Ubisoft tuvo un rápido éxito con Assassin’s Creed, así que las secuelas no se hicieron esperar. Tuvimos algún que otro spin off con Altair de protagonista (como el mismo Bloodlines de PSP o el Altair’s Chronicles de DS); por supuesto, estos simplemente expandían la historia de Altair, ¿pero qué pasaba con nuestro otro protagonista? ¿Qué pasaba con Desmond? Pues pronto salió la secuela, que continuaba su historia. Y dándonos un nuevo protagonista, y un nuevo periodo histórico con el que jugar con multitud de gente notable a la que conocer. Así que hoy, en Jugando con la historia, jugaremos con la historia de Ezio y con algunas de las personas del Renacimiento en Assassin’s Creed 2.
El nacimiento de un nuevo Asesino
Y es que la historia comienza literalmente con el nacimiento de nuestro nuevo protagonista, sirviéndonos sus primeros movimientos como tutorial. Por supuesto, el tiempo pasa rápidamente durante los primeros años en los que vemos la vida inicial de Ezio en la Italia del Renacimiento. Pero la tragedia golpea pronto (relativamente hablando): su padre y sus dos hermanos son asesinados. Ese mismo día, Ezio descubre que su padre era parte de la orden de los Asesinos, así que pronto decide unirse a ellos y buscar a los responsables del asesinato de su familia.
Como es de esperar en la franquicia, Ezio por el camino interactuará con algunas personas relevantes del periodo. Aquí hablaremos de algunas de ellas.
Un maquiavélico aliado
El primer personaje del que hablaremos es Niccolò Machiaveli, que puede que os suene. No solo fue el escritor del libro «El Príncipe«, sino que como podéis haber deducido, la misma expresión de ser «Maquiavélico» proviene de él. En el juego es el maestro de los Asesinos en Italia, hasta que acaba pasándole el mando al propio Ezio. Aunque es más cínico y desconfiado que Ezio, aprende a apreciar más el idealismo y forma de pensar de este. Al mismo tiempo, Ezio entiende el valor de alguien capaz de discutirle las ideas y ofrecer otro punto de vista. En cuanto al Machiaveli real, «El Príncipe» no fue su única obra. Escribió otros textos, como «El Arte de la Guerra» (sí, tiene el mismo nombre que el libro de Sun Tzu) o «Discursos sobre la primera década de Tito Livio«.
Pese a la fama que tiene, Niccolò no era tan… maquiavélico como se le conoce, irónicamente haciendo que su retrato en Assassin’s Creed 2 sea más cercano a su yo real de lo que la gente piensa, al menos en cuanto a personalidad. Por ejemplo, la famosa expresión por la que se le conoce «Más vale ser temido que amado«, en realidad está incompleta. La expresión original (que pertenece al libro de «El Príncipe») es «Es mucho más seguro ser temido que ser amado si no puedes ser ambos«.
Por supuesto, también están los que opinan que «El Príncipe» es simplemente una parodia un tanto sutil. Se dice eso porque en el libro contradice algunos de los puntos que él mismo da en otras de sus obras, así como el hecho de que esta está dedicada a Lorenzo di Piero poco después de que este le torturara y lo exiliara bajo sospecha de traición. En cualquier caso, el juego insinúa que Machiavelli escribirá «El Príncipe» inspirado por las acciones y el liderazgo del propio Ezio.
El arte en el asesinato
Si hay una persona notable en la época del Renacimiento, es nada más y nada menos que el propio Leonardo di Ser Piero da Vinci. Y como es de esperar, Ubisoft no iba a perder la oportunidad de incluirlo en su propio juego. Así que, para sorpresa de nadie, el pintor de la «Mona Lisa» hace acto de presencia. Ayudará a Ezio traduciendo los códices de los Asesinos y haciendo invenciones basadas en estos, y terminará convirtiéndose en su mejor amigo y confidente.
Al igual que el de la vida real, el Leonardo de los Assassin’s Creed es un hombre inteligente y abierto a multitud de disciplinas, tanto artísticas como científicas, y en el juego él nos ayudará con sus invenciones e ingenio. Eso sí, nunca se unirá oficialmente a los Asesinos, pues considera más interesante su búsqueda de conocimiento y del arte en general que el ir saltando y matando gente por ahí. Aun asi, sus gadgets acabarán siendo tremendamente útiles para Ezio. Cabe destacar que algunos de estos están basados en proyectos que él tuvo (aunque no llego a fabricar) en la vida real, como el propio paracaídas.
Leonardo se dedicó a muchísimas cosas, aunque por lo que es más conocido es quizás por la pintura. Obras como la ya mencionada «Mona Lisa» (también conocida como «La Gioconda») o La Ultima Cena son quizá las más conocidas. En cualquier caso, Leonardo fue quizá uno de los hombres que mayormente definió el renacimiento.
El ascenso de los templarios italianos
Por supuesto, y como sabemos de la saga, no hay Asesinos sin Templarios. Como es de esperar, los Templarios están detrás del asesinato de la familia de Ezio. Y el mayor representante de estos (en Italia) durante el tiempo de Ezio no es nada más ni nada menos que Rodrigo Borgia, una figura ya llena de polémica en la vida real.
Y es que el que acabó convirtiéndose en el papa Alejandro VI era conocido por su inmensa corrupción y ambición. Haciéndose Cardenal Diácono gracias a su relación con el Papa Calixto III, rápidamente pasó a desempeñar distintos cargos de gran valor hasta que al final fue elegido como Papa el año 1492.
En ese puesto, se mezcló en multitud de intrigas políticas y conspiraciones con la idea de asentar su poder; poca cosa había que no fuera capaz de hacer en pos de aumentar su estatus. Irónicamente, fue también un hábil administrador y diplomático, logró incluso traer un poco de orden a la misma Roma. Aunque no le faltaron detractores, también gozó de cierta popularidad gracias a mejorar la calidad de vida del romano medio.
Aparte del propio Rodrigo, Cesare Borgia (uno de sus numerosos hijos y su favorito) fue el que se vio más beneficiado de todo esto. Sin embargo, todo el poder de la familia se basaba en su puesto como Papa, así que cuando este murió, la casa Borgia en general empezó rápidamente a perder poder.
Irónicamente en la franquicia también acaba muriendo, pero no a manos de Ezio. Y tampoco en el segundo juego, pero no daré demasiados detalles para no destripar nada.
