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El emocionante arte del matte painting en Star Wars

Cuando pensamos en Star Wars, lo primero que viene a la mente son galaxias lejanas, planetas imposibles y ciudades futuristas flotando en el espacio. Todo eso, décadas antes de que existiera el CGI como lo conocemos hoy. Entonces, ¿Cómo lograron crear mundos tan vastos y creíbles en 1977? La respuesta está en una técnica tan artística como ingeniosa: el matte painting.

¿Qué es el matte painting?

Para quienes no están familiarizados con el término, el matte painting (o “pintura mate”) es una técnica utilizada en cine para crear escenarios que, por presupuesto, logística o directamente por su imposibilidad física, no se pueden construir ni grabar en la vida real.

En sus orígenes, el matte painting consistía en pintar a mano —generalmente sobre vidrio o cartón— escenas completas o partes de un entorno que luego se combinaban con imágenes reales rodadas por los actores. Esto permitía a los cineastas «ampliar» sus mundos sin necesidad de construir decorados completos.

La técnica, que se remonta a los inicios del cine, alcanzó un nuevo nivel con la llegada de películas como Star Wars, donde fue esencial para crear su inconfundible universo visual.

El papel del matte painting en Star Wars

Cuando George Lucas soñó con contar una ópera espacial épica, sabía que no había tecnología (ni presupuesto) suficiente para construir todos los mundos que imaginaba. En ese contexto, el matte painting se convirtió en una herramienta clave para lograr la ambiciosa estética de la saga.

Uno de los nombres más importantes en esta etapa fue Ralph McQuarrie, artista conceptual que dio vida a muchos de los paisajes y tecnologías del universo Star Wars. Aunque su trabajo comenzó como bocetos conceptuales, varios de sus diseños fueron transformados en matte paintings utilizados directamente en la trilogía original.

Un ejemplo clásico está en El Imperio Contraataca (1980), durante la batalla en el planeta helado Hoth. El hangar de los rebeldes, repleto de naves y actividad, en realidad era solo una pequeña parte construida físicamente. Todo lo demás —la vastedad del espacio, la profundidad del hangar, la arquitectura alienígena— fue pintado por artistas visuales y mezclado con precisión para que se viera como parte del escenario real.

Lo mismo ocurre con la Ciudad de las Nubes en Bespin, donde se encuentra Lando Calrissian. El entorno aéreo, flotando entre nubes rojizas al atardecer, era completamente pintado a mano. La técnica no solo ahorraba millones en producción, sino que aportaba un aire onírico, casi pictórico, que ayudaba a definir el estilo visual de la saga.

Otro ejemplo fascinante es el trono del Emperador Palpatine en la segunda Estrella de la Muerte, que aparece en El Retorno del Jedi (1983). La gigantesca sala del trono, sus vistas al espacio exterior y el contraste entre arquitectura imperial y el vacío del cosmos fueron logrados en gran parte con matte painting, generando una sensación de escala y poder que el set físico por sí solo no podía transmitir.

Un arte entre bastidores

Algo que muchos fans quizás no saben es que, en la época de la trilogía original, los matte paintings no se digitalizaban ni animaban. Cada pintura debía alinearse perfectamente con la cámara. Si la perspectiva no era perfecta, si la luz no coincidía, la ilusión se rompía. Esto exigía un nivel de precisión y maestría artística altísimo.

El matte painting es, en esencia, pintura clásica mezclada con cinematografía. Los artistas, más cercanos a pintores tradicionales que a técnicos de efectos especiales, debían tener una comprensión profunda de perspectiva, composición, iluminación y color. Todo esto sin computadoras.

Más que una técnica, una forma de soñar

Con el paso del tiempo y la evolución tecnológica, el matte painting migró hacia lo digital. En las precuelas de Star Wars —a partir de La Amenaza Fantasma (1999)—, los artistas comenzaron a trabajar con herramientas digitales como Photoshop y software 3D, pero el principio seguía siendo el mismo: pintar mundos imposibles, ya no con pinceles, sino con tabletas gráficas.

Curiosamente, aunque ahora se puede generar casi cualquier cosa en 3D, muchos estudios aún recurren al matte painting digital, especialmente para escenas estáticas o fondos complejos, porque resulta más eficiente y mantiene esa estética pictórica que aporta una calidad especial a la imagen.

Star Wars dejó un legado visual tan fuerte que aún hoy, artistas digitales en Lucasfilm y otras compañías se inspiran en los primeros matte paintings de los años 70 y 80.

Rulernakano

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Amante de los juegos de Rol en general, crecí con un mando en la mano y desde entonces nunca lo he soltado.

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