Hoy, en Narrativa del videojuego, queremos traer un artículo diferente. Un artículo que se desmarca del esquema clásico que solemos traer. Este artículo nace con iniciativa de ensayo, como cuando piensas “vale, como es la primera vez que me enfrento a esto sé que voy a morir, pero quiero probar esta mecánica”.
Buscamos cortar, deformar, y también experimentar basándonos como marco teórico un reciente y valiosísimo estudio de mercado.
No hace mucho, pudimos leer el Informe mundial de 2023 sobre los Comportamientos e Intereses de los videojugadores, elaborado por las asociaciones nacionales de los principales mercados en la industria del videojuego y que cuenta, entre otros, con AEVI (asociación española del videojuego).
Como se trata de un estudio de la población con datos globales, conviene recordarlo para que no haya malentendidos. Son resultados tras encuestar a 12.847 jugadores en todo el mundo.
Echad un vistazo a los siguientes datos:
Hablemos
Una historia que te conmueva puede ser motivo para iniciar una conversación (el elemento social por excelencia). Es aquí cuando establecemos una interconexión personal con la herramienta cognitiva de interacción.
El enriquecimiento del díalogo y feedback como elemento cultural de los videojuegos no solo aporta conversación, sino que también crea juicios de valor sobre cómo son las personas en función de sus respuestas.
Al hilo de esto, muchos aspectos de la narrativa en videojuegos han evolucionado hacía algo totalmente imparable y sin frenos.
El sentimiento de sentirse representado
Si la construcción de una historia es acertada (bajo tu criterio), el juego apaga su motor de arranque y simplemente planea, se deja llevar porque ya te ha fidelizado.
Es ahí cuando entras tu.
Queramos o no, cuando una obra está siendo interpretada por el jugador, deposita sobre nuestros hombros un mensaje social y político. Que tenga mayor o menor calado dependerá de lo bien que ejecute lo que plantea.
Personalmente, adoro el sentimiento que aflora cuando juego a títulos relacionados con el survival horror. Es puro, primario y adrenalínico. Que el pretexto sea que haya una megacorporación farmacéutica, culto satánico o un xenomorfo es secundario.
Las relaciones interpersonales y emocionales entre los jugadores y los personajes, así como entre los propios jugadores suponen el intangible definitivo: es irrebatible y de una pureza innegable.
Y llegados a este punto de la relación entre el producto y el consumidor ya no hay vuelta atrás.
Los videojuegos me han ayudado a crear recuerdos duraderos
¿Te sentiste protagonista tomando decisiones y esa experiencia hizo que perdurara en tu memoria? Las narrativas ramificadas, por ejemplo, ofrecen a los jugadores un poder de decisión tan influyente que provoca singularidades cognitivas. ¿Alguna vez has asociado una canción a un estado de ánimo? Algo así.
Es como si te estableciese un contrato que han firmado por ti en el que te crea un compromiso personal con la historia. Los jugadores se sienten responsables de las consecuencias.
Los videojuegos y la reflexión
El estudio de las relaciones sociales ha ido dando bandazos a lo largo de la historia y sus discursos, relato y narrativa también.
La razón nos hace ver las cosas que van mucho más allá de entender el videojuego como solo un arte. Los videojuegos son un producto, pero entenderlo como un medio beneficioso en el desarrollo cognitivo y la adquisición de habilidades hace que podamos cruzar ese punto de no retorno.
Esto supera a cualquiera, por eso me gustaría que os preguntarais las siguientes cuestiones:
- ¿La narrativa de un título te puede hacer ver algo que estás haciendo mal en tu vida?
- ¿Te has sentido avergonzado o representado después de una cinemática?
- ¿Han aflorado sentimientos oscuros después de ver la muerte de un personaje?
- ¿Has sentido felicidad viendo cómo dos personajes cimentan un vínculo emocional desde bien abajo?
Este estudio también arroja algo verdaderamente significativo como especie.
“Son cada vez más las investigaciones científicas que revelan que, además de ofrecer una forma de diversión y evasión, los videojuegos desempeñan un importante papel como punto de encuentro global de amigos, herramienta para la mejora de la salud mental y potenciador de la creatividad”
La creatividad
Si los videojuegos nos ayudan como especie y nuestra especie se caracteriza por la creatividad, estamos en el lugar y el momento adecuado.
La experiencia de una jugabilidad nos hace aprender de nuestros errores, que muchas veces son penalizados severamente. En ese momento nos aflora un sentimiento universal, el de la injusticia.
Asimismo, cuando conseguimos un hito en el progreso de un juego es porque nos hemos adecuado a lo que el juego propone y nos aflora el sentimiento de éxito, que a través de nuestra creatividad y aprendizaje interiorizamos como algo positivo.
Optimismo y trabajo
En definitiva, 3.100 millones de personas juegan a videojuegos en todo el mundo. La psicología del jugador avanza sin prisa, pero sin pausa, buscando nuevos huecos en la sociedad.
Es un activo de aprendizaje teórico y práctico en nuestras relaciones sociales y hace ya tiempo que ha trascendido como industria del entretenimiento.
Enarbolar la bandera del conservadurismo propone trabas que los jugadores no están dispuestos a tolerar. Hay espacio para la convivencia y el debate, pero siempre a favor de la construcción de un ecosistema mejor. Y lo mejor de todo, la narrativa es quien ha creado la LAN party para agrupar a la comunidad.
Es lo que nos caracteriza; de lo contrario solo nos quedará que se pinche la burbuja.
Empatía y amor por el medio, amigos/as.