Assassin’s Creed es una de las sagas más importantes de Ubisoft. La tenemos más presente que nunca, ya que en cuestión de unos meses vamos a tener una nueva entrega de la saga, ambientada nada menos que en el Japón Feudal, pudiendo encarnar tanto al samurái Yasuke como a la Shinobi Naoe. La razón de ser de esta entrada es que Assassin’s Creed es una de las sagas de mi vida. Me encantaría explicar los motivos por los cuales pienso que la saga de los asesinos seguirá vendiendo como la que más, además del porqué de su popularidad entre todo tipo de jugadores, pese a contar con una de las bases de hate más grandes de la industria.
Primeras iteraciones de Assassin’s Creed
La clave de los primeros juegos de la saga, hasta el culmen de la trilogía de Ezio, es lo novedoso de su propuesta. Su narrativa fue impresionante, creando un universo cargado de misticismo que te dejaba la boca abierta con cada final, deseoso de que saliera el siguiente juego para ver la continuación de la historia de Desmond en el presente, además de Ezio y Altair. Su jugabilidad presentaba un combate muy sencillo y con espectaculares animaciones de remate. También contaba con un diseño de mundo abierto que incluía esas míticas atalayas que desbloqueaban secciones del mapa, además, por supuesto, de unas recreaciones arquitectónicas y sociales nunca vistas en un videojuego.
Assassin’s Creed y su fantástica recreación histórica
Recuerdo escalar por las calles de Damasco, Florencia o Roma y quedarme hipnotizado viendo el Palacio de la Señoría, Santa María del Fiore, el Panteón o el Coliseo. Me preguntaba, una y otra vez, cómo era posible que hubiesen hecho una recreación tan fantástica de estas ciudades. Por si esto fuese poco, la inclusión de personajes históricos hacía más única la trama de cada juego. Aunque, eso sí, todos sabemos que la saga nunca ha presumido de ser estrictamente fidedigna históricamente, ni falta que le hace al tratarse de ficción. Era apasionante ver a Leonardo Da Vinci creando su máquina voladora o los primeros esbozos de su Gioconda, a los Borgia con sus confabulaciones familiares por el poder o al propio Ricardo Corazón de León en su cruzada personal.
Las épocas fueron brillantemente seleccionadas. Las Cruzadas aportan un contexto bélico profundamente estudiado que, sumado al misticismo del Próximo Oriente y lo exótico de su mapeado, lo convirtieron en un juego muy especial. Por otro lado, el Renacimiento se caracterizó por ser una de las épocas socioculturales más importantes, cargada de humanismo y deseos por el hombre y la figura del artista. Lo que está claro es que nombres célebres nos encontramos a patadas en la trilogía: Da Vinci, Maquiavelo, Copérnico, Lorenzo el Magnífico o la mismísima Caterina Sforza.
Una saga asentada
Dicha base le sirvió a Ubisoft para expandir sus fronteras y comenzar a desarrollar la dinámica que se mantiene hasta prácticamente la actualidad. Se abandonó el dar continuidad a personajes y prácticamente cada juego es auto conclusivo. Esto a excepción de algunas tramas del presente, aunque para desgracia de los fanáticos, Ubisoft sabe que no le interesa a demasiada gente y en cada juego se extirpa cada vez más.
Assassin’s Creed 3 fue el punto más alto de la saga hasta ese entonces. Contando con las mejores ventas de la franquicia hasta la llegada de Valhalla, el juego más vendido de la saga de asesinos. Tras esto, vivimos una sucesión de videojuegos que evidentemente mostraban signos de cansancio. No fue hasta Unity y Syndicate cuando la saga obtuvo su merecido descanso hasta la llegada de Origins.
Un pequeño tropiezo
La situación fue crítica, ya que sacar videojuegos anuales de una franquicia que conseguía innovar en poco más que en su ambientación fue muy duro para sus consumidores. Esto se trasladó a Ubisoft, quien paró la maquinaria. Desde entonces la filosofía de la saga se mantiene en que los videojuegos saldrán al mercado cuando estén listos. Un hecho que le ha valido a la marca para tener los mejores números comerciales de su historia. Origins, Odyssey y Valhalla apostaron por los mundos masivos de contenido y el RPG. Y, cuando parecía que la fórmula empezaba a agotarse, lanzaron inteligentemente Mirage. Resultó una experiencia reconciliadora con el fan más clásico que busca una experiencia más corta, intensa y concreta. Ahora, cuatro años después, volvemos con Shadows, el regreso al RPG desde Valhalla. Y, si me preguntan, no me parecen nada mal; francamente, me apetece mucho.
El futuro es verdaderamente prometedor para la saga. Si siguen esta línea, darán en el clavo, pues podremos vivir historias de asesinos desde puntos de vista jugables diversos. RPGs masivos, juegos de mundo abierto de corte clásico con historias mucho más cortas… Además de lo que yo creo que será el Project HEXE, un videojuego de la saga más parecido a Uncharted y, por ende, más lineal, intenso y recogido.
Ubisoft tiene tiene su gallina de los huevos de oro, debe cuidarla y sabe cuidarla. Un gran porcentaje de los jugadores acuden a ella por su aproximación sencilla al combate, su accesibilidad y lo épico de su propuesta en cuanto a ambientación y contexto histórico. Assassin’s Creed es una de las franquicias más importantes para el medio y me encantaría que en un futuro siguiese funcionando al igual que hoy. Aún quedan muchos conflictos entre Asesinos y Templarios que esperan ser descubiertos. Recuerden: «Nada es verdad, todo está permitido».
