Historia

ROTTK 8: Jugando con la historia de los Turbantes Amarillos

Hoy volvemos con una vieja conocida de esta sección: toca hablar otra vez de Koei Tecmo, que, como ya sabemos, tienen muchos juegos históricos. Y es que este año llega un remake del juego del que vamos a hablar, por lo que me parecía un buen momento para darlo a conocer. Hoy, en Jugando con la historia, hablaremos de «Romance of the Three Kingdoms 8» y la Rebelión de los Turbantes Amarillos que lo empezó todo.

El Romance de los tres reinos

Hay que matizar algo primero, y es que la inspiración principal de la saga «Romance of The Three Kingdoms» (que a partir de ahora abreviaremos como ROTK) es más bien la de la novela histórica del mismo nombre escrita por Luo Guanzhong en 1522. La novela (y, por tanto, los juegos) cuentan los eventos que ocurrieron en China entre los años 184 y 280. Es un importante matiz, pues algunas de las desviaciones del juego son originarias de la novela.

En cuanto al juego en sí, es un título de estrategia por turnos bastante complejo. En él, jugaremos como un personaje (ya sea uno existente o creado por nosotros) y gozaremos de bastante libertad sobre lo que hacer: desde empezar ya a manos de un reino a empezar como un simple vagabundo sin señor, tenemos multitud de formas de jugar. Y podremos ir ascendiendo o cayendo según como lo hagamos y lo que haga la IA. Por último, podemos establecer amistades y rivalidades por el camino, o incluso casarnos.

Nuestro personaje goza de 4 estadísticas base (Guerra, Diplomacia, Carisma y Liderazgo), así como distintas habilidades que nos dan acceso a distintas acciones, tanto dentro como fuera de las batallas. Por último, también podemos conseguir tesoros que nos dan distintas bonificaciones, o que podemos regalar a otros personajes para mejorar nuestra relación con ellos.

Si pertenecemos a alguna fuerza, cada 3 turnos habrá un concilio, donde nos darán o podremos dar las órdenes a seguir hasta el siguiente concilio. Incluso aunque no seamos los líderes, podemos hacer propuestas a nuestro señor.

Como 100 años de historia es mucho de lo que hablar, nos enfocaremos en el principio de todo, con la Rebelión de los Turbantes Amarillos.

El largo legado de los Han

La Dinastía Han fue no solo la segunda dinastía China, sino también uno de los imperios más grandes de la historia clásica. Fue fundada en el 206 a.C. por Liu Bang después de obtener la victoria en su rebelión contra la dinastía Qin. Se renombró a sí mismo como Emperador Gaozu y buscó reparar el daño causado por las políticas de la anterior dinastía. Impuso leyes más benignas, y en general mostró una mayor preocupación por el aldeano corriente (ya que él lo fue antes de iniciar la rebelión). Consiguió multitud de avances, tanto en agricultura como artesanía e incluso el comercio. En general, estableció un buen legado, convirtiendo la dinastía Han en uno de los periodos más ricos de China.

Ilustracion de Liu Bang, de autor desconocido.

El Reinado de la dinastía Han duró nada más y nada menos que unos 400 años. Tuvieron una breve interrupción en el 9 d.C., donde la dinastía Xin pasó a gobernar, pero esta duró más bien poco (unos 16 años apenas) y enseguida los Han recuperaron el control. Los Han también mantuvieron a raya distintas invasiones exteriores, pero su peligro principal no estaba fuera del país, sino dentro.

El tiempo pasa para todos, y la dinastía Han no era inmune a ello. A partir del 130 d.C., la corrupción empezó a adueñarse del imperio poco a poco, hasta el punto de que, durante el reinado del Emperador Ling, eran los Eunucos (hombres castrados que servían a altos cargos del reino) los que, junto a diversos generales, tenían el poder real de China. Los eunucos lograron librarse de los rivales que tenían en la corte y no titubearon en abusar de su poder. Mientras, tanto la hambruna como los impuestos crecían. El emperador tampoco mostraba ningún interés en gobernar, e incluso impuso la práctica de vender puestos del gobierno a cambio de oro que acrecentó el problema.

