocida en español como En busca del valle encantado. La historia sigue a Piecito, un pequeño dinosaurio que pierde a su madre en un terremoto y debe emprender un viaje lleno de peligros y aprendizajes junto a otros pequeños dinosaurios.
La película es conmovedora, pero también dura, y no tiene miedo de mostrar la pérdida, el miedo y la esperanza de una manera real. Su estilo de animación, acompañado de una banda sonora emotiva, convirtió esta obra en un clásico. Tanto fue su impacto, que generó una larga serie de secuelas, aunque ninguna con el mismo cuidado y alma que la original dirigida por Bluth.
Todos los perros van al cielo: una historia sobre la redención
En 1989, Bluth estrenó Todos los perros van al cielo, una película que aborda temas tan complejos como la muerte, la redención y el amor incondicional. La historia gira en torno a Charlie, un pastor alemán callejero que regresa a la Tierra después de morir, con la intención de vengarse, pero que termina cambiando su forma de ver la vida gracias a una niña huérfana.
La película, aunque colorida y llena de humor, tiene un trasfondo muy profundo. Es probablemente una de las películas más atrevidas de Bluth, con un tono que roza lo adulto pero que nunca deja de lado el corazón. La combinación de mensaje, animación y música la hace una obra que ha resistido bien el paso del tiempo.
Pulgarcita: fantasía y música con el sello Bluth
Pulgarcita (1994) es la adaptación del famoso cuento de Hans Christian Andersen. En esta versión, Bluth toma la pequeña historia de una chica diminuta y la convierte en una odisea mágica con números musicales, criaturas fantásticas y una protagonista encantadora.
Aunque no fue un gran éxito en taquilla, Pulgarcita es una película visualmente encantadora, que muestra una vez más la pasión de Bluth por los cuentos clásicos, pero dándoles una sensibilidad propia. La animación es colorida, los personajes carismáticos y la historia toca temas como el amor, la identidad y la valentía.
Hubi, el pingüino: una joya poco conocida
Otra película que merece más reconocimiento es Hubi, el pingüino (1995), cuyo título original es The Pebble and the Penguin. Esta encantadora historia sigue a Hubi, un pingüino tímido que quiere declararse a su amada con un guijarro perfecto, como manda la tradición de su especie. Sin embargo, acaba enfrentándose a una serie de obstáculos que lo llevan a descubrir su propio valor.
Aunque sufrió recortes y cambios impuestos por el estudio durante su producción, sigue siendo una película con encanto, con un estilo visual dulce y una historia que, aunque sencilla, guarda el espíritu de las películas de Bluth: corazón, emoción y una lección detrás de cada escena.
Anastasia: el gran éxito comercial
En 1997, Don Bluth lanzó Anastasia, posiblemente su película más famosa y su mayor éxito comercial. Inspirada en la leyenda de la gran duquesa rusa, supuestamente superviviente de la masacre de su familia, la película cuenta la historia de una joven huérfana que podría ser la heredera perdida de los Romanov.
Anastasia destaca por su animación impecable, sus personajes entrañables y su potente banda sonora, con canciones como Una vez en diciembre. Fue la película que lo posicionó como un competidor serio frente a Disney, y aún hoy muchos creen erróneamente que fue hecha por ese estudio, lo cual habla del nivel de calidad que alcanzó.
Bartok el Magnífico: el spin-off del murciélago encantador
Un año después, en 1999, Bluth dirigió Bartok el Magnífico, una película derivada de Anastasia, centrada en el simpático murciélago albino que en la anterior historia funcionaba como alivio cómico. En esta nueva aventura, Bartok pasa de bufón a héroe cuando debe rescatar al joven zar Ivan de una bruja del bosque.
Aunque se trata de una producción más modesta y dirigida directamente al mercado doméstico, Bartok el Magnífico mantiene el encanto visual de los trabajos de Bluth y ofrece una historia ligera y divertida, pensada para los más pequeños. Con canciones originales y un toque de cuento folclórico ruso, fue una manera simpática de cerrar el ciclo de sus grandes producciones animadas de los noventa.
Bluth y los videojuegos: una visión innovadora
Don Bluth también se atrevió a explorar el mundo de los videojuegos, dejando su huella con títulos como Dragon’s Lair (1983) y Space Ace (1984). Estos juegos eran revolucionarios para su tiempo, combinando el estilo de animación tradicional con una mecánica de juego interactiva que ponía al jugador en el centro de una aventura animada.
Ambos videojuegos tuvieron un gran impacto en su época, sobre todo en los salones recreativos, y sirvieron como una prueba de que la animación de calidad podía tener cabida más allá del cine.
Un legado que sigue vivo
La obra de Don Bluth es mucho más que una colección de películas bonitas. Es una declaración de principios: que la animación puede emocionar, enseñar y quedarse grabada para siempre en la memoria. En una época en que la animación estaba perdiendo brillo, Bluth la defendió con uñas y dientes, y creó historias que hoy siguen siendo revisitadas y valoradas por nuevas generaciones.
Sus películas no temen mostrar el dolor, el sacrificio ni la pérdida, pero siempre lo hacen con ternura, con una enseñanza final y con una fe profunda en la bondad y la superación.
Don Bluth no solo fue un animador brillante. Fue un contador de historias que creyó que la animación no debía tratar a los niños como tontos, ni evitar los temas difíciles. Y gracias a esa visión, hoy tenemos un catálogo de películas que no solo entretienen, sino que también conmueven y nos hacen pensar.


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