Como es de esperar en esta sección, volvemos a la segunda guerra mundial. Pero esta vez iremos de la mano de una desarrolladora española, y de la que es quizá una de las sagas de estrategia más míticas del videojuego retro, e inspiradora de otros tantos juegos. Así que hoy, en Jugando con la Historia y de la mano de Pyro Studios (aunque ahora conocidos como Pyro Mobile) jugaremos con la historia de Commandos y de la unidad británica que los inspiró.
Introducción previa
El estilo de juego de Commandos es bastante sencillo de describir: Tenemos un mapa con vista cenital, y debemos completar un objetivo en un mapa. La diferencia es que en lugar de usar muchas unidades, tendremos a un pequeño grupo de elite o comandos con habilidades muy diferenciadas a nuestro servicio. Como siempre, contaremos con una desventaja numérica y ofensiva, por lo que tendremos que saber explotar las habilidades de nuestros comandos al máximo para completar nuestra misión.
Con esta premisa aparentemente sencilla, los miembros de Pyro Studios lograron crear uno de los mayores éxitos de la industria española, con el primer juego —Commandos – Behind Enemy Lines—llegando al millón de unidades vendidas. A este le siguieron una expansión (que se podía jugar de forma independiente) y distintas secuelas.
El último, Strike Force, fue un spin off que cambió la estrategia en tiempo real por una jugabilidad en primera persona, cambio que no gusto en general, aunque con el tiempo se ganase su pequeño grupo de fans. Es también el único de la franquicia que no está disponible actualmente en Steam.
Aunque el último «nuevo» fue el Strike Force, hace poco sacaron unas versiones remasterizadas del 2 y el 3 disponibles en este enlace, y está anunciado uno nuevo (llamado Commandos Origins) que está planeado para este año.
La inspiración del juego
Y es que aunque la idea de mandar un número reducido de personas a completar misiones en zonas ampliamente vigiladas puede sonar a algo fantasioso, es algo que se ha practicado a menudo a lo largo de la historia. Incluso en esta misma sección, hemos discutido casos como los Hassassins o los SOE.
El líder del grupo de comandos del juego, Jack O’Hara, es lo que se conoce coloquialmente como un «Boina Verde». Siendo el más «grande» y fuerte del grupo, está orientado al combate cercano, así como el transporte de cuerpos y objetos. El mote de «Boina Verde» ha sido usado para describir a distintos grupos de fuerzas especiales, como los «Special Forces» Americanos, pero Jack en concreto pertenece a los Comandos Británicos. Y por el nombre del juego, podemos deducir que la premisa del juego igual está basada en ellos.
La formación de los Comandos
Era 1940 y el ejército británico no estaba pasando precisamente por su mejor momento. Se habían visto forzados a evacuar Drunkirk y, aunque la evacuación fue un éxito, la moral y los ánimos de los británicos estaban bajos. Tampoco ayudaba que los alemanes los tuviesen en el punto de mira. Un golpe, por pequeño que fuera, en el frente entre Biarritz hasta Narvik podría no solo obligar a los alemanes a abandonar sus planes de invasión y a reforzar sus defensas, sino que también podría ayudar a elevar la baja moral británica.
Con eso en mente, el 6 de junio Winston Churchill propuso la creación de un cuerpo de elite que «pudiese desarrollar un reino de terror en esas costas». Tanto el nombre de «Comando» como el concepto de la unidad fue propuesto por Dudley Clarke en referencia a las unidades de guerrilla que se opusieron a Napoleón en la guerra de Sudáfrica.
La primera misión
Rápidamente, crearon la sección MO9 dentro de la Oficina de Guerra y ascendieron a Clarke a Coronel, con las condiciones de que se diera prisa en la creación de estos Comandos y de que ninguna unidad podía desviarse de su función principal, pues los Alemanes aún los tenían en el punto de mira.
Clarke tuvo bastante apoyo en la creación de los comandos. Cuando pidió ayuda a los almirantes, el subjefe del Estado Mayor de la Armada en especial se ofreció a ello, contento de ver que el ejército británico no iba a quedarse de brazos cruzados, y le prometió que recibiría todo lo que necesitara de la Armada.
La noche del 24 de Junio, los Comandos hicieron su primera misión. Fue una incursión al área entre Boulogne y Le Touquet que resultó un éxito. Irónicamente, el único herido en esa operación fue el propio Clark, que fue a observar la incursión cuando una bala alemana perdida le dio en la oreja.
La operación Claymore
Tras ese éxito, los Comandos empezaron a realizar distintos asaltos, cada vez de mayor envergadura. La primera de estas fue la Operación Claymore. Era el 4 de marzo de 1941, y el objetivo era sabotear un complejo industrial en las islas Lofoten.
Lograron el objetivo con nota, no solo destruyendo tanques de petróleo y barcos alemanes; capturaron también cientos de alemanes y liberaron más de 300 prisioneros. Sin embargo, su mayor éxito en la operación fue hacerse con un par de ruedas de la máquina Enigma, lo que dio un gran empujón a la inteligencia aliada y permitió (temporalmente al menos) interpretar los mensajes alemanes. La única baja británica fue la de un oficial que se hirió a sí mismo por error con su pistola.
Después de esto, siguieron operando y cosechando éxitos, hasta el punto de que el propio Hitler, el 18 de Octubre de 1942, emitió una orden a sus Comandantes de Europa Occidental y del Norte de África de ejecutar a los Comandos con efecto inmediato, incluso si estos se rendían.
El legado de los comandos
Pese a esa orden, nada impidió que los Comandos siguieran operando, participando incluso en la invasión de Normandía. En los compases finales de la guerra, 8 Comandos habían ganado la Cruz Victoria y su rango de operaciones se había extendido hasta Italia. Aun con su enorme éxito en la guerra, con la derrota del Partido Conservador en las elecciones de 1945, los Comandos perdieron sus defensores más acérrimos y sus números fueron ampliamente reducidos. Aun así, se mantuvieron como una de las unidades anfibias más importantes del ejército del Reino Unido.