Ilustración de mujeres vestidas con los tradicionales Hanfu. Ilustración sacada de la tumba de Dahuting.

La rebelión de los Turbantes Amarillos

Los ánimos se caldeaban entre la gente común, y un fuego se estaba avivando a las espaldas de los Eunucos. Hartos de los altos impuestos, la hambruna y usando una plaga que golpeó china el 162 d.C. como señal de que hasta los mismos dioses se oponían al reinado Han, una sociedad secreta empezó a ganar seguidores. Esta sociedad se conocía como los «Turbantes Amarillos«, y eran liderados por Zhang Jiao.

Estos eran conocidos por llevar el color amarillo para simbolizar la «Tierra», que, según la filosofía de los elementos Chinos, se impone al «Fuego», que representaba el rojo de los Han. Eran un grupo compuesto de campesinos en general. Aun así, tenían gente en la corte como Ma Yuanyi, que fueron esenciales para coordinar a los distintos grupos que componían a los Turbantes Amarillos.

Tanto la teoría de los elementos como el Tianming (Mandato del Cielo) fueron elementos muy importantes en la formación de los Turbantes Amarillos.
Zhang Jiao (también conocido como Zhang Jue) fue un brujo y curandero Taoista, lo que le hacía muy popular entre los aldeanos. Ilustración hecha durante la dinastía Qing.

Sin embargo, un día Ma Yuanyi fue traicionado por Tang Zhou (que también formaba parte de los Turbantes Amarillos). La corte empezó a masacrar a los seguidores de los Turbantes Amarillos por la capital y alrededores. Viéndose entre la espada y la pared, en 184 d.C. los Turbantes empezaron la rebelión a destiempo. El propio Zhang Jiao se nombró «Tiangong Jiangjun» (General celestial) y nombró a su hermano Zhang Bao «Digong Jiangjun» (General terrestre) y a Zhang Liang «Rengong Jiangjun» (General humano).

Medidas contra la rebelión

En respuesta, pusieron al regente He Jin al cargo de repeler la rebelión, pero su falta de experiencia en cuestiones militares enseguida se hizo patente y apenas pudo frenarlos. La desesperación creció hasta tal punto que empezaron a liberar oficiales encarcelados para volver a servir a la dinastía. Y aun así no era suficiente, por lo que empezaron a pedir la ayuda de distintos jefes militares y oficiales de toda China. A este llamamiento respondió bastante gente, incluyendo algunos que se volverán muy importantes para la historia de China, como Cao Cao, Yuan Shao o Liu Bei.

Ilustración de los turbantes amarillos con Zhang Jiao a la cabeza. Hecha por Mark Beerdom

Aunque el movimiento inicial de los Turbantes Amarillos fue extremadamente eficaz, la falta de coordinación y unidad de los distintos grupos acabaron haciéndolos vulnerables. Era fácil aislarlos y las fuerzas de la resistencia empezaron a reclutar voluntarios entre los aldeanos, impidiendo así que estos se unieran a los Turbantes Amarillos. Así, pronto cambiaron las tornas.

Últimos compases de la rebelión

Zhang Jiao murió de una enfermedad, y su hermano Zhang Liang tomó el mando, aunque este murió también defendiendo Guangzong. El último de los tres líderes, Zhang Bao, murió en combate no mucho después. La perdida de sus tres líderes no significó el fin inmediato de la rebelión, pero sí de esta como amenaza de la dinastía Han. Si bien la rebelión terminó fracasando, no fue sino el precursor de uno de los periodos más violentos de china; las nubes grises antes de la tempestad.

A veces nos desafiarán a duelos 1 contra 1, tanto amistosos como otros más serios.

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Jose Antonio

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