Bienvenidos a la primera parte de mi sección: Gamers primigenios. En ella, hablaremos de diferentes personalidades que, dadas sus circunstancias y su influencia, pueden ser consideradas sin miedo a equivocarnos como cimientos de la industria tal y como la conocemos. Para comenzar, hablaremos de la historia del ex-CEO de CD Projekt: Marcin Iwinski.
Historia de Iwinski y CD Projekt
El contexto social de Iwinski es quizá el factor más determinante para entender el porqué de su presencia en el mundo de los videojuegos. Nació en 1974, en la entonces llamada República Popular de Polonia.
Por aquella época, tras la Segunda Guerra Mundial, Polonia seguía bajo el «Telón de acero», sumido en un régimen comunista. Por aquel entonces, los videojuegos eran un lujo casi inalcanzable para los polacos. No obstante, debido al trabajo de los padres de Iwinski, que le permitían viajar al extranjero, ya de pequeño pudo apreciar la vida occidental. Gracias a la ZX Spectrum que su padre le trajo de Alemania, podía copiar juegos en cassete. Después, pasó a la Commodore Amiga.
Se llegó incluso a retransmitir por radio para que los interesados pudieran copiar en sus ordenadores los videojuegos, emitiendo un sonido que podían grabar para luego reproducirlo por su cuenta y que el juego funcionase.
El rey de la piratería
Un tiempo después, gracias al sistema de intercambio de cintas y mediante una revista de videojuegos, Iwinski se puso en contacto con un hombre de Grecia para intercambiar videojuegos por correo. Con este intercambio, pudo traer al país títulos que nadie más tenía, como Target Renegade. Tener esta exclusividad le trajo éxito en el nicho, haciendo que la gente acudiera a él para piratear videojuegos. Este sistema de copia de software, si bien fuera de Polonia atentaba contra los Derechos de Autor, dentro del país ni siquiera existía una ley que impidiera tales prácticas. El mercado legal era muy reducido a comparación del ilegal. De esta forma, Iwinski fue trayendo los videojuegos a su país.
La historia de CD Projekt inicia
Al entrar en una carrera de física, Iwinski conoció a su socio Michal Kicinski, que vendía juegos de Atari. Gracias a esto y a la llegada del CD-ROM, en 1994 ambos fundaron CD Projekt, comenzando así la historia de la empresa tal y como la conocemos. Por aquella época, ellos dos solo se dedicaban a la distribución. Fue entonces cuando llegó Baldur’s Gate. El juego venía con 5 discos, lo cual impedía mucho más la piratería que Iwinski y Kicinski habían dejado e, irónicamente, les hacía competencia en la época.
Para este juego, decidieron lanzar la casa por la ventana, invirtiendo unos 30.000 euros de ahora en licencias y actores para doblar el juego al polaco. Las apuestas les salieron bien, pues la distribución de esta edición especial, aunque más cara que los juegos comunes, ofrecía algo especial, por lo que la gente estaba dispuesta a pagar.
The Witcher, el primer juego de la compañía
Con el despegue de la empresa y dinero recaudado de la exitosa distribución de Baldur’s, los dos socios se decidieron a financiar su propio juego. Para ello, crearon CD Projekt RED. Tras esto, negociaron los derechos de la franquicia Wiedzmin, o «The Witcher» (para mí siempre será El brujer: Gerardo de Revilla y su caballo maravilla). Iwinski no se creía que hubieran conseguido esos derechos, pues el autor Andrzej Sapkowski era considerado el Tolkien polaco. Tras una reunión con el autor, cerraron un acuerdo.
Lo que al principio sería un desarrollo de unas 15 personas acabó siendo uno de más de 100 empleados, con un coste de unos 15 millones de euros de ahora. El equipo se conformó con aficionados que CD Projekt contrataba, debido a que el nivel de los programadores en Polonia no era especialmente alto. Pusieron a cargo a un desarrollador llamado Sebastian Zielinski, gran desarrollador polaco, y abrieron sede en Lodz, Varsovia. La primera demo de The Witcher no gustó, haciendo que Zielinski abandonara el proyecto e Iwinski se pusiera a cargo. Al acabar el juego, hicieron un acuerdo con Atari para la distribución global. De ahí, el éxito es algo ya histórico. Sin embargo, la historia de la empresa no acaba ahí.
La polémica de Cyberpunk 2077
En el E3 de 2013, se mostró un teaser de lo que prometía ser un juego revolucionario para la industria: Cyberpunk 2077. La promesa de un mundo abierto que rompería todos los límites habidos y por haber hizo salivar a fanáticos de todo el mundo. No obstante, el infernal desarrollo del juego y la presión de los inversores provocaron numerosos retrasos, llegándose a volver meme, hasta que el 10 de diciembre de 2020 finalmente se lanzó el juego.
El desempeño en consolas era irrisorio, cosa que trataron de ocultar a la prensa. Estaba lleno de bugs, fallos, recortes en todas las áreas que habían prometido y mucho más. El título llegó incluso a ser retirado de las stores digitales. Tras múltiples demandas, parches, arreglos y disculpas, la situación ha parecido salvarse un poco a día de hoy, tras casi 3 años de su lanzamiento oficial.
La retirada de su puesto como CEO
En octubre de 2022, tras salvar ese barco casi hundido que parecía ser la empresa (gracias esencialmente al anime de Netflix, «Cyberpunk Edgerunners», y al anuncio de nuevos títulos de The Witcher), anunció que dejaba su puesto como codirector de la empresa y pasaba a la Junta Supervisora, dejando a un lado su función ejecutiva.
Envuelto en caos y gloria desde sus inicios, Iwinski demostró ser uno de los mejores en la industria del videojuego desde sus inicios, y el legado que ha dejado para ella quedará para siempre marcado en nuestro corazoncitos.