The Cub es un juego de plataformas de corte clásico que combina la nostalgia de los títulos retro de SEGA con una presentación moderna y cuidada. A través de una jugabilidad ágil y precisa, el juego ofrece una experiencia con una marcada carga narrativa, donde cada nivel cuenta más que una simple historia de supervivencia: es una ventana a un mundo devastado pero lleno de belleza.
Fecha de salida: 8 de mayo de 2025
Desarrolladora: Demagog Studio
Distribuidora: Untold Tales (Digital) y Meridiem (Físico)
Plataformas disponibles: PC, Nintendo Switch, PlayStation 4, PlayStation 5
Textos: Español
Voces: Inglés
Plataforma analizada: Nintendo Switch
Historia: Una Tierra cada vez más inhóspita
Ambientada en un mundo postapocalíptico marcado por la guerra, la desigualdad y el colapso ecológico. En este futuro sombrío, las élites abandonaron el planeta rumbo a Marte, dejando atrás a la mayoría de la población para enfrentar su destino en una Tierra cada vez más inhóspita.
Entre los pocos que sobrevivieron se encuentra un niño que, con el tiempo, ha desarrollado inmunidad a las condiciones extremas del planeta. Décadas después, los exiliados marcianos regresan en una misión para evaluar si la Tierra puede volver a ser habitable. Al descubrir la existencia del niño, comienzan una caza implacable a través de los restos de una civilización caída.
Lo que sigue es una persecución intensa en un entorno lleno de ruinas, naturaleza desatada y los fantasmas de un mundo que alguna vez fue. The Cub combina acción, exploración y narrativa ambiental para construir una historia poderosa sobre abandono, resiliencia y el choque entre los privilegiados y los olvidados.

Jugabilidad: Una experiencia narrativa
Jugar a The Cub es como volver a esos juegos de plataformas clásicos que muchos recordamos, pero con un aire moderno y muy cuidado. Aquí manejas a un niño salvaje que tiene que ir avanzando por un mundo en ruinas, saltando, trepando, esquivando trampas y huyendo de peligros. No hay combates ni armas ni nada complicado: se trata más bien de moverte bien, tener reflejos y saber cuándo actuar.
Exploración amena
El juego mezcla momentos más tranquilos, donde puedes explorar y tomarte tu tiempo, con otros en los que tienes que reaccionar rápido porque algo te persigue o el suelo se viene abajo. Y ahí es donde entra lo divertido: saltar en el momento justo, agarrarte a una pared, esquivar un obstáculo… es sencillo, pero tiene su punto de tensión.
Además, mientras juegas, el propio niño te va contando la historia. No hay largas explicaciones ni textos pesados: vas descubriendo lo que pasó simplemente prestando atención a lo que ves y a lo que oyes, lo que hace que te metas mucho más en la experiencia.
Hay caminos alternativos, pequeñas áreas escondidas y detalles visuales que te invitan a explorar. Aunque no es un metroidvania (no vuelves atrás ni desbloqueas nuevas habilidades), sí que te recompensa por observar y buscar rincones ocultos, ya sea con coleccionables o con detalles de la historia ambiental.

El peligro del entorno
Algo de lo que te das cuenta enseguida jugando a The Cub es que el entorno no te lo pone nada fácil. No es solo ir avanzando y ya está; el propio mundo está lleno de trampas y peligros que, si te descuidas, te matan al momento.
Hay suelos que se rompen bajo tus pies, plataformas que se caen, pinchos escondidos, saltos que tienes que calcular al milímetro… Y lo mejor (o lo peor, según lo mires) es que no tienes margen de error. Aquí no hay barra de vida ni corazones: si fallas, mueres. Así de simple. Por suerte, los puntos de control están bastante bien repartidos, así que aunque te maten varias veces (que te va a pasar, seguro), no tienes que repetir tramos muy largos.
Además, no es solo el escenario lo que te amenaza. También hay enemigos, como drones o animales salvajes, que te persiguen, y no puedes enfrentarte a ellos. Aquí la única opción es huir, esconderte o moverte rápido para que no te atrapen. Eso le mete al juego un punto de tensión que está muy bien, porque te hace sentir vulnerable, exactamente como un niño pequeño intentando sobrevivir en un mundo roto.


