Llegó octubre, un mes cargado de lanzamientos, colaboraciones, eventos y, sobre todo, terror. Terror como género, ambientación o incluso como expresión artística. El videojuego está cargado de personalidad. Cada uno se manifiesta en base a unos principios jugables que desean ser identificados como uno de los principales géneros del medio. En este caso, y aprovechando la temática del horror caracterizada por el mes de octubre —y, por ende, Halloween—, vamos a enfundarnos en nuestros trajes más terroríficos y, paso a paso, vamos a desgranar las claves de este apasionante género que tanta fuerza tiene en el medio. Esto es Halloween en Punto de Respawn.

¿Qué hace al género de terror tan especial?
¿Por qué nos gustan tanto los juegos de miedo? Si nos atenemos a una respuesta científica, sabemos que ver contenido aterrador libera adrenalina y cortisol. No obstante, no todo el mundo comprende que este proceso genera una reacción similar a la que se experimenta ante la mera posibilidad de lucha o huida, preparando de esta forma el cuerpo ante una amenaza inminente. Incluso el típico dicho de tener «la piel de gallina» por estar asustado tiene una explicación cerebral. Este se comporta de una forma u otra, dando lugar a reacciones mucho más extremas o incluso más livianas.
Al final, este tipo de situaciones nos generan un alivio que nos deja descansar tras una situación de peligro. Cabe destacar que puede llegar a ser una sensación muy adictiva. Es de esta forma que los videojuegos se hacen muy fuertes. Generando estas dosis adrenalínicas que terminan derivando en alivio, y eso nos encanta.
Los acercamientos a los videojuegos de terror están marcados por la curiosidad. Los videojuegos nos hacen vivir situaciones y escenarios terroríficos. Puede que no sea así directamente, pero sí a través de nuestro personaje o del posicionamiento de la cámara. Esto da lugar a sensaciones muy realistas que se contraponen con la seguridad que sabemos que tenemos, porque estamos sentados frente al televisor y con el mando a nuestras manos. Además, sumergirnos en juegos de terror genera cierto afán a reducir el miedo. Tomémoslo como una especie de campo de entrenamiento. A mí de pequeño me daba pavor entrar a cualquier Resident Evil. Ahora no solo es una de mis sagas favoritas, sino que me parece que en cuanto a terror puro son bastante delicados.
En general, existe un gran porcentaje de jugadores que juegan simplemente para evadirse de los problemas cotidianos del día a día. Eso esta genial y, si lo enfocamos al tema de hoy, puede incluso impulsar el disfrute del miedo. Cuando nos centramos en huir de una horda de zombis o en escondernos de un psicópata en Outlast, los problemas del día desparecen. Se generan instintos primarios de supervivencia. Ello se traduce en que después de desenvolvernos en escenarios tan decadentes y llenos de imprevisibilidad somos capaces de tomar mejor las riendas del día a día.
Pasándolo de miedo
Una cosa que me encanta de los videojuegos de terror es la capacidad que tienen de generar vínculos y hacernos disfrutar en pareja o en grupo. Cada Halloween, mi grupo de amigos y yo buscamos un juego que poder disfrutar la noche del 31 de octubre. Las dinámicas que se generan son envidiables y divertidísimas. No pasamos miedo, más bien nos divertimos, pero lo curioso es que este tipo de dinámicas solo surgen con juegos de terror. Uniéndonos ante lo desconocido y apoyándonos en la resolución de puzles y en el enfrentamiento de los seres que nos persigan en dicho momento.
Históricamente, el ser humano siempre ha estado enfrentado a algo: animales salvajes, enfermedades, guerras, terror a la no salvación eclesiástica o incluso la vil falta de dinero. Siendo el mundo tan aterrador, nos sumergimos en experiencias tan contraproducentes como las de los survival horror; pero tiene un sentido, ya que vivir situaciones de riesgo contribuye a generar respuestas defensivas ante situaciones de amenaza. El videojuego se comporta como una simulación de este tipo de escenarios, y es mediante la desorientación, la administración de recursos y la lucha por la supervivencia que nos hace desarrollarnos e incluso disfrutar un poco de dicha agonía.

Los videojuegos de terror son lugares donde ramas de la psicología, la sociología o incluso la supervivencia exploran el comportamiento humano. Los videojuegos de terror ofrecen un reto por sí mismos, pero si tuviese que quedarme con algo ventajoso que tienen, es la capacidad de generar vínculos sociales muy beneficiosos. El terror es fascinante, capaz de generar algunas de las mejores narrativas de todo el medio al hacernos particípes de las mismas.
Deseoso de probar ese Silent Hill 2 y adentrarme en sus oscuras calles, de explorar el espacio y sus horrores con Alien Isolation o Dead Space, de volver con el padre del género y poder probar ese remake de Alone in the Dark que tan pendiente tengo. Jugad mucho y disfrutad de este maravilloso género, y si es acompañados, mucho mejor (ya me lo agradeceréis). De paso, os dejó el análisis de Pneumata, uno de los últimos videojuegos del género y que ofrece una sólida experiencia que recuerda a grandes clásicos del terror.