Apartado técnico
Algo que seguro que te preguntarás antes de jugar The Cub es: ¿corre bien? Y la respuesta corta es «sí, bastante bien». No es un juego que exija demasiado a nivel técnico, no hay nada que rompa la experiencia ni que impida disfrutarlo.
Apartado gráfico y artístico
Lo primero que salta a la vista cuando juegas The Cub es lo bonito que es. No bonito en el sentido técnico de gráficos hiperrealistas, sino bonito porque tiene alma. Todo está dibujado a mano, y se nota. Los escenarios están llenos de detalles que cuentan su propia historia: ciudades derrumbadas, selvas que se han tragado lo que alguna vez fue civilización, paisajes que te hacen sentir que el mundo ya no pertenece a los humanos. Hay un aire melancólico en cada rincón, como si el juego te invitara a detenerte un momento y simplemente mirar.
Los personajes, especialmente el niño protagonista, tienen un diseño sencillo pero muy expresivo. No necesitas diálogos para entender lo que siente o lo que pasa a su alrededor. Cada gesto, cada movimiento, transmite personalidad. Incluso los enemigos o los animales salvajes tienen ese toque estilizado que los hace encajar perfectamente con el mundo que han creado, sin romper la magia del conjunto.
Las animaciones son suaves, bien cuidadas. Saltar, correr, trepar… todo fluye de manera natural. No es uno de esos juegos donde notas cortes bruscos entre un movimiento y otro; aquí todo parece pensado para que te sumerjas sin que nada te saque del momento.
En cuanto a los efectos visuales, no esperes fuegos artificiales. The Cub es más sutil: juega con la luz, las sombras, el polvo flotando en el aire, los reflejos en el agua… son detalles pequeños, pero que suman mucho a la atmósfera. Hay momentos en que simplemente te detienes a observar porque el juego consigue que lo que ves te impacte, aunque no sea un espectáculo explosivo.
Apartado sonoro
La música tiene ese aire nostálgico, melancólico, que te hace sentir que estás recorriendo un planeta que ya no es nuestro, que fue dejado atrás. Pero lo más original es la “Radio Nostalgia”, una especie de emisora ficticia que suena durante el juego. Te pone temas musicales muy bien elegidos y, entre medias, te mete mensajes, reflexiones y pedacitos de historia del mundo. Es como si un narrador invisible te estuviera hablando al oído, haciéndote compañía mientras avanzas. Eso, para mí, es uno de los grandes aciertos del juego: crea una conexión emocional muy fuerte sin que te des cuenta.
Los efectos de sonido también están súper cuidados. No son estruendosos ni exagerados, pero están ahí, sumando: el crujido de una pared que está a punto de caerse, el ruido de tus pasos al correr por superficies distintas, el viento, los animales, los drones… Todo aporta para que te sientas realmente dentro de ese mundo medio salvaje, medio roto. Y en los momentos de tensión, como cuando te persiguen o estás escapando de algo, el sonido se vuelve más intenso y hace que se te acelere el pulso.
Edición física de The Cub
Meridiem ha sido la encargada del diseño y producción de la edición física de The Cub, que llegará a tiendas bajo el nombre The Cub – Back to Earth Edition. Esta edición especial para Nintendo Switch incluirá una funda exclusiva, la banda sonora digital del juego y un libro de arte que amplía el universo visual del título.
The Cub – Back to Earth Edition estará disponible a partir del 8 de mayo de 2025, ofreciendo a los fans una forma cuidada y coleccionable de adentrarse en esta aventura postapocalíptica.



Conclusión
The Cub es un juego que destaca principalmente por su belleza visual y su ambientación sonora muy bien construida. Si te atraen las experiencias cortas de plataformas con un fuerte componente artístico y narrativo, este título tiene mucho que ofrecerte en sus aproximadas 3 horas de duración.
Lo mejor
- El juego usa gráficos dibujados a mano que evocan la nostalgia de los clásicos de plataformas de los años 90
- A lo largo del juego te acompaña una emisora ficticia, “Radio Nostalgia”, que no solo pone música, sino que aporta contexto al mundo del juego, ayudando a construir una atmósfera única
- La narrativa se apoya mucho en el entorno y los objetos que encuentras
- El protagonista, un niño criado en un mundo salvaje, genera empatía desde el primer momento, ofreciendo un punto de vista inocente frente a un entorno hostil
Lo peor
- Algunos tramos exigen ensayo y error, haciendo que el jugador repita secciones por obstáculos inesperados, lo que puede resultar frustrante
Nuestra valoración de The Cub
